Iguales y desiguales en Serbia, Nigeria y Bangladesh
El informe sobre el estado de la infancia de Unicef de 2016 revela las profundas inequidades que sufren ni?os en todo el mundo
David Murati, de seis a?os, su padre Durmis Murati, de 25, y su madre Ermina Dervisaj, de 23, en su casa en el suburbio de Kotez en Belgrado, Serbia, el 13 de marzo de 2016. La familia es de origen roman¨ª y su casa no tiene agua corriente, ni electricidad. Ermina dio a luz hace un mes a una ni?a prematura que todav¨ªa est¨¢ en la unidad de cuidados intensivos del ¨¢rea neonatal en un hospital local porque sufri¨® asfixia. Este es el segundo embarazo de Ermina con complicaciones: en el anterior experiment¨® un sangrado fuerte durante el s¨¦ptimo mes y perdi¨® el beb¨¦. Con este, dice que tom¨® pastillas para mantenerlo, pero volvi¨® a sufrir la misma complicaci¨®n por eso fue trasladada un hospital. Ella no fue capaz de tomar su medicina con regularidad ya que no siempre pod¨ªa permitirse el lujo de comprarla.UnicefLa familia Markovic juega en la cama en su casa en Bac, en Serbia, el 15 de marzo de 2016. La madre, Djurdjica, de 21 a?os, est¨¢ embarazada de cuatro meses. La familia se ve afectada por una serie de factores, incluyendo discapacidades intelectuales leves en ambos de los padres y la sospecha de trastornos del desarrollo psicomotor de uno de sus hijos, Marko. Los Markovic llamaron la atenci¨®n de los servicios sociales cuando un m¨¦dico se dio cuenta de que el peso de Marko era inferior al normal para su edad. La ni¨¢, Nina, tambi¨¦n estaba descuidada: no la hab¨ªan ba?ado en una semana cuando el m¨¦dico la vio. El m¨¦dico inform¨® de un caso de negligencia y los servicios sociales advirtieron a la familia que si no mejoraba la situaci¨®n, los ni?os ser¨ªan retirados de la casa. Estos conectaron a la familia con Nikica, un agente de atenci¨®n familiar, para proporcionar asesoramiento sobre buenas habilidades de crianza y para ayudar a la familia. Gracias a ello los Markovic comprenden ahora mejor la higiene, incluyendo el ba?o, el acceso a las prestaciones, la matr¨ªcula preescolar, el tratamiento m¨¦dico y las buenas habilidades de crianza.UnicefAna, de dos a?os y medio, en el Centro Zvecanksa en Belgrado, Serbia, el 18 de marzo de 2016. Ana naci¨® prematuramente y lleg¨® al centro cuando ten¨ªa dos meses de edad directamente desde el hospital. Su madre, que fue criada entre familias de acogida institucionales, no volvi¨® al hospital despu¨¦s del nacimiento para recogerla de la sala de maternidad y dio su consentimiento para la adopci¨®n. En el centro , algunos ni?os tienen contacto con sus padres, que los visitan cuando pueden, pero Ana nunca ha recibido la visita de su madre. El centro ofrece vivienda a tiempo completo, apoyo y educaci¨®n para alrededor de 180 ni?os en este lugar, incluyendo a 130 con discapacidad .UnicefOluwabukunmi Falayi, de cuatro a?os, escribe en su escritorio en su casa en el distrito Dakwo de Abuja, Nigeria, el 20 de marzo de 2016. Su madre , Remi Falayi, de 34 a?os y de familia de la clase media nigeriana, acaba de regresar a trabajar en un banco despu¨¦s de tres meses de baja remunerada por maternidad. Ella insiste en que aliment¨® s¨®lo con leche materna a Oluwatomini cuando era beb¨¦, y ahora ha ajustado su horario para acomodar el amamantamiento de su hija reci¨¦n nacida en el trabajo. "No es f¨¢cil", reconoce Remi, pero vale la pena hacerlo".UnicefAishatu Muhammad, enfermera de 53 a?os, ha diagnosticado v¨®mitos y fiebre a la paciente Hadiza Monsour, de 33 a?os y embarazada de su s¨¦ptimo hijo, en un centro de atenci¨®n primaria de salud en Maiduguri, Nigeria, el 23 de marzo de 2016. El centro de salud, que es apoyado por el UNICEF, la Uni¨®n Europea y la USAID , proporciona atenci¨®n m¨¦dica general gratuita para las personas de la zona. Tanto el personal de la cl¨ªnica como los activistas de la salud comunitaria