Profesor, obrero, becario

La socialdemocracia europea triunf¨® por una coalici¨®n entre el proletariado y las nuevas clases medias: los segundos pagaban impuestos para que los primeros tuviesen un lugar en el sistema, y ambos dejaban espacio a los nuevos llegados (j¨®venes, mujeres, migrantes). Pero en las ¨²ltimas d¨¦cadas ese consenso se ha roto. El primer quiebro lo hicieron los j¨®venes cualificados que se fueron hacia partidos de nueva izquierda, de posiciones sociales m¨¢s abiertas. El segundo lo ha hecho la vieja clase obrera, hacia la derecha nacionalista que amenaza al establishment. Podemos es una parad¨®jica mezcla de ambas: sus votantes se parecen a los primeros, pero sus objetivos (ganar antes que influir) son m¨¢s similares a los segundos.

Para ello necesita no s¨®lo al profesor y al becario: tambi¨¦n al obrero. De ah¨ª su insistencia en identificar a todos en una sola categor¨ªa: la gente. Contra la casta, el sistema, la oligarqu¨ªa. A ello a?ade la precariedad y la crisis como puntos de uni¨®n. Como en cualquier discurso frentista, los l¨ªderes tienden a incluirse en sus declaraciones en el grupo de "nosotros" frente a "ellos", empleando la primera persona del plural.

Pero es un espejismo. Podemos sigue asentado en una plataforma escorada a la izquierda, hasta el punto de que parte de sus bases se sienten traicionadas ante cualquier movimiento. La "gente" que vota morado lo hace sobre todo por convicci¨®n ideol¨®gica, no por una nueva identidad de clase emergida de la precariedad o de la crisis afectando por igual al profesor que al becario. Y es arduo asaltar el cielo desde una esquina.

El espejismo se hace m¨¢s evidente cuando los propios l¨ªderes de Podemos incurren en alguna contradicci¨®n que deja al descubierto, justamente, que aunque todos somos gente unos lo son m¨¢s que otros. No est¨¢n dando antorchas a una masa ciega e informe, sino a una sociedad compleja y segmentada. As¨ª, con cualquier paso en falso, algunos que se pretend¨ªan "nosotros" pueden ser vistos de repente como "ellos" por obreros, becarios o profesores. Entonces sus argumentos se consumir¨¢n en la hoguera dial¨¦ctica que ellos mismos prendieron. @jorgegalindo