La furia apocal¨ªptica del ISIS
La derrota del yihadismo terrorista y b¨¢rbaro es cuesti¨®n de tiempo, pero tambi¨¦n de voluntad pol¨ªtica. Para ello, los actores regionales e internacionales han de dejar de lado sus intereses particulares y sus estrategias cortoplacistas
Dos a?os despu¨¦s de proclamar su califato, el autodenominado Estado Isl¨¢mico (ISIS en sus siglas en ingl¨¦s) sigue siendo un gran desconocido. A pesar de los r¨ªos de tinta que se han vertido sobre sus atrocidades, poco o nada se sabe sobre su ideolog¨ªa. Si bien es cierto que la creciente presi¨®n militar de la que es objeto le ha hecho perder una parte significativa de sus dominios en Irak y Siria, tambi¨¦n lo es que todav¨ªa queda mucho camino por recorrer a la hora de combatir su narrativa.
Como otros grupos yihadistas, el ISIS comulga con la doctrina wahab¨ª que realiza una interpretaci¨®n literal de los textos sagrados isl¨¢micos, defiende un estricto monote¨ªsmo y pretende erradicar toda pr¨¢ctica considerada desviada. Hace un siglo, la dinast¨ªa saud¨ª no dud¨® en recurrir a la yihad para imponer el wahabismo a la poblaci¨®n del reino, que desde su nacimiento se ha regido por el principio de ¡°promoci¨®n de la virtud y prohibici¨®n del vicio¡±. Todos aquellos que se negaron a aceptar el wahabismo o se enfrentaron a los Saud fueron tachados de ap¨®statas, incluida la propia dinast¨ªa hachem¨ª que descend¨ªa de Mahoma y gobernaba la ciudad sagrada de La Meca.
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Los ulemas wahab¨ªes tambi¨¦n persiguieron a los chi¨ªes, a los que consideraban infieles. Este mismo argumento fue desempolvado por Abu Musab Al Zarqawi, creador de Al Qaeda en Mesopotamia y padre intelectual del ISIS, para lanzar una guerra sin cuartel contra la comunidad chi¨ª iraqu¨ª. En una misiva fechada en febrero de 2004 fij¨® la hoja de ruta a seguir: ¡°La ¨²nica soluci¨®n es golpear a los cuadros religiosos, pol¨ªticos y militares chi¨ªes una vez tras otra hasta doblegarlos: son como la serpiente al acecho, el escorpi¨®n malicioso y el veneno penetrante¡±. Tambi¨¦n consider¨® que los chi¨ªes representaban una amenaza mucho mayor que los propios ocupantes estadounidenses, ya que tarde o temprano las tropas extranjeras se ver¨ªan obligadas a abandonar el pa¨ªs, mientras que los chi¨ªes permanecer¨ªan en ¨¦l y forjar¨ªan una alianza con Ir¨¢n.
No mejor suerte corren otras corrientes m¨¢s o menos emparentadas con el chi¨ªsmo como los alau¨ªes, los ismail¨ªes o los drusos, que son tachados de ap¨®statas y, en consecuencia, merecen ser aniquilados. El ISIS suele recurrir a Ibn Taymiya para justificar sus posiciones. Dicho te¨®logo medieval consider¨® que estas minor¨ªas eran peores que los infieles y los id¨®latras y emiti¨® un fatua seg¨²n la cual ¡°sus mujeres pueden ser tomadas como esclavas y los hombres tienen que ser asesinados all¨¢ donde se les encuentre, siendo l¨ªcito requisar sus propiedades¡±. Un trato similar se reserva a los yazid¨ªes ¡ªa los que por desconocimiento se acusa de adorar al diablo¡ª, contra quienes el ISIS ha emprendido un aut¨¦ntico genocidio que contempla la eliminaci¨®n f¨ªsica de los hombres y la esclavizaci¨®n de las mujeres. A las comunidades cristianas, cada vez m¨¢s hostigadas en Irak y Siria, se les permite elegir entre la conversi¨®n al islam o el pago de un impuesto de capitaci¨®n (el mismo que fue abolido por los sultanes otomanos a mediados del siglo XIX por las presiones de las potencias europeas).
