Jeff Goldblum: "Mi cuerpo es la expresi¨®n de mi sexualidad"
Los hombres dados a titubear, gesticular y ser interrumpidos no sab¨ªan lo atractivos que pod¨ªan ser hasta que lleg¨® ¨¦l. Nos citamos con el actor y nos canturrea al o¨ªdo
Hoy Jeff?Goldblum se enfrenta a un reto: decir Roc¨ªo. ¡°?Ra¨²quia?¡±, intenta. Normal. Pero Jeff Goldblum no es un hombre cualquiera. Es el doctor Ian Malcolm, que marc¨® a toda una generaci¨®n con los dinosaurios en Parque Jur¨¢sico. El cient¨ªfico David Levinson, que salv¨® el mundo de la misma invasi¨®n alien¨ªgena que le est¨¢ entreteniendo este verano con la ya estrenada Independence Day: Contraataque, la secuela del mega¨¦xito de 1996. ?C¨®mo se le van a resistir cinco letras? Sobre todo, con la de castellano que aprendi¨® de Fernando Trueba cuando rod¨® El sue?o del mono loco en 1989 y con el que ahora intenta recibirme como un se?or. ¡°?Rach¨ªo?¡±, insiste. Lo deja estar para preguntarme por Trueba.
Espa?a le trae buenos recuerdos a Goldblum (Pittsburgh, EE UU, 1952). ¡°Trabajar con Trueba fue tan bueno¡±, dice acentuando la ¨²ltima palabra en la lengua de Cervantes. ¡°Ya me gustar¨ªa tambi¨¦n hacerlo con Almod¨®var. Estar¨ªa bien trabajar con ¨¦l¡±, se esmera. Este es su talante normal, alguien en apariencia despistado y balbuceante, con una verborrea que nunca organiza de forma directa sino con rodeos. Alguien que sustituye los silencios por un continuo canturreo, un ritmo de jazz que emana de su cuerpo a lo Bobby McFerrin para encontrar su karma y su inspiraci¨®n mientras posa para ICON. Tras una breve pausa lo vuelve a intentar. ¡°?R¨®cio?¡±, a?ade, cada vez m¨¢s cerca de la perfecci¨®n.
Me gusta sentirme saludable. Soy alguien activo que disfruta mejor de la vida si se siente bien con el cuerpo. Es mi herramienta de trabajo adem¨¢s de la expresi¨®n de mi sexualidad
Eso es lo que busca. Bajo ese aspecto desenfadado y amable que fluye como si fuera improvisando por la vida, bajo su genial locura de actor, se esconde alguien que controla su estilo, su cuerpo y su trabajo. Alguien que, sin llevar la contraria, se sale con la suya. Ya sea en lo que viste hoy, en las fotograf¨ªas que se deja tomar o en el cine que piensa hacer. La improvisaci¨®n queda para su amado jazz. Todo lo dem¨¢s es perfecci¨®n.
Esto empieza por su cuerpo. El de Goldblum mejora con los a?os. No tiene ning¨²n reparo a la hora de mostrarlo, desnud¨¢ndose entre toma y toma, entre exhibicionista y vanidoso. Es un cuerpo sin gota de grasa, bronceado perfecto y sin rastro de sus 63 a?os. Tampoco duda en mostrar su secreto. ¡°Hoy llevo 10.400 pasos. Soy muy disciplinado¡±, se guarda el iPhone orgulloso con los logros que refleja su app. ¡°Me gusta sentirme saludable. Soy alguien activo que disfruta mejor de la vida si se siente bien con el cuerpo. Es mi herramienta de trabajo adem¨¢s de la expresi¨®n de mi sexualidad. Me gusta utilizar mi cuerpo y por eso ando. Tengo que caminar m¨¢s. Tambi¨¦n hago pesas¡±, resume antes de servirse un ligero plato de pollo con verdura.
Todo muy sano hasta que la locura vuelve a hacer acto de presencia en su mirada. ¡°Claro que la vida est¨¢ llena de pecadillos y los m¨ªos son muy sencillos. Palomitas, de todos los sabores y en cualquier ocasi¨®n. Helados, mmmm...¡±, se derrite. ¡°Pasta, pizza, un buen bocadillo¡¡±, se lanza antes del acto de constricci¨®n. ¡°?La soluci¨®n? Dar un par de bocados. No te lo comas todo¡±.
