El significado de "Europa"
Mantener la connotaci¨®n labrada en el franquismo le viene bien al poder para mostrar un enemigo exterior
El fil¨®sofo franc¨¦s Emmanuel Levinas se?alaba que, cuando se pronuncia una palabra, resuenan en ella todos los contextos donde se mezcl¨® (Parole et silence. Grasset). El estadounidense Charles L. Stevenson escribi¨® a su vez que ¡°si un signo sugiere algo con persistencia, esa sugerencia se convierte en connotaci¨®n¡± (?tica y lenguaje. Paid¨®s). Cada generaci¨®n ha vivido alguno de esos procesos.
A nosotros nos ha correspondido, por ejemplo, el cambio de significado del verbo ¡°involucrar¡±. En el Diccionario de 1970 equival¨ªa a ¡°abarcar, incluir, comprender¡±. Pas¨® luego a ¡°complicar a alguien en un asunto, comprometi¨¦ndolo con ¨¦l¡± (1992). Y hoy en d¨ªa ya nos sugiere con insistencia (todav¨ªa sin el marchamo acad¨¦mico) la idea de la ilegalidad, despu¨¦s de tantos ¡°involucrados¡± en sumarios. As¨ª, al o¨ªr que alguien ¡°est¨¢ involucrado en una venta de diamantes¡± deducimos que se trata de algo turbio, aunque vender diamantes no constituya ninguna ilegalidad.
Del mismo modo, el significado geogr¨¢fico de la palabra ¡°Europa¡± (donde Espa?a se integraba sin ninguna duda) fue dejando paso durante el franquismo a una connotaci¨®n pol¨ªtica que nos hizo imaginar un cuerpo fronterizo del que no form¨¢bamos parte. Y as¨ª continu¨® durante la Transici¨®n porque aspir¨¢bamos a ¡°entrar en Europa¡±, y por tanto la segu¨ªamos considerando externa.
Por fin conseguimos la incorporaci¨®n, y sus fondos de cohesi¨®n ayudaron a nuestra prosperidad. Pero quiz¨¢s el idilio no dur¨® lo suficiente como para que arraigase una connotaci¨®n nueva, y el lenguaje pol¨ªtico de la Espa?a actual ha enlazado con la vieja idea subliminal de que Europa es la casa del vecino. Por eso o¨ªmos ¡°Europa nos proh¨ªbe¡±, ¡°Europa nos impone¡±, ¡°lo que nos dice Europa¡±¡
Ning¨²n alcalde o presidente auton¨®mico que se sienta espa?ol protestar¨ªa ante unas restricciones presupuestarias diciendo ¡°Espa?a nos proh¨ªbe¡±, ¡°Espa?a nos impone¡±, ¡°lo que nos dice Espa?a¡±¡ Porque mentalmente les resultar¨ªa extra?o salirse de esa palabra.
Sin embargo, s¨ª que nos salimos mentalmente de Europa a cada rato, aunque espa?oles sean muchos eurofuncionarios, aunque participemos de los ¨®rganos pol¨ªticos comunes, elijamos nuestra cuota de parlamentarios, reclamemos al Tribunal de Justicia, sigamos recibiendo fondos y el presidente espa?ol forme parte del Consejo Europeo.
Recuperar aquella connotaci¨®n de Europa labrada en el franquismo le viene bien ahora al poder para presentarnos un falso enemigo exterior; y contribuye a que abdiquemos, sin darnos cuenta, de nuestra responsabilidad en la gobernanza com¨²n, a que presenciemos con desd¨¦n las elecciones europeas y a que apenas nos importe qu¨¦ hacen nuestros representantes en Bruselas o Estrasburgo.
No ser¨ªa lo mismo decir ¡°Europa ha decidido¡± que ¡°en Europa hemos decidido¡± o ¡°en Europa hemos consentido¡±.
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