El arte de morir
El impacto de la p¨¦rdida inesperada de un ser querido es una sensaci¨®n tan devastadora que no s¨¦ a qu¨¦ se puede comparar
El lunes se me ocurri¨® dedicarle esta columna a Emma Cohen y pas¨¦ el d¨ªa con ella en la cabeza. El pretexto era que, 40 a?os despu¨¦s de su rodaje, ma?ana se repone la pel¨ªcula de Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, Bruja, m¨¢s que bruja, su trabajo de actriz m¨¢s loco y divertido. Pero ese lunes por la noche, Ana Labordeta y Kathleen L¨®pez me contaron que nuestra amiga acababa de morir y yo me qued¨¦ temblando. El impacto de la p¨¦rdida inesperada y temprana de un ser querido es una sensaci¨®n tan devastadora que no s¨¦ a qu¨¦ se puede comparar. Si, adem¨¢s, la noticia la recibes mientras piensas en ¨¦l, todo parece demasiado absurdo.
Emma conviv¨ªa con un c¨¢ncer pero nunca me lo lleg¨® a insinuar. Ni a m¨ª ni a casi nadie. Nos escrib¨ªamos a menudo, y habl¨¢bamos de vez en cuando, pero apenas nos ve¨ªamos. Hac¨ªa tiempo que buscaba excusas para no salir de su refugio en Algete, y ahora entiendo por qu¨¦. He revisado sus ¨²ltimos emails y no se advierte en ellos ni una pizca de des¨¢nimo o tristeza. No dejaba de bromear y escribir travesuras. Era una de esas personas que s¨®lo aspiran a dar alegr¨ªas.
Saber vivir es un arte s¨®lo comparable al de saber morir. El majestuoso Rafael Azcona pidi¨® a su mujer que no anunciara su fallecimiento hasta dos d¨ªas m¨¢s tarde, para liberar a los amigos del engorro de salir de casa por su culpa. Tambi¨¦n en eso, Emma Cohen era uno de los suyos. A la persona que le vio morir, la cineasta Helena de Llanos, nieta de Fern¨¢n-G¨®mez, le dej¨® muy claro que ella no quer¨ªa molestar, ni muerta.
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