Trabajadores desplazados, explotados sin fronteras
Valls se queja de la inmigraci¨®n temporal, de la que se benefician empresarios franceses
Manuel Valls afirma con raz¨®n que Francia es v¨ªctima del dumping socialy que, como no cambie la UE, su Gobierno dejar¨¢ de aplicar la directiva de 1996 sobre trabajadores desplazados. Con un paro que a¨²n supera el 10%, en Francia hab¨ªa el a?o pasado 286.000, procedentes sobre todo de Polonia (49.000), Portugal (44.000), Espa?a (35.000) o Ruman¨ªa (31.000). M¨¢s gasolina para los habituales incendios del xen¨®fobo Frente Nacional, sobre todo si no se cuenta qui¨¦n explota a qui¨¦n, qui¨¦n se aprovecha de qui¨¦n.
Esa directiva permite que, ¡°durante un periodo limitado¡±, empleados europeos de una empresa puedan desplazarse a otro pa¨ªs de la UE para trabajar. Requisitos: el salario, horario laboral o vacaciones son los del pa¨ªs de acogida; las cotizaciones sociales, las del pa¨ªs de origen. Hecha la ley, hecha la trampa. Constructores, sociedades agr¨ªcolas o industrias francesas obligan a trabajar a esos empleados temporales m¨¢s de 50 horas a la semana, cuando el l¨ªmite es 35.
Les pagan el salario m¨ªnimo ¡ª1.143 euros netos¡ª, pero sin vacaciones y a veces sin descanso semanal. Empresas francesas se han radicado en Polonia para poder ¡°despachar¡± trabajadores desde all¨ª. Y el fen¨®meno aumenta. Ese dumping social que escandaliza a Valls y a muchos franceses es, en la mayor¨ªa de los casos, un dumping empresarial. Sin embargo, los paganos son esos trabajadores explotados, como esos que en Par¨ªs comen en sus furgonetas de matr¨ªcula y r¨®tulos de A Coru?a o Valencia mientras remodelan una tras otra tiendas de ropa o colocan azulejos y sistemas de aire acondicionado en edificios renovados.
El esc¨¢ndalo afecta a toda Europa y enfrenta a pa¨ªses ricos y pa¨ªses pobres. Hay dos millones de desplazados. Con Francia, Alemania (400.000) y B¨¦lgica (160.000) son sus destinos preferidos. Estos pa¨ªses exigen cambios inmediatos en la directiva. Enfrente, 10 pa¨ªses del Este se oponen. Opinan, como muchos ciudadanos franceses, que es m¨¢s f¨¢cil exigir cambiar la directiva que crujir a multas o meter en la c¨¢rcel a tus empresarios explotadores.
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