Esteladas
La ins¨®lita prohibici¨®n de una bandera en un partido de f¨²tbol habr¨ªa estado destinada a halagar al electorado de extrema derecha del PP
Las banderas no hacen da?o por contacto. No tienen filo, no producen gases t¨®xicos, no disparan balas. A largo plazo, suelen ser da?inas para quienes depositan en ellas el sentido de sus vidas, pero nada m¨¢s. El intento de prohibir las esteladas en la final de la Copa del Rey no se justificaba por razones de seguridad. Tampoco era admisible que se invocaran motivos como la cortes¨ªa hacia el Monarca o el respeto a la instituci¨®n que representa, para cercenar un derecho fundamental de los ciudadanos. Todos los personajes p¨²blicos estamos sujetos a la cr¨ªtica, con independencia de lo injusta, descarnada y hasta virulenta que ¨¦sta pueda llegar a ser. Eso, y a encajar los palos con toda la elegancia posible, es lo primero que aprendemos cuando nuestra foto aparece por primera vez en las p¨¢ginas de un peri¨®dico. Tengo la sensaci¨®n de que la delegada del Gobierno en Madrid se someti¨® a la presi¨®n de la precampa?a electoral para tomar una decisi¨®n de naturaleza muy diferente a la que declar¨®. La ins¨®lita prohibici¨®n de una bandera en un partido de f¨²tbol habr¨ªa estado destinada as¨ª a halagar al electorado de extrema derecha del PP ante unos comicios de resultado incierto. Ya s¨¦ que a cualquier lector con dos dedos de frente le parecer¨¢ una locura atizar el fuego del independentismo catal¨¢n con una medida tan torpe, tan dudosa en m¨¢s de un sentido, que un juez lleg¨® a desautorizarla a tiempo, pero no es la primera vez que ocurre. De hecho, si alg¨²n d¨ªa Catalu?a llegara a ser una naci¨®n independiente, habr¨ªa que felicitar calurosamente a Mariano Rajoy. El auge del independentismo catal¨¢n y no desde luego la creaci¨®n de empleo de calidad, habr¨¢ sido con toda seguridad el principal logro de sus a?os a la cabeza del Gobierno de Espa?a.
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