El jugador de hockey que triunfa con su primera novela
El deportista Fran?ois-Henri D¨¦s¨¦rable, la ¨²ltima sorpresa de la literatura francesa, anuncia: "Es posible que un d¨ªa me suicide"
De todas las cosas que un profesional del hockey sobre hielo puede hacer mientras viaja con su equipo por toda Francia, Fran?ois-Henri D¨¦s¨¦rable (Amiens, 1987) eligi¨® una bastante rebuscada: leerlo todo sobre los decapitados m¨¢s ilustres de la Revoluci¨®n francesa y meterse, parad¨®jicamente, en su cabeza. ¡°Empec¨¦ a preguntarme c¨®mo reaccionar¨ªa yo en mis ¨²ltimos momentos. Antes de la ca¨ªda de la cuchilla¡±, apunta. ¡°?Tratar¨ªa de negociar con el verdugo, como Madame du Barry? ?Tendr¨ªa la sangre fr¨ªa de Lavoisier, que lleg¨® leyendo al cadalso y coloc¨® un marcap¨¢ginas en el libro antes de ser decapitado? ?Dir¨ªa una frase memorable, como Danton?¡±.
A los 29 a?os, las preguntas que se plantea D¨¦s¨¦rable no son las que cabr¨ªa esperar de un joven nacido seis a?os despu¨¦s de la abolici¨®n de la pena de muerte en Francia y casi dos siglos despu¨¦s de la toma de la Bastilla. Sin embargo, esa familiaridad es la clave del magnetismo que desprende su primer libro, Muestra mi cabeza al pueblo (editado en Espa?a por Cabaret Voltaire), una colecci¨®n de relatos en primera persona centrados en los ¨²ltimos momentos de ilustres condenados a la guillotina, de Charlotte Corday a Mar¨ªa Antonieta.
¡°Es posible que un d¨ªa me suicide por no ser capaz de convertirme en el escritor que aspiro a ser¡±
En un mercado editorial saturado de libros sobre la Revoluci¨®n francesa, destacar es todo un reto. Tres a?os despu¨¦s de aparecer, Muestra mi cabeza al pueblo ¨Cque es, precisamente, lo que le dijo Danton al verdugo antes de morir¨C cuenta ya con una edici¨®n comentada en una colecci¨®n de cl¨¢sicos. ¡°Todo el mundo conoce los acontecimientos generales de la Revoluci¨®n, pero pocos profundizan¡±, explica D¨¦s¨¦rable mientras bebe educadamente una taza de chocolate en el Caf¨¦ Laurent, un cl¨¢sico del Par¨ªs elegante donde incluso un espartano como Robespierre desataba su sibaritismo con platos ex¨®ticos en los d¨ªas m¨¢s sangrientos del periodo del Terror. ¡°Robespierre no me cae bien¡±, apunta con soltura, como si el siniestro jacobino fuese un pol¨ªtico actual. ¡°Si pudiese viajar en el tiempo, me encantar¨ªa vivir la Revoluci¨®n, pero creo que estar¨ªa del lado de Danton o de los girondinos¡±, a?ade. ¡°Me he dejado guiar por mi simpat¨ªa hacia los personajes¡±.
La entrevista tiene lugar d¨ªas antes de que D¨¦s¨¦rable juegue su ¨²ltimo partido de hockey sobre hielo con los Fran?ais Volants de Paris, el equipo de segunda divisi¨®n en el que ha militado los ¨²ltimos meses. Deja el deporte por decisi¨®n propia, explica. ¡°Al principio me mosqueaba que me preguntaran por el hockey, porque creo que, si me dijeran que un escritor es deportista, nunca comprar¨ªa sus novelas¡±, bromea.
¡°Al principio me mosqueaba que me preguntaran por el hockey, porque creo que, si me dijeran que un escritor es deportista, nunca comprar¨ªa sus novelas¡±
Sin embargo, el deporte profesional s¨ª le ha ense?ado algo esencial para sobrevivir en el tempestuoso mundillo literario: estrategia. ¡°Mi objetivo era publicar en la editorial Gallimard y sab¨ªa que Jean Baptiste del Amo hab¨ªa ganado el Premio de los J¨®venes Escritores antes de publicar en Gallimard, as¨ª que me present¨¦, lo gan¨¦ y hoy publico en Gallimard¡±, explica sin ambages.
Ahora, tras publicar su segundo libro en Francia, ?variste (una novela ambientada en la actualidad, pero basada en la vida de un matem¨¢tico del siglo XIX), D¨¦s¨¦rable ha decidido mudarse a Par¨ªs y dedicarse exclusivamente a escribir. ¡°Los escritores que admiro s¨®lo hacen eso¡±, observa. ¡°Carr¨¨re, Michon o Modiano no tienen m¨¢s oficio que la literatura, y es el tipo de escritor que me gustar¨ªa llegar a ser¡±.
Sin embargo, tambi¨¦n hay algo de reto personal. ¡°No he logrado ser el gran jugador de hockey que so?aba ser porque los estudios siempre se me han dado bien e, inconscientemente, sab¨ªa que si fracasaba en el deporte siempre podr¨ªa ganarme la vida de otra forma¡±, explica aludiendo a sus estudios de Derecho. ¡°No quiero que me pase lo mismo con la escritura. Si me dedico s¨®lo a vivir de la escritura y no tengo red de seguridad, no tendr¨¦ m¨¢s remedio que convertirme en el escritor que aspiro a ser. No s¨¦ si llegar¨¦, pero al menos quiero intentarlo. Es posible que un d¨ªa me suicide por no ser capaz de hacerlo¡±, comenta con total seriedad. ¡°Es una de las cosas que m¨¢s me angustian: no ser capaz de escribir como quiero¡±. A fin de cuentas, no hacen falta guillotinas para jugarse el cuello. A veces, basta una vocaci¨®n literaria.
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