?Hay que regular las carreras populares?
La exigencia de certificados m¨¦dicos podr¨ªa reducir los casos de muerte s¨²bita de corredores no profesionales
Primero se llam¨® footing y ahora es el running el deporte que mueve masas en el mundo occidental. Es sencillo y barato; no requiere entrenamientos complejos ni exige pagar cuotas en un gimnasio; se puede practicar a cualquier hora, en el campo o en la ciudad. Es tambi¨¦n una actividad democr¨¢tica: no discrimina por raz¨®n de edad, sexo o condici¨®n social, y su mejor reclamo son las carreras populares, abanderadas de manera fren¨¦tica por los Ayuntamientos. En Madrid, por ejemplo, las convocatorias son infinitas: desde la minimarat¨®n solidaria de Reyes hasta el Cross del Rector de la UNED, pasando por el Trofeo Par¨ªs o la Carrera por el Camino de la Vida y la Muerte, dedicada a los ca¨ªdos por la libertad de Lituania.
La moda del running ha llevado a miles de personas a calzarse las zapatillas sin valorar suficientemente el esfuerzo que este tipo de pruebas requiere. En los ¨²ltimos meses, este deporte se ha te?ido de luto en Espa?a. En abril, dos corredores (de 45 y 57 a?os) que participaban en el marat¨®n V¨ªas Verdes de Ojos Negros, en Castell¨®n, fallecieron repentinamente. Uno de ellos cay¨® a plomo en plena prueba y el otro muri¨® poco despu¨¦s de concluir el recorrido. En mayo, el Medio Marat¨®n de Gij¨®n Villa de Jovellanos se cobr¨® la vida de otro atleta de 36 a?os. Son ejemplos de un drama que no cesa, como demuestran los datos de la Sociedad Espa?ola de Cardiolog¨ªa, que contabiliza anualmente m¨¢s de un centenar de muertes s¨²bitas a causa del deporte.
Estas terribles estad¨ªsticas han reabierto el debate sobre la necesidad de controlar el estado f¨ªsico de los participantes. Algunos expertos han propuesto que la inscripci¨®n vaya acompa?ada del correspondiente certificado m¨¦dico y que se legisle para poder prohibir que tomen la salida quienes no aporten esta documentaci¨®n. Un certificado cardiovascular, acompa?ado de un electrocardiograma y un examen de esfuerzo, pueden contribuir a reducir la cifra de muertes en las carreras populares.
Tambi¨¦n se podr¨ªan recortar si muchos deportistas no aplicaran al pie de la letra el lema de Bill Bowerman (¡°nadie recuerda el nombre del que llega segundo¡±). A este entrenador de atletismo de la Universidad de Oreg¨®n (Estados Unidos) y uno de los fundadores de la marca Nike, bien podr¨ªa colg¨¢rsele la etiqueta de ¡°padre del running¡±. A mediados del siglo pasado llev¨® a su equipo a competir contra un equipo de Nueva Zelanda, un pa¨ªs donde la gente de la ciudad corr¨ªa solo por placer, desinteresadamente, sin retos. Import¨® la idea y su ¨¦xito se extendi¨® por todo el planeta.
Presidentes de Gobierno, estrellas de la canci¨®n o l¨ªderes empresariales no ocultan su afici¨®n por correr. En su visita a Barcelona en el marco del Mobile World Congress, el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, atraves¨® a buen ritmo el trayecto entre la Sagrada Familia y el Castillo de Montju?c. Y, por supuesto, colg¨® su sesi¨®n de ejercicio en la famosa red social.
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