C¨®mo montar una manifestaci¨®n espont¨¢nea
Pol¨¦mica en Marruecos por la convocatoria de una marcha contra la islamizaci¨®n del pa¨ªs
Es f¨¢cil montar una manifestaci¨®n en Marruecos de un d¨ªa para otro, con miles de personas desplaz¨¢ndose a Casablanca desde todos los rincones m¨¢s remotos del pa¨ªs para protestar contra ¡°la islamizaci¨®n del pa¨ªs¡± y contra el jefe del Gobierno, el islamista del Partido Justicia y Desarrollo (PJD) Abdelil¨¢ Benkir¨¢n. No es necesaria la intervenci¨®n de partidos, ni sindicatos, ni organizaciones humanitarias. Solo se precisa dinero. Y una mano invisible. Sucedi¨® el domingo 18 de septiembre, a tres semanas de las elecciones legislativas del 7 de octubre.
La protesta ¡°espont¨¢nea¡± sobrevino despu¨¦s de que el ministro de la Vivienda, Nabil Benabdal¨¢, acusara al brazo derecho del rey Mohamed VI, el consejero real Fuad Al¨ª El Himma, de encarnar el tahakum, o sea, el autoritarismo, el Estado profundo que controla el pa¨ªs por encima del Gobierno elegido en las urnas en 2011.
Es f¨¢cil, dec¨ªamos, reunir a miles de personas con pancartas que digan Benkir¨¢n, m¨¢rchate. El problema es que despu¨¦s viene la prensa cr¨ªtica, como el medio digital Le Desk, a desmontar la farsa. Y aparecen v¨ªdeos de manifestantes que reconocen no saber contra qu¨¦ protestan, otros muchos que aseguran ser votantes del PJD y otros que revelan haber recibido dinero. Pocas cosas hay m¨¢s deprimentes como una compra tan masiva de voluntades expuesta de forma tan obscena.
El ministro del Interior, Mohamed Hassad, designado por el rey, se apresur¨® a negar su implicaci¨®n en la marcha. Pero, en cualquier caso, los islamistas del PJD no pod¨ªan haber so?ado con un regalo electoral mejor. Ya ni siquiera insisten en que hay un Estado autoritario. Ni se sienten obligados a explicar por qu¨¦ han permanecido cinco a?os en el Gobierno sin denunciar los desmanes de ese poder en la sombra. El foco tampoco se centra ya en sus magros resultados en materia de educaci¨®n y sanidad. La mano invisible les ha hecho todo el trabajo y les ha regalado el papel de v¨ªctimas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.