Un futuro para el socialismo
Con las reformas necesarias, el PSOE puede volver a ser un instrumento para el cambio
El PSOE atraviesa una situaci¨®n compleja que va m¨¢s all¨¢ de la pasada sesi¨®n de investidura. Ha perdido apoyo electoral en casi todas las elecciones celebradas desde 2008, y esto se une a una debilidad estructural de los socialistas europeos. No faltan los agoreros que anuncian, una vez m¨¢s, el fin de la socialdemocracia. Sin embargo, no ha habido un contexto hist¨®rico en que las ideas socialistas sean m¨¢s necesarias, para ordenar el mercado (la globalizaci¨®n) y reconstruir los sistemas de intervenci¨®n y redistribuci¨®n. Para ello, el PSOE debe recuperar la unidad interna, impulsar un renovado proyecto y reformar su modelo de organizaci¨®n para canalizar los deseos de cambio. Un esfuerzo para revitalizar la ambici¨®n de una Espa?a con liderazgo en el mundo, donde veamos a los mejores en los puestos de responsabilidad.
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Estamos viviendo cambios globales que marcar¨¢n el futuro de generaciones, como el desplazamiento de poder geopol¨ªtico al Pac¨ªfico, la vuelta de los nacionalismos y los populismos plebiscitarios (ll¨¢mese Brexit o Trump), los problemas de seguridad, el cambio clim¨¢tico, la revoluci¨®n digital o el envejecimiento demogr¨¢fico. Ignorando estos cambios, Espa?a ha ca¨ªdo en una espiral de introspecci¨®n inoperante, dilapidando nuestro peso internacional y avivando las tensiones centr¨ªfugas ante la ausencia de un proyecto de pa¨ªs. El PSOE debe liderar estos debates con convicci¨®n y firmeza regeneracionista, sin atavismos ni complejos, ante una derecha m¨¢s conservadora que nunca y una ¡°nueva pol¨ªtica¡± que gasta sus energ¨ªas en copar los titulares del d¨ªa siguiente.
Esta reflexi¨®n exige actualizar los campos de actuaci¨®n y las palancas institucionales para cumplir con nuestros ideales centenarios. Probablemente, lo m¨¢s urgente es reconocer que no hay socialismo sin una Europa federal. La diferencia m¨¢s n¨ªtida entre las dos corrientes de pensamiento no conservadoras, el liberalismo y la socialdemocracia, es que los socialistas no nos limitamos a garantizar la igualdad de oportunidades, sino que queremos preservar un elevado nivel de equidad. El problema es que, en la actualidad, los Estados no tienen capacidad para establecer sistemas fiscales justos ante la f¨¢cil elusi¨®n de impuestos de las grandes compa?¨ªas. Hemos perdido de facto nuestra soberan¨ªa fiscal, pero tambi¨¦n la normativa frente a compa?¨ªas globales. La vocaci¨®n redistributiva de la socialdemocracia, n¨²cleo de nuestro ideario, no es viable si se limita al ¨¢mbito nacional. Esta visi¨®n no se restringe a la pol¨ªtica fiscal, sino a casi todos los retos del presente. Debemos empezar por reconocer que nuestro proyecto, como nuestro futuro, nunca m¨¢s ser¨¢ exclusivamente nacional y, por ello, hay que situar el proyecto europeo en el centro de nuestro programa.
Nuestro modelo social no ha hecho m¨¢s que erosionarse en los ¨²ltimos a?os, no solo por la mayor¨ªa del PP, sino porque su supervivencia est¨¢ amenazada si se mantiene en su dimensi¨®n nacional. El socialismo debe abandonar una posici¨®n de resistencia para liderar de nuevo una estrategia que haga viable este modelo. A principios del siglo XX pocos cre¨ªan que se pod¨ªan construir pol¨ªticas sociales desde el Estado, y sin embargo as¨ª fue. Ahora, debemos hacer lo mismo a escala europea. Y no hay razones objetivas para que esto no sea posible.
Hemos perdido ¡®de facto¡¯ nuestra soberan¨ªa fiscal, pero tambi¨¦n la normativa frente a compa?¨ªas globales.
Para ello debemos actualizar el modelo de partido, nuestro modo de relacionarnos con la sociedad. No me refiero solo a las elecciones primarias, sino a un cambio radical en nuestra manera de organizarnos, modificando los sistemas y criterios de selecci¨®n de los ¨®rganos ejecutivos y de representaci¨®n. Ciertamente, actualizar nuestra estructura no es sencillo. Pasar de un modelo vertical y jerarquizado, ¡°anal¨®gico¡±, a una estructura en red para unos ciudadanos ¡°digitales¡± no es f¨¢cil. Pero reformar el funcionamiento interno es indispensable para atraer al talento de la generaci¨®n mejor formada de nuestra historia. Por aqu¨ª pasa la reforma pendiente: preocuparse menos de lo org¨¢nico y ofrecer de nuevo al PSOE como instrumento de cambio al servicio de la mayor¨ªa progresista.
Sin duda, los ¨²ltimos meses no han sido sencillos en el PSOE, pero lo verdaderamente importante es la reflexi¨®n que empieza ahora para reconstruir un partido ¨²til a la sociedad y para recuperar una mayor¨ªa social desde la que impulsar una agenda de reformas, de cambio real y progresista. Dec¨ªa Indalecio Prieto en los a?os treinta que los socialistas ten¨ªamos pendiente una magna tarea, la de ¡°conquistar a los espa?oles¡±. Un reto parecido nos aguarda ahora, su reconquista.
Jon¨¢s Fern¨¢ndez ?lvarez es diputado por el PSOE en el Parlamento Europeo.
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