Pitas, pitas
Visto lo que hay en el mercado laboral, es l¨®gico preguntarse: ?De aqu¨ª a d¨®nde se va?
La otra noche, cuando se cerraba una ¨¦poca, un chico se acerc¨® a un grupo de chicas y les pregunt¨®: ¡°?Despu¨¦s de aqu¨ª a d¨®nde se va?¡±. Se hab¨ªan encendido las luces y se hab¨ªa puesto una m¨²sica lenta y ronca que nos agrup¨® a todos como a gallinas para ir saliendo del corral. A las gallinas mi abuelo, mientras las dirig¨ªa, les dec¨ªa: ¡°Pitas, pitas¡±; en otras aldeas, sin embargo, se dice: ¡°Churras, churras¡±. Hay un hecho diferencial tambi¨¦n en el idioma en que se les habla a las gallinas, y en el que las gallinas responden.
Con esa frase (¡°?Despu¨¦s de aqu¨ª a d¨®nde se va?¡±) hay chicos que siguen fundando familias. Se contin¨²a utilizando para empezar una conversaci¨®n que formalmente acaba cuando la chica inventa el nombre de un bar, y el chico tiene que inventar una vida. Todav¨ªa hay gente que contin¨²a preguntando eso, o si alguien tiene fuego (con el mechero marcado en el bolsillo), o y¨¦ndose al indescriptible ¡°tu cara me suena¡±. Pero en ¡°despu¨¦s de aqu¨ª a d¨®nde se va¡± permanece un rasgo aristocr¨¢tico de primer orden, aquel que aprendi¨® Pep¨ªn Calaza cuando pregunt¨® una madrugada a d¨®nde se iba despu¨¦s del N¨®s de Vigo y le respondieron que a los a?os sesenta (la ¨¦poca en la que Pep¨ªn se fing¨ªa el pen¨²ltimo mao¨ªsta de la playa de Patos, Nigr¨¢n).
La pregunta no aparece en Fam¨¦lica, una obra de teatro de Juan Mayorga, pero es f¨¢cil hac¨¦rsela. Es f¨¢cil que el espectador salga de la representaci¨®n que dirige Jorge S¨¢nchez con la misma perturbaci¨®n que el chaval de una discoteca; visto lo que hay en el mercado laboral, ?de aqu¨ª a d¨®nde se va? Fam¨¦lica ¡ªtodos los lunes de mayo y junio en Teatro del Barrio (Madrid)¡ª plantea que dentro de una gran empresa se invente el comunismo (sin referentes en las calles, ?por qu¨¦ no en los consejos de administraci¨®n?) basado en un modelo de improducci¨®n y ficciones en el que aparecen vicios conocidos, desde la nomenclatura hasta la ¡°democracia interna¡±, para terminar con el triunfo del capitalismo por ejercicio pasivo: la contemplaci¨®n de la lucha entre los que quieren cambiar el mundo.
?De aqu¨ª a d¨®nde se va? La obra, que tiene di¨¢logos de visionario y acci¨®n de v¨¦rtigo, tambien ideol¨®gico, plantea algo m¨¢s que una improbable lucha de clases iniciada desde arriba. Se recrea en conspiraciones, organizaciones clandestinas, identidades m¨²ltiples y sociedades secretas; todo aquello tan transversal, tan flexible y tan vol¨¢til que es el poder infiltrado, incluso como empleado, el que termina haciendo bueno el mandato de Gatopardo.
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