Reproducir sin citar es plagiar
El periodismo es un trabajo de ensamblaje. Construimos nuestro relato noticioso manejando agencias de noticias, declaraciones de diversas fuentes y documentaci¨®n diversa. Y debe quedar clara la procedencia de cada pieza que ensamblamos en nuestro texto. De lo contrario, se nos podr¨ªa acusar de plagio. Ese es el t¨¦rmino que menciona Mario Guti¨¦rrez, un lector de Ciudad de M¨¦xico, donde imparte una c¨¢tedra de Periodismo, en el correo que me ha enviado. Se refiere al art¨ªculo M¨¦xico quiere recuperar una parte de su historia, que se public¨® en la edici¨®n impresa de Am¨¦rica el martes 13 de septiembre, firmado por Jacobo Garc¨ªa. La versi¨®n digital del mismo, de la que incluyo enlace, era un foto-relato que no contiene la totalidad del texto impreso. Dejo de lado otras consideraciones sobre el art¨ªculo que hace el profesor Guti¨¦rrez para centrarme en la cuesti¨®n esencial.
El lector escribe: Jacobo Garc¨ªa 'roba' p¨¢rrafos publicados de otras piezas period¨ªsticas sin dar cr¨¦dito. En pocas palabras, hace suyas palabras ya escritas y publicadas sin citar la fuente de sus p¨¢rrafos. Garc¨ªa ni siquiera cambi¨® la redacci¨®n de los p¨¢rrafos cuando escribe (al final de su reportaje) del Penacho de Moctezuma (¡) ¡®Es un tocado de oro de 24 quilates incrustado con piedras preciosas y 400 plumas de quetzal y otros tres tipos diferentes de aves. Originalmente, form¨® parte de un paquete de 158 piezas que el emperador Moctezuma regal¨® a Hern¨¢n Cort¨¦s para honrarlo como un visitante distinguido. Se cree que a?os despu¨¦s pas¨® a ser propiedad de la Casa Real de Austria, cuando el barco en el que viajaba el penacho fue atacado en Jamaica por corsarios franceses y medio siglo despu¨¦s fueron adquiridas a un ladr¨®n italiano por el archiduque de Austria, Fernando II del Tirol¡¯. Estas palabras son una copia exacta, con la misma puntuaci¨®n y secuencia, de una nota de la agencia mexicana Notimex escrita en el a?o 2011. El lector me env¨ªa la direcci¨®n electr¨®nica del portal Terra M¨¦xico, que public¨® la nota el 19 de enero del 2011.
P¨¢rrafos antes, prosigue, cuando Jacobo Garc¨ªa escribe de los Dinteles de Yaxchil¨¢n, copia la redacci¨®n de un texto escrito por Carlos Tello D¨ªaz y publicado el 1 de marzo de 2014 en la revista mexicana Nexos. Garc¨ªa s¨®lo cambia algunas palabras (...) Carlos Tello escribe: Maudslay lo encontr¨® en el suelo, boca abajo, en la puerta de acceso de un templo de Yaxchil¨¢n. Qued¨® fascinado con la belleza extra?a y terrible de ese objeto que, sin pensarlo m¨¢s, seg¨²n luego cont¨®, ¡®decid¨ª llevarme a casa¡¯. El dintel pesaba m¨¢s de media tonelada, demasiado para ser movido de su sitio, por lo que sus mozos redujeron el grosor a la mitad con golpes de cincel. Una semana despu¨¦s viajaron con ¨¦l, en un cayuco, por el Usumacinta.
Jacobo Garc¨ªa escribe: Maudslay lo encontr¨® en el suelo, boca abajo, en la puerta de acceso de un templo de Yaxchil¨¢n. Qued¨® fascinado con la belleza del objeto y, sin pensarlo m¨¢s, seg¨²n escribi¨® despu¨¦s: Decid¨ª llev¨¢rmelo a casa. El dintel pesaba m¨¢s de media tonelada, por lo que sus ayudantes redujeron a golpe de cincel el grosor a la mitad. Una semana despu¨¦s viajaron con ¨¦l en un cayuco por el Usumacinta.
He remitido la carta a Jacobo Garc¨ªa, desde mayo pasado miembro de la redacci¨®n de EL PA?S en M¨¦xico, y para mi asombro, reconoce que tom¨® prestados los p¨¢rrafos, pero justifica su acci¨®n en el siguiente mensaje:
Efectivamente, tom¨¦ de la agencia Notimex el p¨¢rrafo que describe el penacho y su origen y que es pr¨¢cticamente el mismo que utiliza el museo de Etnolog¨ªa de Viena para describir la pieza en la vitrina. Es por tanto una descripci¨®n est¨¢ndar (qu¨¦ es y de d¨®nde viene) y un p¨¢rrafo pr¨¢cticamente de dominio p¨²blico. Entiendo, por otra parte, que la agencia Notimex, a la que EL PA?S est¨¢ abonado, es una fuente valida y utilizable en nuestro trabajo, m¨¢s a¨²n cuando se utiliza de forma tan gen¨¦rica para la descripci¨®n de un objeto. Si el penacho tiene plumas, oro y fue un regalo de Moctezuma a Cort¨¦s no se puede explicar de otra forma. No es tampoco ning¨²n secreto ni una verdad revelada, c¨®mo lleg¨® el penacho a Austria.
Respecto al segundo p¨¢rrafo, Garc¨ªa se?ala: Creo que nuestro lector no tiene raz¨®n. En esas tres l¨ªneas se cuenta que el explorador ingl¨¦s 'se emocion¨®' al ver la piedra, decidi¨® 'llev¨¢rsela a casa' y la redujo a golpe de 'cincel'. Pero nada de eso es m¨ªo, ni de la revista Nexos a la que se refiere el lector, ni de Carlos Tello, sino que es una cita y descripci¨®n, cuya existencia comprob¨¦, aparecida en los libros Yaxchil¨¢n: antolog¨ªa de su descubrimiento y en Les Anciennes Villes du Nouveau Monde, que escribi¨® el autor del descubrimiento y que est¨¢ citado en mi texto. Entiendo no obstante que puede indignar al lector la literalidad del p¨¢rrafo. Pero al ser una cita de una cita, entiendo que es suficiente con nombrar la fuente original, no segundas versiones, como as¨ª queda recogido.
Considero del todo irregular el m¨¦todo de trabajo de Garc¨ªa. Est¨¢ autorizado a tomar los datos del Penacho de Moctezuma de la agencia Notimex, pero no a copiar ¨ªntegro un p¨¢rrafo que se puede redactar de muchas maneras. M¨¢s grave me parece que haya incorporado a su reportaje, sin entrecomillarlo y citar su procedencia, el p¨¢rrafo del art¨ªculo Yaxchil¨¢n que Carlos Tello public¨® en la revista Nexos. Dudo muchos que el p¨¢rrafo en cuesti¨®n sea una cita literal de los libros del explorador que realiz¨® el descubrimiento. Me inclino a pensar que Tello habr¨¢ tomado de ellos los datos esenciales para redactar su cr¨®nica. Por ese motivo, Garc¨ªa tendr¨ªa que haberle citado, mencionando tambi¨¦n los libros originales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.