Miserias
Rajoy ha suplicado que le dejen gobernar, pero los cuatro a?os en que pudo hacerlo no son un cr¨¦dito valioso
Si hoy es martes, los pol¨ªticos espa?oles andar¨¢n pensando en c¨®mo consumir el plazo hasta la pr¨®xima sesi¨®n de investidura sin que parezca que pierden el tiempo, que desprecian las necesidades de la ciudadan¨ªa y que su c¨¢lculo profesional est¨¢ re?ido con la esencia del servicio p¨²blico. Estar¨ªa bien que se fueran al cine, pero las dos pel¨ªculas que m¨¢s les ayudar¨ªan a comprender el momento a¨²n no se han estrenado en Espa?a. Una es de un cl¨¢sico, Ken Loach, que gan¨® en Cannes con Yo, Daniel Blake, el recuento de miserias y humillaciones a las que se enfrentan los perdedores del sistema, aquellos que son castigados doblemente con la burocracia y la coacci¨®n cuando lo ¨²nico que buscan es un techo bajo el que dormir y un plato que cocinar a sus hijos. La otra es Graduaci¨®n de Cristian Mungiu, que habla de c¨®mo un pa¨ªs, en su caso Rumania, en el nuestro Espa?a, sale de un sistema dictatorial y mantiene el veneno de la corrupci¨®n en sus venas. El enchufismo, el intercambio de favores, la mordida, la mentira, el apa?o y la cobard¨ªa se infiltran en la democracia y la pervierten, as¨ª que tras las grandes palabras y los discursos biensonantes solo queda la miseria moral y el autoenga?o.
Tardar¨¢n en llegar a la cartelera espa?ola y lo har¨¢n mal, porque el negocio de las salas se ha convertido en una rendida sumisi¨®n al m¨²sculo comercial. Un casino donde el que m¨¢s gasta m¨¢s gana. Pero esos dos directores son el antiSpielberg. Donde uno trata con grandilocuencia los asuntos may¨²sculos, ellos tratan con discreta humildad los episodios m¨¢s ¨ªnfimos. Donde los Will Smith o Tom Cruise ponen la fe y el m¨²sculo al servicio de la promoci¨®n, ellos consumen su talento en el esfuerzo creativo. Y mientras otros como Kanye West gozan de los minutos de oro y micr¨®fonos de diamantes para medirse en p¨²blico lo larga que tienen la fama, ellos reivindican que nos limpiemos los o¨ªdos para escuchar a quienes nadie escucha.
Rajoy ha suplicado que le dejen gobernar, pero los cuatro a?os en que pudo hacerlo no son un cr¨¦dito valioso, sino ejercicio de impotencia para atender las necesidades primordiales de sus paisanos m¨¢s desfavorecidos. Los dem¨¢s se ofrecen a pactar cuando no suman y cuando suman son prepotentes y engre¨ªdos, acorazados en sus estrategias de supervivencia profesional. Espa?a llega a fin de mes prepar¨¢ndoles a los turistas paellas y tortillas mojadas en sangr¨ªa. Pero pese a todo quedan formas razonables de poner fin a este bloqueo y trabajar, al fin, por las necesidades de la gente.
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