Pacto de rectificaci¨®n

En su entrevista de ayer con Albert Rivera Mariano Rajoy se comprometi¨® a someter en el plazo de una semana las condiciones planteadas por Ciudadanos a su ratificaci¨®n por parte de la direcci¨®n del PP, y si son aprobadas, fijar la fecha de la sesi¨®n de investidura. Pero debe hacerlo de inmediato, sin que dependa del comienzo y mucho menos del resultado de las negociaciones futuras. La sesi¨®n de investidura no puede demorarse en ning¨²n caso, cualquiera que sea el pretexto, y la pr¨®xima entrevista entre Rajoy y Rivera debe concluir con la fijaci¨®n de una fecha.

El m¨¦rito de haber desbloqueado la situaci¨®n, que empezaba a correr el riesgo de enquistarse sin que nadie pareciera dispuesto a mover ficha, ha sido de Ciudadanos y ha revelado que el problema no era tanto saber qu¨¦ estaba dispuesto a ofrecer Rajoy como qu¨¦ estaba inclinado a aceptar de las demandas planteadas por sus posibles apoyos para la investidura. Los movimientos del l¨ªder del PP para facilitar su investidura han sido hasta hoy de escasa consistencia y, m¨¢s all¨¢ de afirmaciones gen¨¦ricas a la urgencia de formar gobierno, no se han traducido en ofertas concretas, como las que finalmente el partido de Rivera ha decidido poner sobre la mesa para romper una din¨¢mica que amenazaba con eternizarse ante la exasperaci¨®n de una ciudadan¨ªa que ve pasar el tiempo sin que exista un Gobierno que encare desaf¨ªos ineludibles, como los compromisos econ¨®micos establecidos con Europa o el nuevo reto secesionista de las fuerzas independentistas en Catalu?a.

El partido de Rivera ha seguido en t¨¦rminos generales el guion que ya aplic¨® en Andaluc¨ªa y luego en Madrid: establecer una lista reducida pero potente de condiciones relacionadas con la regeneraci¨®n pol¨ªtica como puerta de entrada para una negociaci¨®n de contenidos que afectan m¨¢s a intereses concretos de los ciudadanos y que ser¨ªan la base program¨¢tica del futuro Gobierno.

En la primavera de 2015 los socialistas andaluces necesitaban como m¨ªnimo sumar a sus 47 esca?os los 9 de Ciudadanos para completar mayor¨ªa absoluta. Los de Rivera plantearon de inicio que solo participar¨ªan en el Gobierno andaluz si ellos lo encabezaban, lo que cerraba el paso a salidas m¨¢s realistas; pero desde el PP se les respondi¨® diciendo que era preferible repetir elecciones a que gobernase Susana D¨ªaz, lo que era a¨²n m¨¢s estramb¨®tico.

Ante ese panorama sin salida los socialistas aceptaron una f¨®rmula que implicaba la dimisi¨®n aplazada de los dos anteriores presidentes de la Junta, Chaves y Gri?¨¢n, procesados por el esc¨¢ndalo de los EREs, y pactar un programa reformista que han venido aplicando con apoyo de Ciudadanos. Lo que, seg¨²n los sondeos, ha reforzado a este partido.

Lo que resulta cada vez m¨¢s incomprensible, a la vista del desenlace, es la actitud que ha mantenido durante tanto tiempo Rajoy en relaci¨®n a Ciudadanos, partido al que convirti¨® durante la campa?a en enemigo principal, cuando era el ¨²nico aliado potencial disponible; y cuando el pretexto para esos ataques era que Rivera hab¨ªa pactado con los socialistas: lo mismo que ¨¦l propon¨ªa y sigue proponiendo hacer.