Perdices
Marco Pannella no era revolucionario, lo que en democracia es un retroceso y no un avance, sino un agitador formidable
S¨®lo he sido miembro de dos partidos pol¨ªticos en mi vida y el primero fue el Radical de Marco Pannella. Me gustaba porque era transnacional, o sea plenamente europeo, y porque era el ¨²nico que llevaba en su programa la despenalizaci¨®n de las llamadas ¡°drogas¡±, oponi¨¦ndose a esa da?ina fantas¨ªa inquisitorial que tanto da?o ha causado a personas y pa¨ªses enteros (M¨¦xico es hoy triste ejemplo de ello). Entre los radicales conoc¨ª a gente tan estupenda como mi amiga Emma Bonnino, audaz e inteligente, con quien compart¨ª algunas iniciativas¡ y retroced¨ª ante otras. Una vez, cuando la poblaci¨®n de Sarajevo viv¨ªa acosada por los francotiradores, Emma me propuso que fu¨¦semos all¨ª el d¨ªa de Navidad para interponernos pac¨ªficamente entre el fuego de ambos bandos. Coment¨¦ prudentemente que no me parec¨ªa el mejor modo de festejar fechas tan entra?ables y ella me advirti¨®: ¡°Piensa que la alternativa es pasarlas en familia¡±¡
Marco Pannella no era revolucionario, lo que en democracia es un retroceso y no un avance, sino un agitador formidable; ten¨ªa ideas apasionadamente pr¨¢cticas pero carec¨ªa de odio social: lo contrario de lo que ahora se lleva. Algunos lo ten¨ªan por insensato pero nadie dud¨® de su honradez. Vino a Madrid a conocerme y fuimos a un restaurante cerca de casa. El due?o, cazador entusiasta, nos propuso unas perdices cobradas por ¨¦l mismo. Marco me mir¨® severo, porque acababa de impulsar un refer¨¦ndum en Italia ¡ª?otro m¨¢s de los suyos!¡ª para prohibir la caza. Yo estaba confuso, el due?o insist¨ªa. De pronto, Marco alivi¨® el ce?o y me lanz¨® su m¨¢gica sonrisa. ¡°Bueno, las perdices ya est¨¢n muertas, ?verdad? De modo que m¨¢s vale com¨¦rnoslas¡±. Y despu¨¦s, tan felices, nos comimos sin remordimiento las perdices. Ciao, Marco, contagioso campe¨®n del activismo ciudadano inconformista.
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