La t¨¦cnica de perforaci¨®n manual fue aprendida por los cooperantes de GSF con los misioneros baptistas en Dallas (Texas, Estados Unidos) para luego aplicarla en Beleko. All¨ª se dieron cuenta de que por las caracter¨ªsticas del material geol¨®gico, lo aprendido en Texas no funcionaba igual de bien, as¨ª que tuvieron que adaptar tanto la t¨¦cnica como los materiales y las herramientas. En la imagen, tres empleados de GSF extraen una tuber¨ªa de polietileno de un sondeo en busca de alg¨²n fallo, pues esta bomba no da todo el caudal que deber¨ªa.Lola HierroTodos los materiales y herramientas deben poder adquirirse en Mal¨ª, y todas las reparaciones tambi¨¦n deben poder hacerse en el ¨¢mbito local, pues los ge¨®logos de GSF aspiran a que el proyecto quede en manos de los trabajadores locales. En la imagen, un empleado examina un pist¨®n de caucho que no funciona bien.Lola HierroPedro Mart¨ªnez Santos, Jose Antonio Cerv¨¢n y Frank Robador, ge¨®logos y cooperantes de GSF, extraen una tuber¨ªa de un pozo en el huerto de Fiankala, en Beleko. El proyecto de esta ONG ha sido apoyado por la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n y Desarrollo.Lola HierroBeleko, como tantos otro pueblos de Mal¨ª, carece de acceso adecuado a puntos de agua potable. Un 37% de la poblaci¨®n rural del pa¨ªs a¨²n no disfruta de agua limpia, seg¨²n datos de 2015 de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y Unicef. La aldea, muy humilde, est¨¢ constituida por casas de adobe con techumbre de paja y no hay carreteras asfaltadas, electricidad ni sistema de distribuci¨®n de aguas o de alcantarillado.Lola HierroLa mayor¨ªa de los vecinos de Beleko poseen pozos abiertos en su domicilio, que no cuestan m¨¢s de cien euros. El problema de estos es que al no estar aislados del exterior quedan contaminados por coliformes y otras bacterias que causan diarreas y otras enfermedades de transmisi¨®n h¨ªdrica. En la imagen, una mujer muestra el agua que ha extraido del pozo de su casa. Asegura que solo la usa para lavar, nunca para beber, pero hay familias que no respetan esta medida de prevenci¨®n.Lola HierroLa alternativa a los pozos abiertos son los puntos de agua potable homologados por el Gobierno, como este de Beleko, construido por una ONG. El problema es que no hay en todos los pueblos. La comuna de Djiedugu, a la que pertenece esta aldea, consta de 34 villas, y 13 de ellas a¨²n no tienen esta tecnolog¨ªa.Lola HierroEn el huerto de mujeres de Fiankala es donde GSF est¨¢ realizando su proyecto de investigaci¨®n. Han ejecutado seis sondeos y todos ellos dan agua. Los an¨¢lisis realizados confirman que es potable y de buena calidad. Los trabajadores de la Ong trabaan de lunes a viernes de ocho de la ma?ana a tres de la tarde y se turnan para tirar de la cuerda. Esta va atada a una broca que es la que percute en el suelo. Ya han logrado excavar m¨¢s de 18 metros de profundidad.Lola HierroEl jard¨ªn de Fiankala est¨¢ dividido en peque?os huertos de unos 25 metros cuadrados que son otorgados por la comunidad a las mujeres del pueblo. Ellas all¨ª pueden cultivar vegetales que luego venden en el mercado, obteniendo unos peque?os ingresos extra, y usar para dar a su familia una alimentaci¨®n m¨¢s variada. En esta zona del Sahel, la malnutrici¨®n -y especialmente la infantil- es un enemigo contra el que se lucha a diario.Lola HierroDetalle de un fragmento de laterita extra¨ªdo durante la perforaci¨®n de un sondeo. Los cooperantes de GSF encontraron que el suelo en Mal¨ª es mucho m¨¢s duro que el los misioneros baptistas hab¨ªan logrado perforar con ¨¦xito, as¨ª que tuvieron que experimentar mucho para mejorar las brocas que obtuvieron en Dallas, ya que se romp¨ªan con frecuenciaLola HierroUna de las primeras medidas fue construir un taller en el que poder trabajar para mejorar las herramientas y el material de trabajo. El jard¨ªn de la casa de Frank Robador, que reside en Beleko desde hace siete a?os, fue el lugar elegido. Una mesa, una radial y algunos aparejos m¨¢s fueron suficientes para empezar a trabajar.Lola HierroDurante un a?o, los cooperantes se han devanado los sesos para dar con una broca que les permitiera traspasar el duro suelo saheliano. En la imagen, intentos fallidos y acertados de ese proceso de ensayo y error.Lola HierroUn trabajador de GSF sujeta la 'nariz' de la excavaci¨®n que est¨¢n realizando en el huerto de Fiankala. La funci¨®n de quien est¨¢ al mando es clave: mientras otros diez hombres tiran de la cuerda para perforar, ¨¦ste se encarga de que la broca se mueva de manera totalmente vertical y controla que no haya atascos.Lola HierroEmmanuel y Donsei tiran de la cuerda en el jard¨ªn de Fiankala, en Beleko. Como ellos, un total de diez empleados m¨¢s los cooperantes de GSF trabajan a diario en el proyecto. A diario sufren incidentes que resuelven con imaginaci¨®n e inventiva. Todas las soluciones son debatidas y compartidas, y suponen un proceso constante de aprendizaje para todos ellos.Lola HierroBakoro, uno de los trabajadores m¨¢s veteranos y experto en realizar pozos abiertos, muestra el funcionamiento de un punto de agua realizado mediante la t¨¦cnica de perforaci¨®n manual de GSF. El agua sale a¨²n marr¨®n porque acaban de estrenarla y a¨²n tienen que limpiarse los conductos. Cuanta m¨¢s agua se extraiga, antes se limpiar¨¢ y saldr¨¢ clara.Lola HierroLas mujeres del jard¨ªn de Fiankala usan los pozos ya construidos para obtener agua con la que regar sus cultivos. Cuantos m¨¢s pozos haya, m¨¢s cerca les quedar¨¢ alguno de ellos menos tiempo tardar¨¢n en obtener agua y en llevar los pesados cubos.Lola Hierro