10 templos m¨ªticos de Madrid que desaparecieron inevitablemente
El ruido, las peleas con los vecinos o las multas han echado el cierre a m¨²ltiples locales de las noche madrile?a
El exceso de decibelios, las broncas con los vecinos, la lluvia de multas, las limitaciones de aforo y el canibalismo comercial, han provocado en los ¨²ltimos 15 a?os que muchos bares, restaurantes, pubs y discotecas de la capital desaparecieran sin que nada se pudiera hacer. Verdaderos templos de la noche e incluso del d¨ªa, fueron fagocitados de la noche a la ma?ana quedando en su lugar un recuerdo de otros tiempos. Y aunque son muchos, seleccionamos diez de los m¨¢s representativos.
La Pepita. Fue la segunda casa de muchos malasa?eros y no tan malasa?eros durante la d¨¦cada de los 90 y del 2000, destino de peregrinaci¨®n para los amantes de las croquetas y las patatas bravas. En la Pepita era f¨¢cil tragarse un mini de calimocho mientras que una octogenaria del barrio se tomaba en la mesa de al lado un mosto con aceitunas. Poco antes de echar el cierre en 2008, el barrio entero se moviliz¨® para evitar su clausura, pero fue en vano. Posiblemente pas¨® a la historia como uno de los lugares m¨¢s queridos por los j¨®venes madrile?os, donde tras la barra encontraban verdaderas segundas madres. Una pena.
Frank Sinatra o Ava Gardner se pusieron finos entre las paredes de Pasapoga
Pasapoga. Sin duda era una de las salas de fiesta m¨¢s bonitas de toda Espa?a, en activo desde 1942 hasta 2003. Grandes como Frank Sinatra o Ava Gardner se pusieron finos entre sus paredes en forma de U, bajo su papel pintado, su m¨¢rmol y sus l¨¢mparas de ara?a. El rollo de la sala era de 'lujer¨ªo' y bailes de sal¨®n hasta la llegada del p¨²blico homosexual, elevando la m¨ªtica sala al firmamento de los templos gay de la capital. Pasapoga era el imprescindible del ligoteo, con sus fiestas de mensajes, sus conciertos, su brilli brilli y su megatr¨®n, todo ello acompa?ado con una falsa sensaci¨®n de sofisticaci¨®n y poder¨ªo. Ubicada al lado de la plaza del Callao, termin¨® siendo v¨ªctima de la profanaci¨®n que se ha hecho en los ¨²ltimos 15 a?os de la Gran V¨ªa, ya infestada de restaurantes de comida r¨¢pida, tiendas de ropa y franquicias. Una curiosidad: el nombre de la sala procede de un acr¨®stico construido con los apellidos de sus fundadores Patuel, S¨¢nchez, Porres y Garcia.
Nasti. Si hay una sala de la que se pueden contar millones de an¨¦cdotas, esa es la desaparecida sala Nasti. Recogiendo el testigo de la sala Maravillas, tuvo m¨²ltiples nombres seg¨²n la sesi¨®n, como Barbarella o Astoria. La sala nos dej¨® impagables directos aberrantes de unos desconocidos Dover, una obra de arte del mundo de la mensajer¨ªa dentro de los ba?os y m¨²sica, mucha y muy buena m¨²sica. Atr¨¢s quedaron aquellas sesiones fabulosas de Nacho Hipster o de Eme DJ, desde Los Planetas hasta Pizzicato Five. Absolutamente nadie podr¨¢ olvidar aquellos morros rojos de 'la Trini' tras la barra ?Nadie! Las deudas generadas por la enorme cantidad de imposiciones institucionales y las infinitas multas, cavaron su fosa hace tres a?os. En la actualidad, la sala est¨¢ en activo, en otras manos, con otro rollo, en una galaxia muy lejana a lo que fue y sin brillo alguno.
Hoy en d¨ªa hay un bar reformad¨ªsimo que nada tiene que ver con aquel maravilloso antrazo
Rio Xallas. M¨¢s com¨²nmente conocido como 'El mamajuana', este hist¨®rico bar de los aleda?os de la Gran V¨ªa lleg¨® incluso a tener denominaciones surrealistas como 'el pobre' o 'el bar de la fea'. Su situaci¨®n estrat¨¦gica, justo frente al balc¨®n por el que se precipit¨® la cantante Masiel, lo convirti¨® en el preferido de los asiduos al Ocho y Medio para tomar las primeras copas a precio de ganga. Adem¨¢s de su obsesi¨®n por sacar compulsivamente tapas de patatas fritas, hab¨ªa cuencos de pipas por todas partes, de ah¨ª que caminar por el bar era como pisar una tonelada de insectos disecados. A¨²n tenemos tatuado en las retinas aquellas fotos de Paco Porras que vest¨ªan las paredes y aquellos ba?os que llevaban sin ver un estropajo d¨¦cadas. Hoy en d¨ªa hay un bar reformad¨ªsimo que nada tiene que ver con aquel maravilloso antrazo.
