Tr¨¢gicos fogonazos de julio
George W. Bush justific¨® la guerra de Irak con pruebas m¨¢s d¨¦biles que las que aparecen en las p¨¢ginas desclasificadas sobre el atentado del 11S
Entre las noches consecutivas del atentado de Niza y del golpe de Estado contra Erdogan, los d¨ªas 14 y 15 de julio de este a?o de 2016, qued¨® agazapada una noticia que en otras circunstancias habr¨ªa creado una enorme conmoci¨®n y hubiera podido abrir una crisis entre Estados Unidos y Arabia Saud¨ª. El Congreso levant¨® la clasificaci¨®n como secreto oficial de 28 p¨¢ginas de la investigaci¨®n realizada hace 13 a?os sobre las relaciones entre el gobierno de Riad y los atentados de 2011 en Nueva York y Washington, poniendo fin as¨ª a una pol¨¦mica de a?os y a abundantes especulaciones sobre la implicaci¨®n de la monarqu¨ªa saud¨ª.
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Aunque 14 de los 19 terroristas del 11S eran de nacionalidad saud¨ª, cuando en 2003 se public¨® el grueso del informe no aparecieron evidencias de la implicaci¨®n de Riad en aquellos atentados. Y tampoco han aparecido ahora tras su desclasificaci¨®n, permitiendo a los gobiernos saud¨ª y estadounidense la reversi¨®n en forma de exculpaci¨®n de las sospechas sembradas hasta ahora.
A pesar de la aparente insignificancia de las p¨¢ginas desclasificadas desde el punto de vista de la responsabilidad judicial, su publicaci¨®n ha ido acompa?ada de unas explicaciones atenuantes por parte de ambos gobiernos con el objetivo de evitar que una decisi¨®n programada desde hac¨ªa tiempo y cuidadosamente evaluada y preparada por las dos capitales se convirtiera en motivo de una crisis. Razones no faltaban.
Ante todo, porque la falta de pruebas de valor judicial no significa que las p¨¢ginas desclasificadas no contengan indicios sobre la implicaci¨®n saud¨ª en la organizaci¨®n de Al Qaeda e incluso en la asistencia a algunos de los terroristas del 11S. La mayor preocupaci¨®n de Riad tiene que ver con las responsabilidades judiciales, sobre todo por la reclamaci¨®n al Estado de saud¨ª de indemnizaciones por parte de familiares de v¨ªctimas de los atentados, que han sido objeto de apoyo legislativo por parte del Senado de Estados Unidos. Las 28 p¨¢ginas contienen informaciones que refuerzan las sospechas sobre la involucraci¨®n saud¨ª, al menos de sus servicios secretos y de personalidades de su extensa familia principesca, en el encubrimiento de Al Qaeda antes del 11S y en el suministro de auxilio sobre todo financiero a implicados en los atentados.
Los saud¨ªes se sienten despechados por el acercamiento de Obama a Ir¨¢n; los estadounidenses se fijan en el papel de los saud¨ªes en la propagaci¨®n de las doctrinas radicales que sustentan el yihadismo
Seg¨²n la interpretaci¨®n de las p¨¢ginas desclasificadas que ha hecho Simon Hendersen, del Washington Institute for Near East Policy, y que ha publicado la revista Foreign Policy, algunos de los terroristas pudieron estar en contacto con dos agentes secretos saud¨ªes; uno de los individuos que proporcion¨® financiaci¨®n a los terroristas recibi¨® el dinero de un miembro de la familia real saud¨ª; un l¨ªder de Al Qaeda estaba en posesi¨®n del n¨²mero de tel¨¦fono reservado de la compa?¨ªa de seguridad que se ocupaba de la residencia del embajador saud¨ª en Colorado; la esposa de uno de los implicados en la financiaci¨®n del 11S recibi¨® dinero de la esposa del embajador saud¨ª; y hubo contactos entre la fundaci¨®n saud¨ª Al Haramain con los grupos terroristas y sospechas respecto al ministro del Interior saud¨ª de la ¨¦poca. Con pruebas mucho m¨¢s d¨¦biles, o incluso inexistentes, la administraci¨®n de George W. Bush pudo justificar la guerra de Irak, lo cual da idea del resultado que hubiera tenido el conocimiento p¨²blico de la investigaci¨®n antes de la invenci¨®n de las evidencias sobre las armas de destrucci¨®n masiva de Sadam, que no exist¨ªan, pero que necesitaban los neocons para derrocarle.
Las relaciones entre Washington y Riad no van a empeorar por unas p¨¢ginas desclasificadas que estaban descontadas por ambos gobiernos. Los saud¨ªes se sienten despechados por el acercamiento de Obama a Ir¨¢n, mientras que los estadounidenses se fijan en el papel de los saud¨ªes en la propagaci¨®n de las doctrinas religiosas radicales que sustentan el yihadismo. No hay buen clima ni confianza mutua entre dos pa¨ªses que han sido aliados y amigos desde hace 70 a?os pero se hallan ahora en trayectorias divergentes e intentan gestionar con prudencia sus diferencias.
Este parece ser el sino de los mejores aliados que tuvo Estados Unidos en la regi¨®n desde la Segunda Guerra Mundial. Arabia Saud¨ª empez¨® a alejarse en 2001, aunque solo ahora se ha hecho tan evidente. Turqu¨ªa lo hace en estos d¨ªas a marchas forzadas. Se aleja de Estados Unidos y tambi¨¦n se aleja de una Europa atacada por el terrorismo y ensimismada en sus miedos y debilidades. Como en un fogonazo, estas tres nuevas realidades geopol¨ªticas se juntaron dram¨¢ticamente entre dos noches tr¨¢gicas de julio y nos hicieron ver las im¨¢genes inquietantes del nuevo paisaje que se abre ante nuestros ojos.
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