Un vasco en Madrid
Es m¨¢s que discutible que ser de izquierda y ser nacionalista sea contradictorio
No me liga nada al nacionalismo si por tal se entiende la idea de que existen naciones y a cada naci¨®n le corresponde un Estado. Soy vasco, pero puedo considerarme igualmente madrile?o. Llevo m¨¢s de media vida en esta ciudad permisiva y tolerante a pesar de sus ruidos y de otras cuestiones que no es el caso rese?ar. Mi querida mujer, de Le¨®n, falleci¨® despu¨¦s de cuarenta a?os de convivencia madrile?a, mi hijo es de esta capital igual que lo es mi nieto. Y uno tendr¨¢ la identidad de donde nace, pero se identificar¨¢ no menos con aquel lugar en el que pace. No olvido mi origen, mis vivencias tempranas ni mis amistades que me unen al Pa¨ªs Vasco, pero si me preguntan de donde soy suelo contestar que vivo en Madrid. Me encuentro, por tanto, en medio pero sin sentirme aprisionado por ninguno de los dos lados. Desde esta circunstancia me gustar¨ªa comentar brevemente la Carta desde Europa con el t¨ªtulo de Un vasco en Madrid de I?igo Dominguez publicada el 2 de mayo en este peri¨®dico. Antes de nada confieso que me ha gustado el tono personal, directo y fuera del lenguaje habitual que recorre sus palabras. Aunque eso no quita para que no est¨¦ de acuerdo con algunas de las cuestiones sustanciales que toca. Comenzar¨¦ por los acuerdos.
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Escribe que ¡°le daba igual si el Pa¨ªs Vasco era independiente¡±. A m¨ª tambi¨¦n. Como me da igual que lo sean Espa?a, Francia o Tailandia. Nada m¨¢s saludable que un mundo no troceado Y. mejor depender de un organismo internacional, de momento solo un ideal, que depender de la obsesiva defensa de las fronteras propias. Coincido tambi¨¦n en su condena del terrorismo de ETA. Y no a?ado la coletilla de que la condena alcanza a toda violencia porque, por una parte, eso se supone y, por otra, puede haber casos extremos en los que la leg¨ªtima defensa est¨¦ en su punto. Solo que, por encima de todo, ha de ser leg¨ªtima. Ser¨ªa dif¨ªcil condenar la resistencia a la Alemania nazi. Ah¨ª de acuerdo con la doctrina de Tom¨¢s de Aquino. Y respecto a las v¨ªctimas, la comprensi¨®n y el recuerdo. En otro p¨¢rrafo afirma que cuando Otegui habla en nombre del pueblo vasco, en realidad habla de algunos vascos de su pueblo. Cierto. El defecto de tomar la parte por el todo es un error muy extendido Y convendr¨ªa desmontarlo en este y en cualquiera de los otros muchos casos que conocemos. Dudo m¨¢s de lo que dice en relaci¨®n a las encuestas y que, seg¨²n las que usa, dan un 24% al independentismo vasco. Depende de quien haga las encuestas. Y benem¨¦rito soci¨®logo hay que distingue cinco actitudes, desde las que van de sentirse solo espa?ol a solo sentirse vasco, hasta los otras tres intermedias.
En cualquier caso, si tan importante es conocer los tantos por ciento, nada m¨¢s clarificador que preguntarlo directamente. A un refer¨¦ndum se le ha cogido m¨¢s horror que al vac¨ªo. En Suiza, y es un ejemplo, los hay continuamente y nadie se ha ca¨ªdo o se ha tirado por un precipicio. Y si nos aproximamos m¨¢s al tema, recientemente el Reino Unido y Canad¨¢ han posibilitado, bajo determinadas condiciones y reglas, obviamente, un refer¨¦ndum sin que nadie tampoco, que yo sepa, se haya tirado de los pelos. Pero habr¨ªa que distinguir con nitidez la autodeterminaci¨®n de la independencia. Conozco bastantes vascos que quieren que se les pregunte si desean ser independientes o no, aunque luego votar¨ªan en contra de la independencia.
A un refer¨¦ndum se le ha cogido m¨¢s horror que al vac¨ªo
Y es m¨¢s que discutible que ser de izquierda y ser nacionalista sea contradictorio. Primero, porque habr¨ªa que delimitar los confines de la izquierda. Es probable que el se?or Dominguez llame a X partido de izquierdas y yo no. O al rev¨¦s. Y en cuanto al llamado nacionalismo, del grande o del peque?o, depende lo que entendamos con el t¨¦rmino en cuesti¨®n. A los cubanos de la primera hora, la izquierda no les tom¨® por derechistas aunque gritaban lo de patria o muerte. Ni a los portorrique?os. Ni a tantos m¨¢s. Convendr¨ªa ser cuidadosos con algunos mantras. Otra cosa son los argumentos que se pongan en marcha para defender una u otra postura. Eso, adem¨¢s de la voluntad de los individuos, es lo que importa. Por cierto, son los individuos, si lo desean, los que hacen las Constituciones y no lo contrario.
Todo lo escrito, con brevedad puesto que no pod¨ªa ser de otra manera, est¨¢ hecho por una persona que es amante de la zarzuela, que le gusta el humor espa?ol y que le gusta vivir en Madrid y en paz. Lo que no le gusta es ni imponer ni que le impongan nada. Y que agradece al se?or Dom¨ªnguez no solo su claridad sino poder hablar, aunque no se coincida, de vasco a vasco.
Javier S¨¢daba es fil¨®sofo.
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