Resultados previsibles en una Rusia imprevisible
El Kremlin ha dispuesto todo para evitar un escenario de protestas y lo ha hecho combinando seducci¨®n y coerci¨®n
Rusia vota ma?ana para renovar una Duma cuya composici¨®n ser¨¢, previsiblemente, muy parecida a la precedente. Es posible, incluso, que el partido presidencialista, Rusia Unida (Yedinaya Rossiya), aumente su presencia y alcance, seg¨²n algunos pron¨®sticos, una mayor¨ªa cualificada. Por tanto, no cabe esperar grandes cambios en el mapa parlamentario. Sin embargo, el futuro de Rusia y del r¨¦gimen de Putin, resultan imprevisibles.
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Esta incertidumbre se explica, sobre todo, por el deterioro econ¨®mico. Sin dinero no se pueden engrasar ni las redes clientelares ni tampoco el, ya de por s¨ª precario, Estado del bienestar ruso. La gobernanza se vuelve pues m¨¢s complicada. M¨¢s a¨²n en un contexto de enfrentamiento con la UE, principal fuente de inversiones y modernizaci¨®n para Rusia en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. Pero, a la vez, percibida como una amenaza existencial por el r¨¦gimen de Putin como consecuencia del Maid¨¢n ucranio.
En Mosc¨² a¨²n pesa, y mucho, el recuerdo de la oleada de manifestaciones de 2011-2012 iniciadas, precisamente, ante las sospechas de fraude electoral. El Kremlin ha dispuesto todo para evitar un escenario de protestas y lo ha hecho combinando seducci¨®n y coerci¨®n. Por un lado, reforzando, aparentemente, la transparencia y limpieza del proceso con vistas a aumentar el nivel de confianza popular en los resultados: as¨ª cabe interpretar el nombramiento a la cabeza de la Comisi¨®n Electoral de Ella Pamf¨ªlova, excomisionada de Derechos Humanos y figura ampliamente respetada en el pa¨ªs.
Las elecciones se han adelantado de diciembre a septiembre para dificultar la movilizaci¨®n de la oposici¨®n
Por otro lado, se han puesto todas las trabas administrativas posibles para dificultar ¨Ccuando no impedir¨C la concurrencia de algunos candidatos de la oposici¨®n real. Al mismo tiempo, la reorganizaci¨®n de m¨¢s de la mitad de los distritos electorales, fusionando ¨¢reas urbanas con grandes zonas rurales, se ha realizado con vistas a diluir la homogeneidad del voto en zonas potencialmente m¨¢s cr¨ªticas. Las elecciones, adem¨¢s, se han adelantado de diciembre a septiembre para dificultar la movilizaci¨®n de la oposici¨®n y para evitar que los probables recortes que se anunciar¨¢n en oto?o tengan un impacto negativo en el resultado electoral. Y, en ¨²ltima instancia, si algo no sale como est¨¢ previsto, Putin dispone desde el pasado mes de abril de una robusta Guardia Nacional bajo su mando directo ¨Csin interferencias ministeriales¨C y dirigida por uno de sus ex guardaespaldas de confianza.
Parad¨®jicamente, el mejor aliado del Kremlin para evitar posibles protestas es la propia desconfianza de los ciudadanos rusos hacia el ¡°sistema¡±, lo que incluye tambi¨¦n a los pol¨ªticos de la oposici¨®n. Sin embargo, esa desconfianza se traduce, igualmente, en desmovilizaci¨®n y el Kremlin teme, a su vez, una baja participaci¨®n que, en un contexto autoritario como el ruso, equivale a una falta de adhesi¨®n que el r¨¦gimen niega. La popularidad de Putin, cimentada ahora en sus intervenciones en el exterior (Crimea, Ucrania, Siria), se mantiene alta, pero el presidente ruso no puede confiar en ser permanentemente inmune al descr¨¦dito de su estructura de poder. Como apuntan Andrei Kol¨¦snikov y Boris Makarenko, analistas del Carnegie Center de Mosc¨², el r¨¦gimen ¡°est¨¢ buscando un nuevo modelo de gobernanza que ayude a sostener el statu quo en un futuro pr¨®ximo¡±. Ah¨ª radica la relevancia de estas elecciones para el Kremlin.
Nicol¨¢s de Pedro es investigador principal del CIDOB.
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