¡®Un monstruo viene a verme¡¯: a favor y en contra
La pel¨ªcula de Juan Antonio Bayona est¨¢ arrasando en taquilla y en kleenex. Pero, ?es realmente buena?
Un monstruo viene a verme, la nueva pel¨ªcula de?Juan Antonio Bayona (Barcelona, 1975), es el mejor estreno espa?ol del a?o en cuanto a recaudaci¨®n: 3,6 millones de euros en su primer fin de semana. Adem¨¢s, se est¨¢ convirtiendo en el filme que provoca m¨¢s l¨¢grimas entre los espectadores. Nosotros la analizamos seg¨²n la visi¨®n del mismo sujeto con dos diferentes personalidades: el Dr. Jekyll, que est¨¢ a favor, y Mr. Hyde, que se posiciona en contra.
La visi¨®n de Dr. Jekyll, a favor
La infancia y sus claroscuros ¨Cm¨¢s bien oscuros que claros¨C son el tema subterr¨¢neo que aporta unidad a toda la filmograf¨ªa de Juan Antonio Bayona y, en este orden de cosas, un libro como Un monstruo viene a verme, de Patrick Ness, no s¨®lo parece una elecci¨®n natural para su tercer largo, sino, sobre todo, una herramienta perfecta para aportar peso espec¨ªfico (po¨¦tico y moral) al conjunto de su trabajo.
Frente al lugar com¨²n que considera el cuento de hadas como un instrumento de sumisi¨®n y control, el arb¨®reo monstruo que preside la pel¨ªcula aporta otro interesante uso para el relato m¨¢gico: la aceptaci¨®n de la ambig¨¹edad y la paradoja en un universo donde quiz¨¢ las brujas no sean exactamente asesinas, los pr¨ªncipes justos carguen con considerables mochilas de culpa y los hechiceros hostiles tengan una cierta pureza en su interior.
En el fondo, con esta pel¨ªcula Bayona se est¨¢ psicoanalizando con la misma inclemencia con que, al final, se psicoanaliza su protagonista infantil, abrazando una oscuridad que no siempre est¨¢ ah¨ª afuera, sino, por regla general, aqu¨ª adentro, como bien sab¨ªan Jung y su sombra.
La visi¨®n de Mr. Hyde, en contra
He aqu¨ª otra de esas pel¨ªculas que volver¨¢n a espolear ese mantra colectivo tan fastidioso: ¡°No parece espa?ola¡±. Todo un acto reflejo por parte de quienes confunden la competencia t¨¦cnica ¨Cque en Un monstruo viene a verme avasalla al espectador desde el primer minuto¨C con la identidad. Quiz¨¢ haya espectadores que lleguen al estreno aturdidos por la intrusiva campa?a promocional que, desde meses atr¨¢s, canta, con hip¨¦rboles, las bondades de la pel¨ªcula.
Quiz¨¢ a alguien le irrite ese algo que tiene Bayona de mini-yo del modelo Amen¨¢bar. Pero lo m¨¢s probable es que este tercer largo de uno de nuestros j¨®venes cineastas con m¨¢s proyecci¨®n internacional arrase en taquilla, porque en su ADN no se contempla ese margen de error (asociado al riesgo) que suele separar la poes¨ªa del producto eficaz y llamativo, pero teledirigido desde su mismo storyboard. Y justamente lo que hubiese necesitado toda aproximaci¨®n al libro de Patrick Ness es, precisamente, eso: una mayor fragilidad po¨¦tica y menos tendencia a la estruendosa tiran¨ªa de la imagen publicitaria.
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