Como se lee a Plat¨®n
Si Occidente consigui¨® sobrevivir a la desaparici¨®n de la flauta de nariz y las naumaquias seguramente tambi¨¦n lo haga al fin de la filosof¨ªa acad¨¦mica
La pol¨¦mica de la filosof¨ªa
?Por qu¨¦ sobra la filosof¨ªa? Por Fernando Savater y Jos¨¦ Luis Pardo
Nadie quiere a los fil¨®sofos Por Yordi Llovet
Las humanidades fabrican in¨²tiles Por Alejandro Prada V¨¢zquez
A favor de la filosof¨ªa Por Carlos Andradas
Un hombre y su hijo peque?o caminan de noche por el campo. El hijo se para, mira la luna y pregunta: ¡°Pap¨¢, ?qu¨¦ est¨¢ mas lejos, la luna o Cuenca?¡±. El padre responde irritado: ¡°?T¨² ves Cuenca?¡± Seg¨²n una tesis habitual al menos desde S¨®crates, la filosof¨ªa acad¨¦mica sirve para no ser como ese padre. La obra de Epicuro o Fichte nos colocar¨ªa en una posici¨®n de apertura a la racionalidad y rechazo de la inmediatez ideol¨®gica. La verdad, no me lo trago. Al menos, el padre de la historia est¨¢ equivocado, que es m¨¢s de lo que puedo decir de muchos textos filos¨®ficos can¨®nicos.
?Para que sirve entonces la filosof¨ªa? En Twitter circula un chiste sobre fil¨®sofos: ¡°Truco para las citas: cuanto antes saques a colaci¨®n a Hegel, antes se terminar¨¢ la cita y podr¨¢s volver a casa a beber solo¡±. Apenas es injusto. La gente que nos dedicamos a la filosof¨ªa somos un gremio menesteroso. Demasiado flacos o gordos, m¨¢s tapados que vestidos y con habilidades sociales cuestionables. ?Para qu¨¦ servimos? Lo ¨²nico que se me ocurre es que servimos para leer. Escribimos raro. Bastante mal, en realidad. Somos pedantes y b¨¢sicamente incomprensibles. Pero leyendo os meamos. ?Te ha costado Finnegans Wake? Eres un llorica. Prueba con la monta?a de servilletas anotadas a la que llamamos obras completas de Pierce.
Si Occidente consigui¨® sobrevivir a la desaparici¨®n de la flauta de nariz y las naumaquias seguramente tambi¨¦n lo haga al fin de la filosof¨ªa acad¨¦mica. No lo tengo tan claro por lo que toca a los lectores de filosof¨ªa: somos caricaturas inofensivas de algo que tal vez s¨ª sea importante. Que nadie vuelva a leer a Plat¨®n ni a so?ar con el Tractatus me entristece. Que nadie vuelva a leer como se lee a Plat¨®n me aterra. Algunas de las caracter¨ªsticas irrenunciables de nuestra civilizaci¨®n ¨Cde la democracia a la igualdad de g¨¦nero pasando por el respeto a la diversidad cultural y la protecci¨®n de las ciencias¨C han sido modeladas a trav¨¦s de una autointerpretaci¨®n, o sea, de una lectura de nosotros mismos, que s¨®lo se puede denominar filos¨®fica. Los fil¨®sofos no han sido particularmente eficaces a la hora de impulsar avances morales y no se puede decir que sus obras hayan desafiado al poder sistem¨¢ticamente. Pero tambi¨¦n es cierto que, al menos en nuestras sociedades, ha sido realmente dif¨ªcil desafiar al poder o realizar avances morales sin poner en juego algo bastante parecido a la filosof¨ªa.
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