?Qu¨¦ tienen que ver un sestercio y cinco euros?
La nueva dataci¨®n del acueducto de Segovia es una oportunidad para parafrasear a los Monty Python: ?Qu¨¦ han hecho por nosotros los romanos?
?Qu¨¦ nos han dado los romanos? preguntaba a sus seguidores en la Vida de Brian?el l¨ªder del Frente Popular de Judea para justificar los ataques contra los soldados del imperio. ¡°El acueducto¡±, apuntaba tras un momento de silencio un militante sentado en primera fila abriendo una avalancha de respuestas tras la cual el orador ten¨ªa que reformular la cuesti¨®n: ¡°Aparte del alcantarillado, la sanidad, la ense?anza, el vino, el orden p¨²blico, la irrigaci¨®n, las carreteras y los ba?os p¨²blicos, ?qu¨¦ han hecho los romanos por nosotros?¡±
Aunque el di¨¢logo los Monty Python se situaba en la Jerusal¨¦n del siglo I, la primera respuesta pod¨ªa haberse producido perfectamente ¡ªeso s¨ª, algunos a?os m¨¢s tarde¡ª a unos 5.500 kil¨®metros por tierra m¨¢s hacia el oeste, en la ciudad hispana de Segovia.
En realidad, todas las respuestas habr¨ªan sido posibles en Segovia. Ambos lugares ten¨ªan mucho en com¨²n a comienzos del siglo II de nuestra era, lo que da una idea del poder romano. De hecho, formaban parte de la misma unidad pol¨ªtica, econ¨®mica, militar y, si queremos, suprasocial. Al final, su destino quedaba en manos de las mismas instituciones y de la misma persona: el emperador. Los segovianos de comienzos del siglo II ¡ªy otros varios millones de personas repartidas en decenas de ciudades por todo el imperio¡ª disfrutaban de algo que hoy en d¨ªa, desgraciadamente, todav¨ªa es un lujo en numerosos rincones de planeta: agua fresca.
Esto era posible gracias a un sistema de transporte del que nos ha llegado la parte m¨¢s visible y espectacular ¡ªel acueducto¡ª pero que en todo su dise?o ¡ªrepetido con variaciones a lo largo del imperio¡ª es estudiado por los ingenieros de hoy en d¨ªa. Un sistema que ha abastecido de agua a la ciudad hasta hace pocos a?os. Probablemente, una de las estructuras complejas en funcionamiento de m¨¢s larga duraci¨®n creadas jam¨¢s por el hombre.
El hallazgo de una moneda romana ¡ªun sestercio de Trajano¡ª ha hecho reconsiderar la fecha de su construcci¨®n pasando del 98 DC a un periodo entre el 112 y el 116 DC. A estas alturas poco importa esa estrecha variaci¨®n de a?os, pero para ponernos en contexto, imaginemos que un avance importante ¡ªla memoria USB por ejemplo¡ª, en vez de inventarse en 1998 lo hubiera hecho este mismo a?o. Y aunque el acueducto no supon¨ªa que la gente tuviera agua corriente en casa ¡ªsolo en algunos casos excepcionales¡ª significaba que esta manaba de las fuentes y en los ba?os p¨²blicos, facilitando la salubridad, el riego y en suma, la civilizaci¨®n.
Como el acueducto, los romanos nunca se fueron. Estas l¨ªneas est¨¢n escritas en su lengua, transformada durante siglos. Firmamos casi los mismos contratos de matrimonio, alquiler y venta que entonces. Apostamos, juramos y bebemos sin grandes diferencias. Escribimos parecidas frases en las l¨¢pidas de nuestros muertos y usamos ind¨¦nticamente algunas de las mismas palabrotas. Y en el siglo XXI en toda Europa pagamos con un billete de cinco euros donde hay impreso... un acueducto romano.
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