Viral
A veces nos vemos atacados por la chifladura. Hoy muchos consideran a Iglesias respetable
Hacia 1970 hubo incidentes curiosos que quedaron oscurecidos por la resaca de mayo de 1968. Uno de ellos es que nos volvimos todos mao¨ªstas. En uno de los episodios m¨¢s grotescos de la historia europea, los mandarines franceses (Foucault, Barthes, Godard, Sartre y Malraux, por ejemplo) descubrieron el genio pol¨ªtico de Mao Tse Tung (hoy se escribe Mao Zedong, pero no es lo mismo) y cayeron rendidos de admiraci¨®n ante el siniestro tirano de la Revoluci¨®n Cultural. En vista de lo que pasaba en Par¨ªs, los pobres espa?oles nos hicimos mao¨ªstas a toda prisa, no fuera alguien a tomarnos por fachas.
Digo todos, pero uno no cay¨®. Simon Leys, sin¨®logo riguroso e intelectual intachable, escribi¨® un libro severo, Los trajes nuevos del camarada Mao, en el que demol¨ªa a los mao¨ªstas con los 45 millones de muertos s¨®lo entre 1958 y 1961 y los asesinatos ¡°culturales¡± que ¨¦l hab¨ªa vivido en directo durante sus a?os chinos. El periodista de la BBC Henri Astier asegura que Leys no pod¨ªa ni siquiera argumentar con los mao¨ªstas: ¡°Son demasiado idiotas¡±, dec¨ªa. Y en efecto, recordando nuestro propio mao¨ªsmo, ten¨ªa m¨¢s raz¨®n que un santo.
Es un misterio, pero a veces las sociedades se ven atacadas por el virus de una chifladura m¨ªstica, el cual se propaga como la peste. Nadie ha podido explicar aquella majader¨ªa del mao¨ªsmo (en ella sigue Badiou, pobrecillo) como no sea exclusivamente bajo la forma de una plaga voraz que infect¨® cerebros, c¨¢tedras, editoriales y diarios sin que nadie sepa su origen o causa.
Hoy, con un r¨¦gimen mucho m¨¢s propicio a la infecci¨®n v¨ªrica como es Internet, la peste es a¨²n m¨¢s invasiva. No hay mejor prueba que constatar la cantidad de gente que tiene a Pablo Iglesias, un evidente oportunista, por un pol¨ªtico respetable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.