7 fotosVisita guiada por la obra de El BoscoEl cr¨ªtico de arte analiza los detalles de Las tentaciones de San Antonio , y El jard¨ªn de las delicias Francisco Calvo Serraller27 may 2016 - 00:04CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEn la parte baja, un extra?o ping¨¹ino patina sobre el hielo portando en su pico una carta, el cual ha sido interpretado como un mensajero diab¨®lico, cuya misiva alude a la simon¨ªa, pecado que define el tr¨¢fico comercial de indulgencias, pero el hecho de que lleve inscrita en su capa roja una A ha inducido a pensar que aluda a una carta de san Antonio a Balquio, un jefe hereje arriano, que parece mofarse al recibirla.Imagen segunda del panel de la izquierdaUn grupo de seres monstruosos, al menos uno de los cuales parece revestido de dignidades eclesi¨¢sticas (5), mientras sus otros dos acompa?antes no disimulan su condici¨®n diab¨®lica, probablemente simbolizan una iglesia degenerada por sus pecados de gula y lujuria.Panel central, lado derecho, parte bajaEsta es, sin duda, la obra maestra de El Bosco y la que m¨¢s debates ha generado. En cualquier caso, parece claro que se trata de un ciclo del destino de la humanidad, desde la creaci¨®n de Ad¨¢n y Eva hasta su tr¨¢gico destino mortal. Hay un consenso en reconocer que se narra la historia del mundo, haciendo ¨¦nfasis en el destino humano, subrayado en el panel izquierdo; la efem¨¦ride de la creaci¨®n del hombre y de la mujer, el pecado original y sus consecuencias, que ser¨¢n desplegadas en las dos tablas siguientes: la central, como una apoteosis del placer, y la de la derecha, sus malditas consecuencias purgantes.El jard¨ªn de las delicias. Tr¨ªptico abatible, hacia 1500. Museo del Prado.Se representan las acciones divinas que completan la anterior creaci¨®n, realizada los d¨ªas consecutivos. As¨ª, de arriba abajo, seg¨²n la cronometr¨ªa del G¨¦nesis, asistimos a los sucesivos actos de la creaci¨®n del mundo vegetal y animal, hasta completar el ciclo con la creaci¨®n de Ad¨¢n y Eva (4). En este sentido, aqu¨ª, m¨¢s que seres monstruosos, vemos una vegetaci¨®n y animales ex¨®ticos.Panel izquierdoEn este sentido, aqu¨ª, m¨¢s que seres monstruosos, vemos una vegetaci¨®n y animales ex¨®ticos. Todos ellos tienen a?adido alg¨²n elemento simb¨®lico, como, por ejemplo, un elefante, que representa la pureza y la mansedumbre, encabalgado por un mono, representaci¨®n de la lujuria.Panel izquierdoM¨¢s enjundia significativa tienen otras especies, como los reptiles y sapos que salen de una charca, asociados con el demonio y la lujuria. Hay, en fin, otros, como la jirafa, que parece estar m¨¢s all¨ª por su rareza que por otro motivo.Panel izquierdoNos hallamos bien ante los castigos del infierno, bien ante una suerte de purgaci¨®n de los placeres. Lo m¨¢s descollante es que toda la escena est¨¢ dominada por un ruido, como lo refrenda la diversidad de instrumentos musicales. En la parte central apreciamos el esqueleto de un cisne, cuya humana cabeza algunos han interpretado como un autorretrato de El Bosco. A diferencia de este panel central, aqu¨ª los j¨®venes desnudos est¨¢n sometidos a todo tipo de torturas, infligidas por negras criaturas monstruosas, que se complacen en castigar aquellas partes de la anatom¨ªa humana que fueron en su momento lugares de placer. Todo este fuego revertido concluye en la parte baja del panel en una especie de lago helado, donde se congelan todos los instintos y se apaga la vida.Panel derecho