El ISIS persigue a las minor¨ªas confesionales y a todo el que se opone a su proyecto mesi¨¢nico
El ISIS no solo persigue a las minor¨ªas confesionales, sino tambi¨¦n a todo aquel que se opone a su proyecto mesi¨¢nico. Abu Muhammad Al Adnani, portavoz del grupo, advirti¨®: ¡°Si combates al ISIS, te conviertes en ap¨®stata¡±. De hecho, no ha dudado en declarar como tales a la mayor parte de las fuerzas rebeldes que luchan contra el r¨¦gimen de Bachar el Asad, incluidas aquellas de tendencia islamista. Tambi¨¦n quienes defienden los valores democr¨¢ticos o comulgan con el nacionalismo, el socialismo o el liberalismo son considerados herejes y se convierten en un objetivo leg¨ªtimo, puesto que no son leales al islam ni tampoco aceptan la preeminencia de la shar¨ªa en los asuntos pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos.
La yihad es el principal pilar del ISIS, que la considera una obligaci¨®n para todos los musulmanes. Esta yihad no solo es defensiva, sino sobre todo ofensiva. Adem¨¢s de contra los occidentales, debe dirigirse contra los musulmanes reacios a aceptar el credo wahab¨ª. Se considera que aquellos musulmanes que no respetan esta rigorista y puritana interpretaci¨®n de la shar¨ªa viven en la ignorancia y, por tanto, deben ser sometidos por medio de la violencia para que vuelvan al redil.
El ISIS combate tanto al enemigo interior como al exterior. El primero lo representan los gobernantes que no aplican la shar¨ªa, que son tachados de tiranos y deben ser derrocados. Abu Umar Al Bagdadi, otrora l¨ªder del Estado Isl¨¢mico de Irak, se?al¨®: ¡°Los gobernantes de los territorios isl¨¢micos son traidores, infieles, pecadores, mentirosos y criminales¡± y ¡°la lucha contra ellos es m¨¢s importante que la lucha contra los cruzados ocupantes¡±. El segundo enemigo son los occidentales, a los que el propio Abu Umar tach¨® de ¡°infieles a los que se debe atacar en su propio territorio¡±. Los yihadistas advierten de que ning¨²n pa¨ªs isl¨¢mico deber¨ªa establecer alianzas con, o depender de, los pa¨ªses occidentales y si lo hacen se convierten inmediatamente en infieles contra los que debe emprenderse la yihad.
La batalla final, seg¨²n ciertas profec¨ªas ap¨®crifas, tendr¨¢ lugar en la localidad siria de Dabiq
Pero quiz¨¢s uno de los elementos m¨¢s desconocidos del ISIS es su visi¨®n apocal¨ªptica del mundo, ya que interpreta que est¨¢ librando un combate crucial entre musulmanes e infieles que preceder¨¢ el fin de los tiempos. Esta batalla, seg¨²n ciertas profec¨ªas ap¨®crifas, tendr¨¢ lugar en la localidad siria de Dabiq, precisamente el nombre que recibe la revista del grupo, y se desarrollar¨¢ tras el restablecimiento del califato, algo que Abu Bakr Al Bagdadi hizo hace ahora dos a?os. Tras este episodio se librar¨¢ una devastadora guerra que terminar¨¢ con la llegada del Mes¨ªas. Al Adnani ha arengado a las tropas yihadistas para que ¡°estuviesen preparadas para la batalla final contra los cruzados¡± en el curso de la cual ¡°conquistaremos Roma, destruiremos sus cruces y esclavizaremos a sus mujeres con el permiso de Dios¡±.
Como era de imaginar, esta ret¨®rica apocal¨ªptica no ha conseguido movilizar a gran escala a las comunidades musulmanas, que se han desmarcado de manera clara del grupo terrorista y han denunciado su barbarie. Incluso el lema del ISIS ¡ªPermanecer y expandirse¡ª est¨¢ cada vez m¨¢s en entredicho, puesto que en los ¨²ltimos meses ha perdido una tercera parte de sus territorios. Todo parece indicar que la derrota del ISIS es una mera cuesti¨®n de tiempo, pero tambi¨¦n de voluntad pol¨ªtica. Hasta el momento, las divisiones entre los actores regionales e internacionales con intereses en la regi¨®n han impedido que se le d¨¦ el golpe de gracia. Una vez que dejen de lado sus intereses particulares y sus estrategias cortoplacistas, el mencionado califato podr¨ªa desmoronarse como un castillo de arena.
Ignacio ?lvarez-Ossorio es profesor de Estudios ?rabes en la Universidad de Alicante y coordinador de Oriente Medio y Magreb en la Fundaci¨®n Alternativas.
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