Lo que se avecina en ¡®La que se avecina¡¯
La inclusi¨®n de dos bipolares en la nueva temporada de la serie desata una protesta
La conmovedora poeta colombiana Piedad Bonnett convirti¨® el suicidio de su hijo, un joven golpeado por una terca y bruta enfermedad mental, en un libro memorable que logra no incomodar a nadie y arrojar luz sobre un tab¨² que la necesitaba. Lo que no tiene nombre(2008) no solo le sirvi¨® de terapia a ella y a numerosas v¨ªctimas que encontraron en sus letras un lugar donde reconocerse, sino que demostr¨® que la enfermedad es un territorio f¨¦rtil y necesario de creaci¨®n que puede y sabe dar la bienvenida al p¨²blico m¨¢s temeroso. Su obra fue ¨²til.
Ahora, Sara M. Parkinson relata la muerte de su hijo en una carta al director de este peri¨®dico y denuncia la frivolizaci¨®n que considera que la serie La que se avecina hace de la enfermedad. Dos nuevos personajes de la novena temporada reci¨¦n comenzada la van a padecer, seg¨²n ha relatado el nuevo fichaje Loles Le¨®n. ¡°Parece mentira que se utilice una enfermedad tan cruel como fuente de risa¡±, asegura Parkinson. ¡°?Por qu¨¦ no crean personajes graciosos con s¨ªndrome de Down o tetrapl¨¦jicos??Ser¨¢ porque personas conocidas como Stephen Hawking o Pablo Echenique han demostrado sobradamente su val¨ªa humana?¡±
No es problema obviamente la inclusi¨®n de una enfermedad en una obra, pero s¨ª es distintivo de calidad creativa hacerlo bien, y de avance democr¨¢tico de una sociedad y de un pa¨ªs el tratamiento que reciben las minusval¨ªas, las enfermedades y las situaciones minoritarias. Los cuadros negros de Goya nos hablan de personajes enfermos, enloquecidos o deprimidos con una empat¨ªa que a¨²n asusta y nos cautiva, por viajar al pasado en busca de modelos en may¨²sculas, como los fueron tambi¨¦n Munch o Van Gogh.
Si buscamos referentes actuales, en min¨²sculas pero muy dignos, encontramos la serie sueco-danesa Bron (El puente, en su versi¨®n en espa?ol), que crece en el personaje de la detective de Malmo Saga Nor¨¦n. A esta polic¨ªa, el s¨ªndrome de Asperger no solo no le resta ninguna aptitud, sino que dota de un encanto irresistible al personaje a pesar de todas las oportunidades que aprovecha para mostrar su lado m¨¢s abrupto y soez. Carrie Mathison de Homeland tambi¨¦n nos conquista.
Di Caprio en El aviador, Russell Crowe en Una mente maravillosa y antes Jack Nicholson en Alguien vol¨® sobre el nido del cuco nos regalaron interpretaciones geniales de enfermedades mentales que nadie quisi¨¦ramos vivir en carne propia. El arte ha servido y sirve para abrir puertas cercanas, accesibles, a problemas que queremos lejanos. Y as¨ª debe ser.
Re¨ªrse de uno mismo es uno de los mejores deportes que se pueden practicar en la televisi¨®n y en la vida, y hay risas salvajes como las que nos trajeron Monty Python y Little Britain. Pero importa que el gui¨®n sea inteligente, autocr¨ªtico y divertido de verdad, y no insultante. La que se avecina no ha estrenado a¨²n esos cap¨ªtulos y asegura que no se identificar¨¢ a esas personas como enfermas. Pero tal vez el problema no sea el tratamiento de los bipolares que hace, sino el tratamiento que hace de los ciudadanos en general.
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