El trabajo, realizado por un equipo de la Universidad de Liverpool (Reino Unido), concluy¨® que la informaci¨®n de las etiquetas nutricionales, pese a estar regulada por la normativa europea, est¨¢n indicadas para la complexi¨®n media de una mujer adulta, lo que convierte la recomendaci¨®n en algo ¡°totalmente inapropiado para ni?os¡±. ¡°Aunque el etiquetado no debe tener un valor terap¨¦utico, s¨ª debe contribuir a evitar consumos irresponsables¡±, cont¨® a BUENAVIDA Aitor S¨¢nchez, dietista-nutricionista y miembro del comit¨¦ cient¨ªfico de la Fundaci¨®n Espa?ola de Dietistas-Nutricionistas (FEDN): ¡°Etiquetados m¨¢s transparentes y mayores controles publicitarios se asocian a pa¨ªses con menores tasas de sobrepeso¡±.El estudio californiano, publicado en la revista especializada 'Obesity' (obesidad), asegura que una reducci¨®n del consumo de az¨²car, incluso llevando una dieta que no disminuya la cantidad de calor¨ªas, disminuye el riesgo de sufrir enfermedades cr¨®nicas, como el colesterol.As¨ª que para superar este 'enganche', la nutricionista Ana Checa recomendaba tener a mano alimentos que resulten saciantes, pero no contengan az¨²car: ¡°Caramelos de sabores sin az¨²car o refrescos light¡±. Pero no se f¨ªe de los alimentos especiales para adelgazar: lea siempre la etiqueta.¡°El contenido de az¨²car en las bebidas de frutas, inclu¨ªdos los de frutas naturales, es inaceptablemente alto. Y de estos, los ¡®smoothies¡¯ son los m¨¢s da?inos¡±, asegura Simon Capewell en su investigaci¨®n publicada en ¡®British Medical Journal¡¯. El estudio analiz¨® el contenido de az¨²cares en las bebidas de frutas especialmente indicadas para ni?os en el Reino Unido, y encontr¨® que sus niveles estaban muy lejos de ser saludables. Adem¨¢s, seg¨²n los investigadores, para conservar sus propiedades, la fruta deber¨ªa comerse entera, no licuada.Es importante destacar que un bote de esta crema de chocolate y avellanas tiene 440 gramos en total, lo que significa que m¨¢s de la mitad de su contenido es az¨²car. Para Capewell, ¡°los productos manufacturados deber¨ªan dejar de a?adir innecesarias cantidades de az¨²car y, por lo tanto, de calor¨ªas. Los ni?os est¨¢n en riesgo por los beneficios de la industria¡±.No solo los alimentos dulces contienen az¨²car. Un estudio de la Universidad de California (EE UU) asegura que el az¨²car a?adido a los alimentos es perjudicial, independientemente de su aporte cal¨®rico: ¡°Contribuye al s¨ªndrome metab¨®lico ¨Ccuadro m¨¦dico que incrementa el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiaca y diabetes tipo 2- . Esta enfermedad no tiene que ver con las calor¨ªas que se ingieren ni con la obesidad¡±.Seg¨²n afirm¨® a BUENAVIDA la nutricionista Vanessa Buitrago, las hamburguesas (as¨ª como las pizzas) no tienen por qu¨¦ ser manjares prohibidos: "Lo malo es que han pasado de ser un alimento a convertirse en un men¨². Las cadenas de 'fast food' las ofrecen con una cantidad excesiva de ingredientes: una raci¨®n grande de patatas fritas y refresco [y tanto esta bebida como las patatas, si son congeladas, tienen un gran contenido en az¨²car]".En las mesas espa?olas, no obstante, disponemos de un dato esperanzador: Espa?a est¨¢ a la cola de consumo de 'comida basura'. Solo gastamos 21,81 de euros de media al a?o en ella, seg¨²n un estudio realizado por el Strategic Research Center de la EAE Business School, muy lejos de los 231 euros de Jap¨®n o los 205 de EE UU. Parece que por aqu¨ª somos m¨¢s de ib¨¦ricos.Aunque es muy habitual hablar de la adicci¨®n al az¨²car, lo cierto es que nada ha demostrado que se pueda ser adicto a un macronutriente. Como nos contaba Jos¨¦ Antonio Cabranes, jefe de Psiconeuroendocrinolog¨ªa del Instituto de Psiquiatr¨ªa y Salud Mental del Hospital Cl¨ªnico San Carlos de Madrid, "m¨¢s que hablar de adicci¨®n, deber¨ªamos referirnos al 'enganche' que nos producen todos los alimentos con sabor agradable, denominados 'palatables' en ingl¨¦s".El az¨²car act¨²a como conservante, por lo que acaba siendo ingrediente de muchos platos precocinados. Am¨¦n de los riesgos para la salud, el az¨²car estropea la piel. Esto tiene que ver con la glicaci¨®n, "una reacci¨®n espont¨¢nea de la glucosa sangu¨ªnea con las fibras d¨¦rmicas de col¨¢geno y elastina que influye en el envejecimiento de la piel", cont¨® Jes¨²s Honorato P¨¦rez, catedr¨¢tico de Farmacolog¨ªa de la Universidad de Navarra. Tiene infinidad de razones para controlar su consumo de az¨²car. Lea las etiquetas o, al menos, dese una vuelta por esta cuenta de Instagram.