Reyerta
Teniendo muy claros los principios, se puede negociar casi todo
En Garrucha, poblaci¨®n marinera devenida en puerto tur¨ªstico y parada gastron¨®mica de gran categor¨ªa nacional, hizo su primer gran negocio en el ¨¢rea de la ingenier¨ªa civil un hombre clave en la econom¨ªa espa?ola de los a?os cincuenta, Eduardo Barreiros, que se encarg¨® de construir el puerto del pueblo, que daba salida a los productos mineros de los alrededores. Tambi¨¦n en Garrucha encontr¨® refugio el fundador de la aeron¨¢utica militar espa?ola, Alfredo Kindel¨¢n, despu¨¦s de haber naufragado. Y en Garrucha tambi¨¦n encontr¨® una muerte injusta un t¨ªo de Jon Juaristi, que era administrador de los bienes de los Ch¨¢varri en la zona.
Hechos hist¨®ricos no le faltan al pueblo para ser conocido, al menos en Espa?a. Pero, por azares de la gastronom¨ªa y otros impulsos aleda?os, Garrucha se ha quedado como una palabra ligada a otra, que es el gamb¨®n, o su hermana menor, la gamba roja.
Seguramente haya influido este hecho en la enorme difusi¨®n que ha tenido en la prensa espa?ola una pelea multitudinaria en un restaurante garruchero a cuenta del precio de una raci¨®n de gambas. Ocho heridos, casi todos a botellazos. Nada que ver, muy lejos, con la noticia de una reyerta contada por Lorca: ¡°Aqu¨ª pas¨® lo de siempre, han muerto cuatro romanos y cinco cartagineses¡±.
Garrucha y sus reyertas ya no tienen que ver con Lorca, como tampoco el resto de Almer¨ªa, donde las Bodas de sangre han encontrado sustitutos en la mafia de El Ejido.
Garrucha es ya una met¨¢fora de la Espa?a que no negocia, la Espa?a de los principios. Porque se negocia todo menos los principios, aunque si es preciso se cita a Groucho Marx para decir que los podemos cambiar por otros.
La oferta de Rivera a Rajoy, por ejemplo. Hay muchos principios implicados. Tantos que salpican al tercer presunto implicado en el negocio: el PSOE, que esgrime para criticar el invento que le ha pillado con el pie cambiado que la oferta de Ciudadanos no contiene medidas sociales. Pues vale. ?Es que no se pod¨ªan imponer medidas sociales desde un Parlamento que tuviera al Gobierno del PP en minor¨ªa?
El PSOE ha utilizado constantemente la palabra principios para hablar de la crisis en que vivimos. Yo creo que, teniendo muy claros los principios, se puede negociar casi todo. Ciudadanos se ha apuntado un tanto muy valioso al presentarse ante la opini¨®n p¨²blica como un partido capaz de cambiar sus condiciones (principios) para conseguir un fin superior.
La pregunta es: ?no pod¨ªan haberse puesto de acuerdo el PSOE y Ciudadanos para hacerle al PP una buena encerrona con el precio de las gambas?
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