Una revoluci¨®n tirando a gris

Hace muchos a?os ¡ªdemasiados para la parva medici¨®n del tiempo de los medios, y para su corta memoria¡ª tuvo lugar en Ucrania un movimiento que se llam¨® Revoluci¨®n Naranja. Fue entre finales de 2004 y 2005, mucho antes de que otras palabras y conceptos in¨¦ditos, como Maid¨¢n o Donb¨¢s, irrumpieran en los titulares, silenciando el recuerdo de la revuelta liderada por Yulia Timoshenko y acelerando la secuencia de acontecimientos hasta llegar al punto muerto que refleja la imagen: un impasse nacional, de vigilancia tensa. Entre aquella revoluci¨®n colorista, en la que todo parec¨ªa posible, y la guerra en el Donb¨¢s han mediado muchas promesas pol¨ªticas, leg¨ªtimas ansias de cambio, protestas de una ciudadan¨ªa hastiada de la corrupci¨®n y los oligarcas; fr¨ªo con tarifas del gas por las nubes, sangre y hambre.

Ucrania se convirti¨® en el tablero de una partida de ajedrez jugada desde fuera (en Mosc¨²; en las oficinas de Washington del FMI, que rescat¨® al pa¨ªs; en Bruselas) y los ucranios, sobre todo los del Este, en los alfiles destinados a caer al primer movimiento. Desde que en la primavera de 2014 empez¨® la guerra en el Donb¨¢s, el cintur¨®n del carb¨®n que forman las rep¨²blicas rebeldes prorrusas de Donetsk y Lugansk, m¨¢s de 10.000 personas, entre civiles y combatientes, han muerto en el conflicto.

La mujer de la fotograf¨ªa atraviesa, con la bolsa de la compra y un ramo de lo que podr¨ªan ser cal¨¦ndulas, una calle de Kiev desierta si no fuera por el despliegue de militares que este martes ensayaban el desfile del D¨ªa de la Bandera, pr¨®logo de las celebraciones, hoy, del 25? aniversario de la independencia de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Un aniversario perfecto, tan redondo como los tambores de guerra que resuenan en la frontera con Crimea, la vieja dama del mar Negro ca¨ªda tambi¨¦n en 2014 en la partida con Mosc¨², y que arrojan sobre Kiev las sombras nunca disipadas de otra guerra. El presidente, Petr¨® Poroshenko, defendi¨® ayer la necesidad de restaurar la soberan¨ªa nacional sobre Crimea y el Donb¨¢s, pero asumi¨® que ¡°es una tarea muy dif¨ªcil¡±. Veinticinco a?os despu¨¦s, y ni se sabe cu¨¢ntas revoluciones, las dificultades son un sempiterno hecho cotidiano para ucranios como la mujer con el peque?o ramo de cal¨¦ndulas.