Adi¨®s al Toro de la Vega
Hay que celebrar que el gobierno de Castilla y Le¨®n haya decidido prohibir la muerte del animal en la fiesta taurina de Tordesillas
Tras a?os de pol¨¦mica y campa?as en contra, el Gobierno de Castilla y Le¨®n ha tomado por fin la decisi¨®n correcta en relaci¨®n al cruento espect¨¢culo del Toro de la Vega que se celebra en Tordesillas: prohibir que se mate al toro. Aunque el decreto gubernamental sigue permitiendo la fiesta, impide que el toro muera alanceado de forma salvaje. El espect¨¢culo consiste en acosar y perseguir al animal hasta campo abierto y darle muerte a lanzadas en una competici¨®n en la que los mozos exhiben su destreza y punter¨ªa a costa del sufrimiento del animal. Veinte minutos dur¨® el a?o pasado la agon¨ªa del toro que tuvo la mala suerte de ser elegido para esta fiesta.
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Esta exhibici¨®n de crueldad se hab¨ªa convertido en un s¨ªmbolo de atraso cultural que da?aba la imagen de Espa?a. Por mucho que la fiesta del toro alanceado se remontara a 1534, formaba parte del tipo de tradiciones que no merecen ser mantenidas. Ya estuvo formalmente prohibida en 1964, pero volvi¨® a celebrarse a partir de 1970. Es de esperar que esta vez el decreto ley emitido suponga el final definitivo. Tratar a un animal del modo en que se hac¨ªa en Tordesillas con el ¨²nico objetivo de proporcionar diversi¨®n no puede considerarse de ning¨²n modo un acto cultural. Una sociedad civilizada no puede convertir los instintos m¨¢s primarios, como la crueldad y el ensa?amiento, en motivo de orgullo y celebraci¨®n. Espa?a no pod¨ªa verse reflejada en un espect¨¢culo tan indigno y anacr¨®nico.
Hay que celebrar que el Gobierno de Castilla y Le¨®n haya decidido finalmente acabar, como hab¨ªa pedido este diario, con lo que era un s¨ªmbolo de una brutalidad insoportable. El decreto modifica el reglamento de espect¨¢culos taurinos populares y anula la excepci¨®n que lo amparaba, alegando, muy acertadamente, que ¡°el ordenamiento jur¨ªdico no puede ser ajeno a la realidad y a la ¨¦tica social de cada momento hist¨®rico¡±. Las organizaciones animalistas consideran el decreto un paso adelante, pero creen que se ha quedado corto. Habr¨¢ que ver c¨®mo queda finalmente la fiesta para juzgar si es o no suficiente. En todo caso, el paso dado era del todo necesario.
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