15 fotosSemillas para la autonom¨ªaCuba mejora el abastecimiento y variedad de productos agrarios en sus mercados gracias a la producci¨®n y el consumo local Cuba - 02 may 2016 - 09:26CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceAntonio Ernesto, de 63 a?os, comienza la segunda mitad de su jornada de trabajo en los campos de Chafarinas, en G¨¹ira de Melena. Debido a las duras condiciones de calor en Cuba, los 'guajiros' (campesinos), trabajan desde el alba hasta el mediod¨ªa, y s¨®lo reemprenden la jornada a ¨²ltima hora de la tarde. La agricultura cubana presenta desde hace varias d¨¦cadas unos niveles de productividad muy bajos. Incrementarla es una de las prioridades que se ha marcado el gobierno de Ra¨²l Castro, que llego a calificar el prop¨®sito como un asunto ¡°de seguridad nacional¡±. G¨¹ira de Melena, en la provincia de Artemisa, colindante con La Habana, es una las principales ¨¢reas rurales por las que el gobierno de Cuba ha apostado en su plan de Agricultura Suburbana, con el que se pretende promover el cultivo de alimentos en los cinturones de las grandes ciudades. El objetivo es la seguridad alimentaria, sustituyendo las exportaciones por un consumo de lo local.Campesinos utilizan una pareja de bueyes para arar la tierra en una finca de Chafarinas (Artemisa). Reemplazar tractores y otra maquinaria pesada por tracci¨®n animal se ha vuelto una pr¨¢ctica habitual en el campo cubano. Esta medida fue introducida en la d¨¦cada de los 90, tras la ca¨ªda del campo sovi¨¦tico: la crisis econ¨®mica, unida a la escasez de combustible y los alt¨ªsimos precios hac¨ªa inviable continuar trabajando con tractores como hasta entonces. La recuperaci¨®n de los bueyes fue una medida clave para contribuir a que la agricultura cubana volviera a ser sostenible, pues completaba el ciclo de producci¨®n ecol¨®gica integral, adem¨¢s de aportar una reducci¨®n de costes considerable.Manuel Ojeda, anciano de 77 a?os, fuma un cigarrillo en la puerta de su casa, en la aldea de Chafarinas (Artemisa). La poblaci¨®n cubana atraviesa por un marcado proceso de envejecimiento. En las zonas rurales es com¨²n que muchos campesinos contin¨²en trabajando en el campo tras su jubilaci¨®n oficial. Despu¨¦s de trabajar como g¨¹ajiro para el Estado durante d¨¦cadas, Manuel trabaj¨® varios a?os en una granja de iniciativa privada. Tan solo hace dos que dej¨® de acudir al campo.Trabajadores de temporada, provenientes de Santiago de Cuba, esperan el comienzo de la jornada en una de las granjas de G¨¹ira de Melena. Muchos jornaleros llegan a las zonas rurales cercanas a La Habana desde otras provincias de Cuba, atra¨ªdos por las nuevas legislaciones que promueven la creaci¨®n de puestos de trabajo agr¨ªcola. Tras la llegada de Ra¨²l Castro a la presidencia, el Gobierno cubano se marc¨® como prioridad incrementar la productividad agraria para as¨ª poder reducir las importaciones de comida que le cuestan a Cuba cientos de millones de d¨®lares al a?o. En 2012, dentro del programa nacional de agricultura suburbana, se liberaliza la iniciativa privada en muchas granjas del pa¨ªs, en un intento de incentivar e incrementar la producci¨®n de alimentos. Ahora, la mayor¨ªa de fincas de G¨¹ira de Melena ya no son estatales, sino privadas.Ram¨®n Gonz¨¢lez, de 67 a?os, y su mujer esperan la llegada del transporte p¨²blico para volver a casa tras una jornada de trabajo en el campo. Ram¨®n trabaj¨® durante muchos a?os para el Estado como campesino, hasta su jubilaci¨®n oficial. Ahora contin¨²a trabajando, pero por iniciativa privada, en una granja que pertenece a su primo, donde se gana unos 300 pesos cubanos semanales. El programa nacional de agricultura urbana y suburbana ha ido eliminado paulatinamente gran parte de las granjas estatales, altamente ineficientes, para promover el desarrollo de peque?as fincas y cooperativas.Trabajadores provenientes de Santiago de Cuba regresan a casa despu¨¦s de una jornada de trabajo recogiendo tomates en una granja de G¨¹ira de Melena. Trabajan en una finca cuya producci¨®n es 100% ecol¨®gica. Tras la ca¨ªda de la URSS en los 90, Cuba entr¨® en una fuerte recesi¨®n econ¨®mica, los a?os del denominado 'Periodo Especial'. Esta crisis econ¨®mica afect¨® gravemente a la agricultura cubana y provoc¨® que en el pa¨ªs se suspendiera dr¨¢sticamente el uso de pesticidas y fertilizantes para abaratar los costes de producci¨®n. En el ¨¢rea de G¨¹ira de Melena los cultivos son mayoritariamente ecol¨®gicos, con una gran diversificaci¨®n de cultivos.Recogida de tomates en una finca de iniciativa privada en G¨¹ira de Melena. El tipo de cultivos en el pa¨ªs han cambiado radicalmente en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Anteriormente se practicaba una agricultura industrial, dependiente en gran medida de importaciones de petr¨®leo, pesticidas y fertilizantes. El modelo no s¨®lo no era sostenible, sino que estaba basado en la producci¨®n extensiva de ca?a de az¨²car, que se exportaba a los pa¨ªses del campo sovi¨¦tico, mientras que