Los duques de Cambridge desoyen las cr¨ªticas y viajan en otro helic¨®ptero

Los brit¨¢nicos siguen manteniendo una luna de miel con Guillermo y Catalina de Cambridge cuando se ha cumplido el quinto aniversario de su boda, pero eso no significa que la popular pareja est¨¦ exenta del escrutinio de un p¨²blico que mide todos sus pasos para que no se aparten de la l¨ªnea de austeridad marcada por la reina Isabel. A los duques de Cambridge les llueven ahora las cr¨ªticas de los medios de comunicaci¨®n y de algunos pol¨ªticos por haber empleado 5.000 libras (unos 6.500 euros) del dinero de los contribuyentes brit¨¢nicos en un vuelo de 45 minutos en helic¨®ptero, desde Londres a su residencia de Sandringham. El mismo trayecto en autom¨®vil, unos 180 kil¨®metros, solo habr¨ªa costado 45 libras (unos 60 euros) en gasolina, eso s¨ª, algo m¨¢s del doble de tiempo.

Esta es la segunda pol¨¦mica en tres meses por culpa de un helic¨®ptero. La esposa de Guillermo de Inglaterra ya se gan¨® las cr¨ªticas de los medios por usar este transporte privado en un viaje de Kensington hacia Norfolk el pasado febrero, por el que pag¨® 3.800 euros mientras que desplazarse en tren le hubiera costado 70.

Un portavoz de palacio se ha aprestado a subrayar que el alquiler del aparato, un Sikorsky S-76C valorado en unos 10 millones de euros, responde a las necesidades de la familia real cuando debe desplazarse por sus compromisos oficiales. Pero en esta ocasi¨®n a los pr¨ªncipes no les aguardaba ning¨²n acto, y el ¨²nico prop¨®sito de utilizarlo fue llegar cuanto antes y de la forma m¨¢s c¨®moda a la mansi¨®n de Norfolk donde suelen tener su domicilio.

La difusi¨®n de una fotograf¨ªa por el tabloide brit¨¢nico Daily Mail, en la que se ve a la pareja en los jardines del palacio de Kensington embarcando en un helic¨®ptero apodado ¡°el verdadero express de lujo de los cielos¡±, se produce en un momento muy sensible para Guillermo de Inglaterra. Aunque el nieto de Isabel II sigue siendo jaleado en todas sus comparecencias p¨²blicas, la prensa nacional viene insinuando en los ¨²timos tiempos que el segundo en la l¨ªnea de sucesi¨®n al trono no es especialmente trabajador. Su notoria ausencia de la agenda oficial, justificada por su trabajo como piloto de ambulancias a¨¦reas en Norfolk, no convence porque esa tarea apenas le ocupa 20 horas semanales y le procura, adem¨¢s, largos periodos de descanso.

Guillermo y Catalina son dos personajes muy formales ¨Crayanos en lo aburrido si no fuera por el continuo despliegue de modelos de la duquesa- que nunca han dado pie al tipo de esc¨¢ndalos que sobresaltaron a la monarqu¨ªa brit¨¢nica desde los tiempos de las broncas entre Carlos y Diana, los padres del pr¨ªncipe. Pero a la familia modelo que forman con sus hijos Jorge y Carlota le gusta la vida de cuchara de plata mucho m¨¢s de lo que a la soberana le gustar¨ªa que exhibieran. As¨ª se vio, por ejemplo, con la remodelaci¨®n de su residencia londinense en el palacio de Kensington dos a?os atr¨¢s: el mill¨®n de libras presupuestado acabo cuatriplic¨¢ndose, a expensas, de nuevo, del erario p¨²blico.

El asunto del helic¨®ptero va en esa misma l¨ªnea, como ha denunciado el exministro liberaldem¨®rata Norman Baker: ¡°Es un indignante desperdicio del dinero p¨²blico, especialmente en unos tiempos en los que todo el mundo tienen que apretarse el cintur¨®n, mientras los miembros de la familia real gastan alegremente para pasar luego la factura a los ciudadanos¡±.