En su fingida timidez es f¨¢cil notar que siempre quiso comerse el mundo. Desde ese peque?o papel en Annie Hall que con otro habr¨ªa pasado inadvertido y que en manos de Jeff todav¨ªa es recordado. ¡°A¨²n me toman el pelo como el hombre que perdi¨® su mantra¡±, bromea. Le gusta ser recordado. Se le nota la vanidad del actor. Se acerca a mirar cada una de sus fotograf¨ªas, siempre dispuesto a una nueva toma si no se siente satisfecho. No niega su af¨¢n de control aunque lo intenta disimular bajo una inexistente humildad.
¡°Yo me veo como un simple aprendiz siempre dispuesto a mejorar¡±, confiesa. Mejorar como actor trabajando a lo largo de estos a?os con los mejores: Steven Spielberg, Lawrence Kasdan, Wes Anderson, Robert Altman, David Cronenberg, John Landis, Ronald Emmerich o el propio Allen, entre ellos. ¡°He tenido suerte porque los rodajes son tan interesantes...¡±, divaga. ¡°Atm¨®sferas tan creativas y llenas de arte como las que me ofrecieron Robert o Wes, que hacen de la mera experiencia de rodar una forma de liberar el esp¨ªritu¡±, a?ade.
El canturreo contin¨²a. Ahora de sus labios sale un Summertime que va subiendo y bajando de tono y volumen. Se lo canta a ¨¦l pero no le importa que le oigan. La m¨²sica es su otro yo, el que m¨¢s recientemente sali¨® del armario. Toca el piano desde ni?o y oy¨¦ndole hablar de jazz uno se pregunta si el verdadero Goldblum no es un m¨²sico oculto tras la interpretaci¨®n. ¡°Muy al contrario: durante mucho tiempo prefer¨ª ocultar mi amor por la m¨²sica para que siguiera siendo divertido¡±, confiesa. Ahora ya no lo esconde. En Los ?ngeles es un habitual del Rockwell, un antro de copas y teatro donde suele tocar los mi¨¦rcoles que no viaja.
Se ha casado tres veces. La ¨²ltima con la gimnasta ol¨ªmpica Emilie Livingston, con quien ha tenido su primer hijo, Charlie Ocean, el pasado 4 de julio
Y lleva varios conciertos junto a Woody Allen en el Carlyle neoyorquino, improvisando con Jeff Daniels y su guitarra o recreando baladas con la trompeta de Peter Weller. Eso, adem¨¢s de ponerle letra al tema de John Williams para Parque jur¨¢sico o interpretar con su grupo, la orquesta Mildred Snitzer, los temas de Independence Day en una gala ben¨¦fica. ¡°Tambi¨¦n lo hago mientras ruedo¡±, explica de su canturreo. ¡°Para meterme en el personaje, porque me inspira, siempre es interesante. Y se lo digo al director, al compositor, por si eso le sirve¡±, comenta. ¡°Pero lo m¨ªo es la palabra escrita. Hacer obras de teatro, pel¨ªculas. Son mi est¨ªmulo. La m¨²sica es muy diferente. Es mi hobby¡±, resume.
De boquilla dice que en cine le gusta todo, lo mismo que en m¨²sica. ¡°Luego me quedo con lo que me interesa¡±, aclara, contradici¨¦ndose. Quiere decir que se lo ve todo, como miembro de la Academia y en m¨¢s de una ocasi¨®n jurado de festivales como Cannes. Lo mismo le pasa con la m¨²sica. Es todo o¨ªdos. Pero sus intereses van m¨¢s lejos atra¨ªdo por lo que llama ¡°pensadores que tambi¨¦n pueden ser h¨¦roes¡±. Gente como Paul Allen, m¨¢s conocido como el cofundador de Microsoft, los cantantes Rufus Wainwright o Joe Walsh, los miembros de Snarky Puppy o el bi¨®logo molecular y premio Nobel James Watson. ¡°Cuando le conoc¨ª despu¨¦s de haber hecho de ¨¦l en una serie documental (Horizon, 1987) dio bastantes rodeos hasta decirme que nunca me quiso en el papel. Prefer¨ªa a John McEnroe, me dijo. Pens¨¦ que se equivocaba y hablaba de John Malkovich. ¡®No, el tenista¡¯, insisti¨®. ¡®Lo habr¨ªa hecho mejor en ese par de escenas jugando al tenis¡¯, concluy¨®¡±. Cuenta la an¨¦cdota entre ronquiditos y carcajadas. Le pic¨® el orgullo, pero le hace gracia.