Algo en Negro. Durante unos cuantos a?os, el m¨ªtico pub de la calle Palafox se convirti¨® en un hervidero de modernos, fan¨¢ticos de la m¨²sica electr¨®nica y promotores de lo que se denomin¨® la ¡°removida madrile?a¡±. A pesar de que all¨ª el aforo era como un cuento de los hermanos Grimm, milagrosamente nadie se rompi¨® la cabeza bajando por aquellas escaleras infernales que conduc¨ªan a la planta baja. Algo en Negro cerr¨®, dejando hu¨¦rfanos a los h¨ªpsters de hace una d¨¦cada, pero reabri¨® en la zona de Pac¨ªfico. Claro que el concepto, ya no es el mismo.
Motor B. El a?o 2016 tambi¨¦n ha aniquilado otro de los grandes bares-museo de la capital. Los locos por las motos han tenido que decir adi¨®s a uno de los centros de reuni¨®n m¨¢s concurridos, donde incluso se ofrec¨ªan copas sin alcohol para los conductores. Motor B, en el coraz¨®n de Chamber¨ª era en ocasiones un verdadero espect¨¢culo de supermotos desfilando para arriba y para abajo. Aunque su interior daba un poco de miedo y atufaba un poco a frikismo, su p¨¦rdida ha sido muy lamentada por el sector de las dos ruedas.
Excalibur. Cuatro a?os han pasado ya desde que el famoso templo del rock anunciara que sus puertas no volver¨ªan a abrir por la noche, nada m¨¢s que para conciertos. Ubicada en Vallecas, posiblemente uno de los barrios con m¨¢s solera de la capital, la Sala Excalibur lo petaba cada fin de semana a golpe de heavy metal y muchos decibelios. En la actualidad, m¨¢s de un espabilado se ha topado con sus puertas cerradas sin saberlo. Claro que siempre quedaba la sala We Rock para hacer el apa?o. Ah, no, que tambi¨¦n la han cerrado. Esto es un sinvivir.
Espiral Pop. Fue uno de los locales 'popis' que m¨¢s afluencia de p¨²blico tuvo en la primera d¨¦cada del siglo. Era impresionante ver c¨®mo en un local tan peque?o (a pesar de que ten¨ªa dos plantas) pod¨ªa caber tanta gente. Celebrities de la noche y de los platos, como Aviadordeluxe, la Flor de Alcorc¨®n e incluso la fabulosa artista Roberta Marrero o Nacho Canut, regalaron aut¨¦nticos trallazos a la Malasa?a mas indie. Fue la ¨¦poca dorada del piruleta pop y el fotolog. Al parecer los problemas con los vecinos eran constantes y, muy posiblemente, el motivo de su tambi¨¦n lamentada desaparici¨®n.
El Bo?ar de Le¨®n. Una de las noticias m¨¢s intrigantes de este ¨²ltimo a?o ha sido el cierre repentino de El Bo?ar de Le¨®n, en Noviciado. Adem¨¢s de sus generosas tapas chiclosas de alitas de pollo y sus inmensos platos de algo similar a una papilla de ¡°arroz con cosas¡±, el Bo?ar se hizo famoso por el reto del cocido de los lunes. Aquel que fuera capaz de comerse el cocido leones completo, ganaba un viaje para dos personas a Canarias. O eso es lo que pregonaban sus servilletas. Han debido ser las cucarachas las que al final se han comido al m¨ªtico restaurante que, era muy cochino, s¨ª, pero siempre estaba hasta la bandera. Y no tiraban la comida, la ofrec¨ªan a los pobres. A ver si cunde el ejemplo.
Gris. Aunque a¨²n no ha echado el cierre, Pablo Rodriguez resiste tras la barra del m¨ªtico bar de la movida, casi aniquilado por las multas por ruido o aforo y las quejas de las instituciones. Con m¨¢s de 30 a?os animando a los j¨®venes en el barrio de Chueca, a¨²n hay quien conserva en casa alguna tarjeta de segunda copa gratis. Hoy en d¨ªa lo encuentras des¨¦rtico entre semana y tiritando cuando llega el s¨¢bado, aunque a¨²n brilla cuando hay sesiones destroy, como las de los Vurdalaks. No deber¨ªa morir, pero posiblemente nos encontremos ante la cr¨®nica de una muerte anunciada
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