Todo por demostrar
Rajoy ofrece di¨¢logo pero pasa de puntillas sobre los temas m¨¢s graves
Con solo 137 esca?os, un partido lastrado por la corrupci¨®n, un Gabinete lleno de ministros abrasados y cuatro a?os avasallando en el Parlamento a los otros grupos pol¨ªticos, era imposible para Mariano Rajoy plantear su ejercicio de investidura desde otro plano que el del di¨¢logo. M¨¢xime cuando se la debe al sentido de Estado de los socialistas y no a sus propios m¨¦ritos.
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Con ese pesado bagaje a sus espaldas, resulta frustrante que Rajoy no ofreciera en su discurso sombra de autocr¨ªtica ni propuesta innovadora alguna respecto al problema pol¨ªtico m¨¢s grave que tiene planteado Espa?a, que es el desaf¨ªo independentista lanzado por las autoridades de Catalu?a.
Hasta ahora la interlocuci¨®n con la Generalitat ha brillado por su ausencia, con el Gobierno parapet¨¢ndose tras los tribunales, lo cual ha contribuido a agravar el problema. Pero lo que exigir¨ªa un giro radical en su tratamiento se convierte, m¨¢s all¨¢ de ofrecer un di¨¢logo sobre asuntos de ¡°solidaridad interterritorial¡±, en una oferta muy deficiente: sigue reservando el ¡°derecho a decidir¡± al conjunto de los espa?oles, pero pasa de puntillas sobre c¨®mo articular ese derecho para resolver el problema catal¨¢n.
Tambi¨¦n es insuficiente el enfoque que hizo sobre la corrupci¨®n. Bien est¨¢ el tard¨ªo reconocimiento de la implicaci¨®n de personas de su partido, pero Rajoy no acierta a entender que la gravedad del asunto causa un problema moral y un trauma a las dem¨¢s fuerzas a la hora de permitir el gobierno de su partido, especialmente a los socialistas. Rajoy sigue sin asumir que la corrupci¨®n en el PP no ha sido cosa de unas pocas ¡°ovejas negras¡±, sino un problema estructural en el que su reacci¨®n, tard¨ªa e insuficiente, vac¨ªa su credibilidad a la hora de ofrecer cambios de calado.
M¨¢s que avanzar un programa de gobierno, Rajoy se ofreci¨® al Congreso como conductor de una serie de pactos sin duda muy convenientes para Espa?a: pensiones, di¨¢logo social, pacto educativo, financiaci¨®n auton¨®mica y limpieza de la vida p¨²blica. Se adelant¨® a advertir cu¨¢l es su l¨ªnea roja: no dar marcha atr¨¢s en las reformas realizadas durante su anterior mandato, a las que atribuye la creaci¨®n de medio mill¨®n de empleos al a?o. Ninguna menci¨®n a reforma constitucional alguna, que ser¨ªa deseable se abordara hoy en respuesta a las intervenciones de los dem¨¢s grupos parlamentarios.
El escenario pol¨ªtico ha cambiado. Profundamente. La an¨®mala situaci¨®n de bloqueo que hemos vivido ha terminado. Los tics autoritarios de otros tiempos, los desprecios entre contrincantes pol¨ªticos y el estilo de gobierno de espaldas al Parlamento tienen que dar paso al di¨¢logo que Rajoy se dice dispuesto a practicar a partir de ahora. Todo eso tiene que verificarse en la pr¨¢ctica, y la primera prueba de la sinceridad de sus prop¨®sitos ser¨¢ la composici¨®n del Gobierno. Ah¨ª se reflejar¨¢ la primera se?al para saber si el candidato a continuar en La Moncloa est¨¢ escenificando un cambio de actitud sin verdadera voluntad de cambio, o si realmente prepara un equipo capaz de ganarse ¡°cada d¨ªa¡±, como ¨¦l dice, el derecho a la estabilidad parlamentaria.
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