van casa por casa a lo largo de los vecindarios locales para identificar a las mujeres embarazadas y proporcionar instrucci¨®n b¨¢sica sobre el cuidado y la higiene, as¨ª como tratar de convencerlas para que acudan a la cl¨ªnica para realizarse m¨¢s ex¨¢menes m¨¦dicos.UnicefKaltum Mallamgrema, de 40 a?os y desplazada de Damboa hace dos a?os durante los combates entre las tropas gubernamentales y Boko Haram, en Maiduguri, Nigeria, el 23 de marzo de 2016. La se?ora Mallamgrema perdi¨® su octavo hijo (una ni?a) durante el embarazo. Ella no recibi¨® atenci¨®n prenatal ni la asistencia de una partera capacitada en ninguno de sus embarazos y ha tenido tres abortos involuntarios entre sus siete hijos. Dice que no puede permitirse el cuidado de la salud por lo que no se molesta en ir a la cl¨ªnica, pero advierte que la pr¨®xima vez que quede embarazada, utilizar¨¢ los servicios del centro de salud local de atenci¨®n primaria de Maiduguri.UnicefMuhammad Modu, de 15 a?os y desplazado interno de Malori, excava en el vertedero de un recinto cerrado junto a la carretera principal que atraviesa Maiduguri, Nigeria, para buscar art¨ªculos que puedan ser revendidos, el 24 de marzo de 2016. Muhammad tamiza a trav¨¦s de la humeante basura bajo un sol aplastante. Despu¨¦s de dos o tres d¨ªas de este minucioso trabajo, Muhammad re¨²ne material suficiente para vender por unos 75 centavos de d¨®lar.UnicefShampa quiere ser banquera cuando crezca. Est¨¢ estudiando comercio en la escuela y se le da bien lpero le preocupa no ser capaz de realizar su sue?o. Hace menos de un a?o, su padre, jornalero y principal sost¨¦n de la familia, tuvo un accidente que volvi¨® su mundo al rev¨¦s. Mientras que la familia a¨²n estaba conmocionada por la cat¨¢strofe, Shampa fue a vivir con su t¨ªa, que ten¨ªa una soluci¨®n: casarla a los 15 a?os. "Baba y Ma no pod¨ªan permitirse el gasto de mi educaci¨®n", explica Shampa entre l¨¢grimas. "As¨ª que pensaron que un miembro de la familia menos ayudar¨ªa a hacer las cosas m¨¢s f¨¢ciles".UnicefArieful Islam, de 13 a?os, trabaja en una f¨¢brica de ladrillos en Assasuni, un distrito de Bangladesh, el 2 de abril de 2016. Arieful dej¨® la escuela en el primer grado y nunca ha tenido la oportunidad de pensar lo que quiere ser cuando sea grande. En tan s¨®lo 13 a?os de edad , Arieful ha estado trabajando durante m¨¢s tiempo que ¨¦l puede recordar. Se inici¨® en las pesca cuando estaba en el primer grado y luego comenz¨® un "aprendizaje" en la f¨¢brica de ladrillos, donde hoy trabaja con su familia y gana cerca de tres d¨®lares al d¨ªa. Arieful est¨¢ inscrito en un segundo programa de educaci¨®n compensatoria que cursa por las noches.UnicefRexona Begum, de 30 a?os, es la madre de Sumiya Mullah, de cinco, y Moriom Mullah, de seis. Est¨¢n comiendo patatas al curry y arroz en la aldea de Kultoli, en Bangladesh, el 3 de abril de 2016. Sumiya ha sido diagnosticado de malnutrici¨®n. Rexona hace todo lo posible para mantener a sus hijos, pero muchas necesidades b¨¢sicas est¨¢n fuera de su alcance. La familia posee su propia casa, pero no tienen tierras ni medios para proporcionar diversos alimentos a sus hijos. Gracias al asesoramiento de la cl¨ªnica local, ha comenzado a incorporar m¨¢s verduras en su cocina, a menudo recogiendo el tipo de vegetales de hoja verde que los vecinos descartan porque los ven poco atractivos . A¨²n as¨ª, muchas de las recomendaciones de nutrici¨®n de la cl¨ªnica son imposibles para ella.UnicefMusamat Murshida Sultana , de seis a?os, juega en Bakchora, una escuela pre - primaria financiada por Unicef en la localidad de Satkhira Sadar, en Bangladesh, el 4 de abril de 2016. La educaci¨®n preescolar es para los ni?os menores de cinco a?os totalmente gratuita. Los padres son conductores de triciclos, pescadores y jornaleros y no podr¨ªan permitirse pagarla. En clase, los ni?os cantan canciones de cuna y trabajan en grupos.Unicef