As¨ª acaba el mundo
Con Trump es como si de pronto el futuro se hubiera esfumado y, con ¨¦l, nuestra capacidad de entender el presente
La ciudad de Nueva York se siente como una enorme funeraria donde velamos, juntos pero a la vez muy solos, una muerte repentina. Pero es un duelo confuso, porque no lo sustenta la concreci¨®n absoluta de una muerte, ni tiene la cualidad irremediable de un final ya consumado, aunque sea irremediable el resultado que las urnas arrojaron. Es, tal vez, un duelo a futuro y del futuro. Como si de pronto el futuro se hubiera esfumado y, con ¨¦l, nuestra capacidad de entender el presente.
Una de las narrativas m¨¢s irresponsables, simplistas y carentes de empat¨ªa frente a esa ausencia de futuro que sienten tantas personas es la de la llegada de Trump como anuncio del ¡°final del imperio¡±. Pienso en Slavoj??i?ek, que, en su pas¨®n eterno de anfetaminas e ideolog¨ªas caducas, predicaba eso mismo hace unos d¨ªas. Pero tambi¨¦n en tantos m¨¢s, que vaticinan un ¡°final¡± apocal¨ªptico desde su c¨®modo activismo de escritorio. Supongo que desde las altas c¨²spides de la arrogancia intelectual se ve clar¨ªsimo c¨®mo se derrumba un mundo. (Desde ac¨¢ abajo ¡ªdesde nuestra realidad trivial, ilegible, ca¨®tica¡ª los saludamos).
Solo una mala noticia, ?i?ek-zombies: los finales son lentos, paulatinos y, casi siempre, burocr¨¢ticos. Este final empieza con tratados que no se van a firmar, acuerdos que no se van a respetar, decretos que se van a revocar. Empieza, por ejemplo, con la revocaci¨®n ya anunciada del derecho a la ¡°acci¨®n diferida¡± (DACA) que concedi¨® Obama en 2015 a m¨¢s de 1,5 millones de j¨®venes migrantes que entraron a Estados Unidos siendo menores de edad. Casi todos esos j¨®venes ¡ªla generaci¨®n de los DREAMers¡ª no tienen nacionalidad, de modo que sin la DACA no pueden gozar de derechos civiles del ¨²nico pa¨ªs que consideran el suyo. La DACA los proteg¨ªa de la deportaci¨®n, les conced¨ªa permiso temporal de trabajo y les garantizaba derechos y beneficios, como el derecho a recibir financiamiento estatal o privado para su educaci¨®n universitaria. Revocar ese decreto va a ser barato, f¨¢cil, y tomar¨¢ una ma?ana. Con el fin de la DACA en efecto se cae un mundo entero. Y casi nadie lo va a notar.
Puede que, a la larga y en retrospectiva, la llegada de Trump se inscriba en la historia como el principio del final. Pero si lo es, ni nos vamos a dar cuenta, porque los finales son solo una suma de decretos revocados, sellos estampados, de firmas al calce. O, como dec¨ªa T. S. Eliot:
¡°As¨ª es como el mundo acaba
As¨ª es como el mundo acaba
As¨ª es como el mundo acaba
No con una explosi¨®n sino con un gemido¡±.
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