Colombia hacia la paz
La paz es mucho m¨¢s que una firma, pero podemos estar ante el principio del fin
De momento solo es el fin de las hostilidades, anunciado ayer con el m¨¢s p¨²dico nombre de alto el fuego,entre el Estado colombiano y las FARC, con la expectativa de firmar el pr¨®ximo 20 de julio el tan esperado acuerdo de paz. Hay que preguntarse, sin embargo, si estamos ante el principio del fin o solo el fin del principio.
Las conversaciones comenzaron en La Habana hace tres a?os y seis meses y lo acordado implica la dejaci¨®n de las armas por parte de los insurrectos; la reincorporaci¨®n de la guerrilla a la vida civil y pol¨ªtica en plena seguridad; y la demarcaci¨®n de unas zonas en las que se concentrar¨ªan los efectivos de las FARC, bajo supervisi¨®n internacional, notablemente de la ONU. Ayer 23 de junio podr¨ªa ser el ¨²ltimo d¨ªa de la guerra.
Pero la paz es mucho m¨¢s que una firma, es la construcci¨®n de una Colombia m¨¢s justa o simplemente, justa. Es un camino que pasa por otra negociaci¨®n de facto que comienza el mismo d¨ªa en que se selle el acuerdo, sin olvidar una tentativa anterior que acab¨® en ba?o de sangre de los que se hab¨ªan reintegrado a la normalidad. El Congreso tiene que cumplir su papel de tramitaci¨®n de las leyes, habr¨¢ veros¨ªmilmente un refrendo plebiscitario de la ciudadan¨ªa, pero todo el armaz¨®n tiene una debilidad: ning¨²n guerrillero, al menos notorio, pagar¨¢, como se dice en colombiano, pena de c¨¢rcel. Y aunque los partidos pol¨ªticos apoyan con variable entusiasmo la firma, el Centro Democr¨¢tico del expresidente ?lvaro Uribe, con indudable eco popular, hace campa?a contra lo que llama rendici¨®n del Estado ante un pu?ado de asesinos.
Y aun con la firma quedar¨ªa por zanjar la insurrecci¨®n, cierto que menor, del ELN, y el bandolerismo paramilitar. Por eso, la paz es hoy un objetivo distante pero alcanzable. Estar¨ªamos, as¨ª, ante el principio del fin.
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