?Otra vez S¨ªsifo!
Una peque?a parte de la Iglesia Cat¨®lica de Nicaragua agrupada alrededor del cardenal Obando pragm¨¢ticamente prefiere darle el beneficio de la duda a Ortega
En una ocasi¨®n, un conocido editorialista de un diario de la carretera norte de Managua compar¨® la historia del pueblo nicarag¨¹ense con el drama de S¨ªsifo. En la mitolog¨ªa griega, S¨ªsifo es conocido por el castigo de subir una enorme piedra por una monta?a, y antes de llegar con ella a la cima, la piedra rueda hacia abajo, por lo que ¨¦l tiene que volver por la piedra y la acci¨®n se repite eternamente.
?Qu¨¦ sucedi¨® en Nicaragua despu¨¦s de 1990, que la llev¨® a experimentar una vez m¨¢s con Daniel Ortega Saavedra? No se puede negar la paciencia del Comandante, su medida de los tiempos y su excelente aplicaci¨®n de los principios de la conspiraci¨®n, a los cuales podemos agregar su desmedida avidez por el poder y la evidente miop¨ªa de sus adversarios, a los que dobleg¨® sin disparar un solo tiro y quienes a su vez se aniquilaron entre s¨ª.
Quiz¨¢s uno de los hechos m¨¢s trascendentes de la historia reciente que vale la pena analizar, fue la manera de c¨®mo el Comandante pudo enrolar en sus filas a uno de sus m¨¢s fuertes e influyentes detractores, el cardenal Miguel Obando y Bravo. Se recuerda v¨ªvidamente durante las elecciones de 1996, la famosa par¨¢bola de la v¨ªbora, en la que el Cardenal cont¨® que un caminante decidi¨® darle calor a una v¨ªbora maltrecha y afectada por el fr¨ªo que encontr¨® en el camino; si bien su amigo le hab¨ªa advertido que no lo hiciera, la v¨ªbora recuperada, lo mordi¨® y lo mat¨®. Esta situaci¨®n fue h¨¢bilmente aprovechada por una coalici¨®n de partidos opuestos al sandinismo que les permiti¨® llegar al poder y mantenerse por otros cinco a?os m¨¢s. Las diferencias entre el cardenal Obando y Ortega datan desde mucho tiempo atr¨¢s, podemos asegurar -sin entrar en mucho detalle-, que desde 1979, a?o en que el sandinismo lleg¨® por primera vez al poder con la intenci¨®n, en otra cosas, de implantar un sat¨¦lite ruso en Nicaragua, situaci¨®n que parece repetirse en la actualidad -?otra vez S¨ªsifo!-, solo que en un contexto diferente dado que desapareci¨® la lucha ideol¨®gica de clases. En la actualidad, el Cardenal Obando es uno de sus m¨¢s fieles aliados, lo vemos aparecer oficiosamente en cuanta reuni¨®n oficial se le ocurra al Ejecutivo nicarag¨¹ense.
La corrupci¨®n es nuestra piedra de S¨ªsifo que tenemos que cargar muchos a?os m¨¢s, hasta que tomemos las riendas de nuestro futuro
?Pero la pregunta toral ac¨¢ es, qu¨¦ causa o motivo provoc¨® este cambio radical en el Cardenal? ?O fue solo un simple c¨¢lculo pol¨ªtico de sumas y restas, y de costos de oportunidad, que lo motivaron a cambiar de acera? Por supuesto que algo tuvieron que ver los desatinos del gobierno de don Enrique Bola?os Geyer en contra de ¨¦l, aquella penosa situaci¨®n en la que funcionarios del gobierno de Nicaragua de ese entonces y algunos personeros del Vaticano se vieron envueltos y que culmin¨® con la aceptaci¨®n de la renuncia por edad de su condici¨®n de arzobispo -curiosamente, un d¨ªa antes de que se muriera el hoy santo Juan Pablo II, que en esos d¨ªas agonizaba-, pero m¨¢s que eso, es que una peque?a parte de la Iglesia Cat¨®lica de Nicaragua, agrupada alrededor del cardenal, pragm¨¢ticamente prefiere darle el beneficio de la duda al Comandante antes que d¨¢rsela a los banqueros o empresarios metidos a pol¨ªticos presentes en los partidos de oposici¨®n, ya que como fieles disc¨ªpulos del capitalismo salvaje y lejos de resolver los grandes dilemas de la naci¨®n cuando tienen la oportunidad de gobernar, estos pol¨ªticos se olvidan de la gente, no hacen nada por el pa¨ªs y m¨¢s bien aprovechan para saquearlo. Esa ha sido la constante que se ha repetido a lo largo y ancho de nuestra Latinoam¨¦rica, desde la ¨¦poca de la independencia de nuestros pa¨ªses.
Por otro lado, y esto quiz¨¢s es los m¨¢s importante, el escenario que visualiza este reducido -pero influyente- grupo de sacerdotes para Nicaragua, es algo similar a la Espa?a del general Francisco Franco, con sus m¨²ltiples fallas y pocas virtudes, y conf¨ªan que con el paso del tiempo sea la biolog¨ªa la que se encargue de poner todo en su lugar.
Para finalizar, la corrupci¨®n imperante es nuestra piedra de S¨ªsifo que tenemos que cargar o rodar por muchos a?os m¨¢s, hasta que nos demos cuenta que debemos tomar las riendas de nuestro propio futuro, en verdadera democracia y libertad.
Dios te ¡°?Salve a ti, Nicaragua! ¡¡±
Zacar¨ªas Orlando Pereira Vega es profesor universitario.
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