Cuando todo falla, ah¨ª est¨¢ Tom Hanks, la quintaesencia del hombre honesto. Ha protagonizado grandes filmes, y tambi¨¦n sonoros tropiezos
Walt Disney era un se?or muy inquietante. Tom Hanks lo sabe, as¨ª que su interpretaci¨®n en 'Al encuentro de Mr Banks' lo insin¨²a, pero sin pavonearlo. Con su permanente sonrisa y su buen humor, el Walt Disney de Hanks es un retrato amable, pero siempre da la extra?a sensaci¨®n de que el cineasta viene de hacer cosas nazis en su despacho. La intenci¨®n del actor es interesante, y el conflicto entre la vida privada de Disney y la imagen de creador de sue?os que ansiaba transmitir al p¨²blico puede adivinarse en una segunda lectura. Pero Hanks sabe que debe evocar esa oscuridad sin que la productora de la pel¨ªcula (sin ir m¨¢s lejos, Disney) se d¨¦ cuenta. El resultado es una 'dramedia' en alm¨ªbar que sugiere que el verdadero pelicul¨®n est¨¢ sucediendo en las escenas que no nos dejan ver.Su tercer romance en pantalla con Meg Ryan (tras 'Joe contra el volc¨¢n' y 'Algo para recordar') es este 'Tienes un e-mail', que carec¨ªa del encanto y la frescura de los anteriores. Tiene sentido que eligiesen a Hanks para representar la cara amable del capitalismo: interpret¨® al presidente de un emporio de tiendas de libros que destruye las adorables librer¨ªas de barrio. Pero no importa, porque tras arruinar el negocio de Meg Ryan, le dar¨¢ un rinc¨®n en su macrolibreria para que se mantenga entretenida. Hacer que este capitalista sin escr¨²pulos funcionase como gal¨¢n no era tarea f¨¢cil, as¨ª que el actor explot¨® por primera y ¨²nica vez en su carrera todos los trucos solventes y jug¨® sobre seguro. Se limit¨® a hacer de Tom Hanks.El director, Robert Zemeckis, perdi¨® el norte con los avances tecnol¨®gicos y se empe?¨® en rodar pel¨ªculas con actores reales recreados en 3D. El resultado fue grotesco. Sus universos no eran m¨¢gicos como en la animaci¨®n, ni reconocibles como en la imagen real. Eran feos, tristes e inc¨®modos de ver. Y lo peor es que en esta megal¨®mana empresa (humillada despu¨¦s por 'Avatar') arrastr¨® a Tom Hanks, quien interpreta a seis personajes distintos sin tener demasiada idea de qu¨¦ demonios est¨¢ haciendo. Lo m¨¢s perturbador de la pel¨ªcula (que ya es decir) es que conocemos tan bien la cara de Hanks que verle convertido en un mu?eco aparatoso nos distra¨ªa de la pel¨ªcula. Adem¨¢s, si contratas al actor que mejor transmite emociones del mundo, ?para qu¨¦ entorpecer su interpretaci¨®n con efectos digitales?Con 758 millones recaudados, no puede considerarse un fracaso esta adaptaci¨®n del 'best-seller' de Dan Brown, 'El c¨®digo Da Vinci'. Sin embargo, Hanks es un error de c¨¢sting flagrante. El novelista quer¨ªa a Russell Crowe, que inspiraba dureza y vigor, dos adjetivos que Tom Hanks ni huele. Su qu¨ªmica con Audrey Tatou era ins¨ªpida, en parte porque ella s¨®lo se esforzaba en convencernos de que no es Am¨¦lie. No lo consigui¨®. El mundo entero la sigue llamando "la de Am¨¦lie", y tampoco nos hemos recuperado de la cat¨¢strofe capilar que llevaba Hanks en la cabeza. ?Qu¨¦ significaba ese vis¨®n craneal? ?Para desenterrar siglos de oscuridad eclesi¨¢stica es imprescindible lucir tup¨¦? Como ya conocemos la historia, pod¨ªamos pasarnos la pel¨ªcula hipnotizados por ese matojo, pregunt¨¢ndonos d¨®nde demonios se supone que le nace el pelo y c¨®mo es posible que no se le caiga entre tanto correr de un lado a otro. Ser¨¢ cosa de un milagro.
