C¨®mo odiar correctamente a... 'Juego de tronos'

Bienvenidos al manual del hater. Un espacio de pedagog¨ªa unilateral en el que el lector podr¨¢ encontrar la atalaya de su esnobismo. Hoy estamos solos contra el universo, que es lo que de verdad nos excita. Toca odiar una de las vacas sagradas de la televisi¨®n. La serie de HBO por excelencia: Juego de tronos. Vaya por delante que, en esta conversaci¨®n, se va a enfrentar a una audiencia apasionada, exigente y poco racional: los tronistas, capaces de matar en nombre de los dioses nuevos y antiguos. Convi¨¦rtase en el azote del fen¨®meno televisivo de la d¨¦cada con estas exclusivas indicaciones.

1. Es el se?or de los anillos, pero con desnudos

Parece que George R. R. Martin haya inventado el g¨¦nero literario de fantas¨ªa.

Y no, lo que ha hecho es colocar a sus protagonistas de culebr¨®n sobre los mapas de Tolkien o de World of warcraft. Sus semejanzas con El se?or de los anillos son sonrojantes: el amigo gordo y sensato se llama Sam. Poniente y Tierra Media; el Norte y Mordor; el Mar Angosto y el Gran Mar... Todo atufa a copia. Eso s¨ª, para darle madurez y morbo, los de HBO y el de la gorra marinera se pusieron a desnudar a los actores a lo largo de la serie, con la machista casualidad de que, por cada 30 tetas, tan solo aparece un pene.

2. Es lenta y siempre utiliza el mismo formato

El modelo es id¨¦ntico para todas las temporadas.

Primeros episodios: introducci¨®n de nuevos personajes irrelevantes, un par de muertes sin gran importancia y aburridos dramas pol¨ªticos. Sin que haya ocurrido nada interesante, llegamos al episodio seis. A partir de ah¨ª, campa?a del Partido Socialdem¨®crata de Daenerys de la Tormenta, ingeniosa salida de Tyrion Lannister ante un problema irresoluble y, por fin, en el episodio ocho tenemos: una gran batalla, una gran traici¨®n y muere alguien de la familia Stark a quien todo fan le hab¨ªa cogido cari?o. Como colof¨®n, salen los dragones, escupen fuego y final abierto con versi¨®n ¨¦pica de la canci¨®n. Id¨¦ntico esquema temporada tras temporada. Y van seis.

Son pesados, cenizos e inoportunos.Repita textualmente: "La empat¨ªa hacia la familia Stark, una de las m¨¢s estomagantes del universo televisivo, es un s¨ªntoma de lo marchita que est¨¢ la sociedad y de la ambig¨¹edad de la jerarqu¨ªa de valores. Los Stark, tan honorables que parecen, traicionan sus principios constantemente y son unos pol¨ªticos mal¨ªsimos y peores estrategas. Los Lannisters son unos incestuosos hijos de Sat¨¢n, pero al menos cumplen lo que dicen y pagan sus deudas". Acaba usted de reventar la discusi¨®n con aut¨¦ntico queroseno hater.

Cuando muri¨® Jon Snow todos sab¨ªamos que iba a resucitar. Todos.

Y si una resurrecci¨®n es previsible, no hablemos de la historia petulante del ni?o cuervo o de las premoniciones de los fans, que parece que se cumplen todas. M¨¢s o menos nos sabemos el final: van a salir tres dragones, va a aparecer la rubia, el resucitado, el peque?o gran hombre y no va a ganar nadie, porque en la guerra no hay ganadores y George R. R. Martin es de los que dan lecciones. Tambi¨¦n es f¨¢cil adivinar la cantidad de precuelas y secuelas que se va a inventar la HBO para no enterrar la gallina de los huevos de oro.

5. La conversaci¨®n sobre la serie es inaguantable

Que s¨ª, que la Boda Roja fue traum¨¢tica.

Que cuando matan a un mixtolobo es como si matasen a un familiar, y que muy bonita la taza de "No soy una princesa, soy una Khaleesi" al lado de la de Mr. Wonderful. Que tres escenas del episodio de ayer las rodaron en la sierra de Bollullos del Quintopino y que hay una teor¨ªa conspiratoria fant¨¢stica sobre los muertos a caballo de los Targaryen. Pero, veamos o no veamos la serie, no a todos nos apetece hablar de ella a todas horas. De verdad. Ya basta.