La antesala (acu¨¢tica) de la gloria
No se puede ganar la Copa Am¨¦rica sin haber pasado por la Copa Louis Vuitton. Y ni lo uno ni lo otro se pueden hacer sin estilo
La Copa Am¨¦rica, la competici¨®n de vela m¨¢s antigua del mundo, consiste en un duelo en altamar entre dos equipos (cada uno, con su embarcaci¨®n correspondiente). El primero de los contendientes es el ganador de la edici¨®n previa. Elegir el segundo, sin embargo, exige un proceso algo m¨¢s complejo. Hasta los a?os sesenta esta cuesti¨®n no plante¨® demasiados problemas, porque los candidatos escaseaban, pero en los a?os setenta la vela empez¨® a ganar popularidad y los organizadores se vieron obligados a convocar competiciones previas para filtrar a los pretendientes.
Fue as¨ª como, en 1983, Louis Vuitton decidi¨® entrar en escena y dar nombre a la Louis Vuitton America¡¯s Cup World Series, que desde entonces agrupa a todas las pruebas clasificatorias que tienen lugar durante los dos a?os previos a cada final. Para la pr¨®xima Copa Am¨¦rica, que se celebrar¨¢ en Bermudas en junio del a?o que viene, la maquinaria ya est¨¢ en marcha: desde el a?o pasado y hasta principios de 2017, la Copa Louis Vuitton acoge competiciones en Om¨¢n, Gotemburgo, Nueva York o Chicago. Este mes recala en Portsmouth (el 23 y 24 de julio), para luego trasladarse a la ciudad francesa de Toulon en septiembre y a Fukuoka (Jap¨®n) en noviembre, en la primera regata oficial celebrada en aguas asi¨¢ticas.
A trav¨¦s de pruebas clasificatorias y enfrentamientos que los aficionados a la vela siguen con aut¨¦ntica devoci¨®n, el recorrido culminar¨¢ cuando el equipo vencedor se haga con el trofeo, entregado en un ba¨²l de Louis Vuitton que remite a los or¨ªgenes de la firma, forjada en el siglo XIX asociada a los largos viajes entre Europa, Asia y Am¨¦rica. Al resto nos queda admirarlo (el ba¨²l, el trofeo y la habilidad de los competidores) y tambi¨¦n contagiarnos de esp¨ªritu marinero con la colecci¨®n masculina de inspiraci¨®n n¨¢utica que Louis Vuitton presenta esta temporada. Lo importante, en cualquier caso, es no perder el mar (ni el esp¨ªritu aventurero) de vista.
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