Watson y el resto de los mencionados son sus nuevos amigos, esos con los que lleva hechos ya varios cruceros a costa de Paul Allen en una especie de club elitista de talento, filosof¨ªa, m¨²sica y buen vivir. ¡°Acabamos de volver de recorrer Vietnam, Malasia, Singapur y Brun¨¦i¡±, detalla sobre la ¨²ltima ruta. La anterior, a la que tambi¨¦n se sumaron Quentin Tarantino, Stevie Wonder, Quincy Jones o Nathan Myhrvold, otro de los cerebros de Microsoft y entre los cien pensadores m¨¢s destacados seg¨²n la revista Foreign Policy, le llev¨® por Alaska y de ah¨ª a Rusia, a conocer el museo Hermitage de San Petersburgo.
¡°Tengo la suerte de haber ca¨ªdo ah¨ª¡±, dice de estas vacaciones pagadas donde disfruta pensando que salva el mundo. ¡°La belleza no tiene que estar separada de la realidad y Paul Allen tiene a bien invitar a un grupo de mentes generosas, gente interesant¨ªsima capaz de hacer cosas ¨²tiles¡±, resume este defensor del medio ambiente y amante de las filosof¨ªas orientales.
He tenido suerte porque los rodajes son tan interesantes... Atm¨®sferas tan creativas y llenas de arte como las que me ofrecieron?Robert Altman o Wes Anderson, que hacen de la mera experiencia de rodar una forma de liberar el esp¨ªritu
Su regreso a Independence Day: Contraataque llega acompa?ado de su fichaje por Marvel como el Gran Maestro, que el actor interpretar¨¢ en la tercera entrega de Thor. Tiene poco que ver con el aire de James Bond que le da el esmoquin que ha escogido para la pr¨®xima foto. ?Ha so?ado con ser el pr¨®ximo agente al servicio de su Majestad? ¡°Nunca me elegir¨ªan. Me pilla un poco mayor, aunque el Bond que m¨¢s me gusta sea el de Sean Connery¡±, deja caer.
Tambi¨¦n tiene poco que ver con el Goldblum hogare?o y padrazo en el que se ha convertido. A la tercera va la vencida. Tras haber estado casado con Patricia Gaul, a quien conoci¨® en Silverado (1985), y Geena Davis, con quien trabaj¨® en Transylvania 6-5000 (1985), La mosca (1986) y Las chicas de la Tierra son f¨¢ciles (1988), este mujeriego contrajo matrimonio hace escasamente dos a?os con la gimnasta ol¨ªmpica Emilie Livingston, con quien tuvo su primer hijo, Charlie Ocean, el pasado 4 de julio. Toda una iron¨ªa. ¡°Parece que hasta le gusto¡±, se admira de su propio hijo. ¡°No hab¨ªa tenido mucho contacto con ni?os y son la mar de interesantes. Interactivos, divertidos y hago mi gimnasia persigui¨¦ndole¡±, confiesa al respecto del que llama el secreto de su juventud.
M¨¢s que un padre babeando por las proezas de su ni?o suena a cient¨ªfico loco observando intrigado ese peque?o experimento llamado su hijo. ¡°Le tienes que ver junto a Woody Allen. Imit¨¢ndole todo el rato¡±, a?ade a la estampa familiar. Que nadie se alarme, Woody Allen es su perro, un caniche de pelo rizado y rojizo. ¡°Y que nos hace re¨ªr. Por eso le llamamos Woody Allen, por las similitudes¡±, se explica. Definitivamente, Goldblum tiene su propia forma de ver la vida y en su mente no ha hecho m¨¢s que empezar. ¡°Me siento como alguien que se identifica con la curiosidad infinita de ese ni?o para el que todo es nuevo, divertido y fuente de inspiraci¨®n. Y si eso no es juventud, ya me dir¨¢s qu¨¦ lo es¡±, resume volviendo a su zen musical que s¨®lo detiene brevemente para decir adi¨®s. ¡°Roc¨ªo¡±, sonr¨ªe conquistando cada letra. ¡°?Hasta luego!¡±, a?ade sonriente y victorioso, alcanzando el nirvana de la perfecci¨®n.
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