los alimentos de los cubanos depend¨ªan en gran medida de importaciones. Actualmente, el modelo ha dado un giro dr¨¢stico hacia la sostenibilidad y los principios de soberan¨ªa alimentaria. La producci¨®n es ecol¨®gica, sin pesticidas ni fertilizantes. Cada finca intenta diversificar al m¨¢ximo los cultivos, y una sola granja puede producir patatas, yuca, coles, lechugas, tomates, espinacas, mango, guayaba¡ destinados al consumo de la poblaci¨®n local.Recogida de yuca en una granja de Tumba Cuatro, en la provincia de Mayabeque, cercana a La Habana. Desde el 2008, el gobierno ha intensificado un programa de entrega en usufructo a peque?os productores de tierras estatales que estaban ociosas hasta el momento. Varias fincas agrarias de Mayabeque se han beneficiado de estas pol¨ªticas para obtener una mayor superficie de cultivo, lo que ha generado un claro incremento de la productividad.Gerardo Gonz¨¢lez, durante la zafra (recogida de ca?a de az¨²car) en la poblaci¨®n de Tumba Cuatro. Gerardo, antes camionero en La Habana, trabaja ahora con su cu?ado en una finca particular perteneciente a ¨¦ste. Acaban de recibir varias hect¨¢reas de tierra en desuso. Toda la producci¨®n de la finca es ecol¨®gica y se destina principalmente a los mercados de La Habana para su venta directa. La mujer de Gerardo, B¨¢rbara, trabaja como cuentapropista con un puesto en su pueblo en el que comercializa las frutas y verduras de la finca que no van a La Habana.Puesto de venta de frutas y verduras en un agro (mercado agropecuario) en el barrio de Habana Vieja. En los ¨²ltimos a?os, el Gobierno ha invertido esfuerzos en extender y potenciar la red de mercados agropecuarios en cada barrio de la ciudad. La idea es potenciar el consumo local, barrio a barrio, de alimentos producidos en los campos colindantes a la ciudad, a un precio asequible para la poblaci¨®n. A pesar de las notables mejoras en la expansi¨®n y abastecimiento de la red de mercados agropecuarios, a¨²n son muchos los retos para alcanzar la seguridad alimentaria plena en Cuba. Uno de los principales es conseguir controlar la inflaci¨®n y estabilizar los precios de mercado. Incluso cuando los alimentos ya est¨¢n en los agros, el desequilibrio entre salarios y precio final a¨²n es el principal list¨®n para el acceso a la comida de muchos cubanos. Adem¨¢s, la cartilla de racionamiento estatal sigue basada en importaciones.Puesto de frutas y verduras en uno de los varios mercados agropecuarios de la Habana. En los ¨²ltimos a?os, Cuba ha mejorado el abastecimiento y variedad de productos en los comercios. Esto es debido, en parte, a las pol¨ªticas agrarias de fomento de la producci¨®n y consumo local, seg¨²n los principios de soberan¨ªa alimentaria. Anteriormente, un problema habitual era que parte de las cosechas, importadas o provenientes de otros lugares del pa¨ªs, se echaran a perder antes de llegar al p¨²blico debido a las condiciones precarias del transporte en el pa¨ªs.El Chevy, trabajador del organop¨®nico (huerto urbano) de Cayo Hueso, en la Habana, supervisa el estado del huerto antes de acabar la jornada de trabajo. En la red de huertos urbanos de la ciudad, la producci¨®n es 100% ecol¨®gica y se fomenta la diversificaci¨®n de cosechas. En Cayo Hueso se cultivan espinacas, acelgas, lechuga, menta, pimientos¡ alimentos que tradicionalmente no han tenido mucha presencia en la dieta de los cubanos. Cada huerto urbano est¨¢ indefectiblemente unido a un peque?o mercado agropecuario, de manera que la producci¨®n se vende directamente a los vecinos del barrio.Joan AlvadoUno de los trabajadores del organop¨®nico de Alamar transporta abono en un coche tirado por un caballo. La red de huertos urbanos de La Habana surgi¨® en los 90 como soluci¨®n de urgencia a los problemas de hambruna y desabastecimiento de alimentos en el 'Periodo Especial'. El de Alamar es uno de los m¨¢s exitosos:iniciado por cinco vecinos hace 20 a?os por pura necesidad, hoy es una cooperativa que da trabajo a 175 personas, casi todas de Alamar. La cooperativa se esfuerza en mantener al 100% un ciclo integral de producci¨®n ecol¨®gica y por tanto no hay tractores ni m¨¢quinas en la finca. Toda la producci¨®n de alimentos va destinada a un agro adjunto al organop¨®nico, cuya tierra es del Estado, pero que la cooperativa ha negociado su cesi¨®n en usufructo a cambio de un 5% de las ventas. Adem¨¢s, el 50% de los beneficios revierte en la propia cooperativa, y el 45% restante se reparte entre sus miembros de manera equitativa.Un g¨¹ajiro limpia de maleza los campos en Chafarinas, una de las aldeas del ¨¢rea de G¨¹ira de Melena. Muchos de los campesinos cubanos contin¨²an trabajando despu¨¦s de su jubilaci¨®n oficial. Esta situaci¨®n se ha acentuado en los ¨²ltimos a?os en G¨¹ira de Melena debido a los incentivos que el Estado otorga a los trabajadores de fincas de iniciativa privada.Paisaje cubano, con palmeras y otra frondosa vegetaci¨®n tropical, en el cierre de una jornada de trabajo en los campos de Tumba Cuatro, en Mayabeque.