Arrepent¨ªos, cobardes

Veintis¨¦is a?os despu¨¦s de casarse con Tom Cruise y transcurrida m¨¢s de una d¨¦cada desde su divorcio, Nicole Kidman acaba de declarar que fue un error pasar por capilla tan joven. La australiana contaba con apenas 23 a?os cuando, tras rodar D¨ªas de trueno y con el subid¨®n que da saber que has completado una obra maestra, decidi¨® casarse con aquel se?or bajito que protagonizaba el filme, papel que debi¨® lograr porque era el ¨²nico candidato que pod¨ªa meterse en uno de esos coches sin tener que amputarse una pierna. En 2012, Kidman hab¨ªa dicho al respecto de este matrimonio que todo fue perfecto en la pareja hasta que, de golpe, dej¨® de serlo. Parec¨ªa sorprendida por el final, no, como ahora, por el inicio.

Dicen que crecer es empezar a arrepentirse. Aunque arrepentirse tiene mala prensa. Se ve como un signo de cobard¨ªa o algo peor, de odio a uno mismo. Esto, en esta ¨¦poca dorada de la autoestima, es m¨¢s que contracultural. Ya lo dijo ese escritor hipster tan majo, Tao Lin: ¡°No entiendo el concepto de arrepentirse. Arrepentirte de algo es aceptar que te odias¡±. Yo, que cada vez me o¨ªdo m¨¢s y, sobre todo, mejor, y tiendo a lamentarme de casi todo lo que hago ¨Cno por maduro, pues no pienso grabar ya mi disco ac¨²stico, simplemente, por higiene-, jam¨¢s entend¨ª los motivos por los que siempre que le preguntaba a alguien si se desdec¨ªa de algo, este, como un resorte, dec¨ªa que no, para inmediatamente arrancarse a divagar sobre el poco sentido que tiene renegar de algo que ya no tiene remedio. Servidor ha preferido siempre las cosas que no tienen remedio: permiten pensar mucho en ellas sin tener que plantearse actuar. Me gusta m¨¢s medirme que pesarme.