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Un pa¨ªs de ni?os, un pa¨ªs sin infancia Viajamos a Burundi junto a un equipo de Unicef. M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n es menor de edad, pero la ausencia de recursos para educaci¨®n y sanidad, el hambre, la mortalidad infantil y la violencia desatada el pasado a?o dejan poco espacio a la ni?ez Un grupo de ni?os en c¨ªrculo participa en uno de los juegos del espacio de Kamesa, un terreno gestionado por Unicef, Plan y PPSM para la atenci¨®n psicosocial de menores expuestos a situaciones de violencia, sobre todo durante los enfrentamientos entre oposici¨®n y fuerzas gubernamentales desatados en abril de 2015. ANA MU?OZ (UNICEF) El juego con bal¨®n es un pilar fundamental para ver la interacci¨®n de los menores en el espacio de Kamesa. Muchos de los ni?os que participan en este proyecto fueron testigos de la violencia desatada en 2015 entre opositores al presidente Pierre Nkurunziza las fuerzas de seguridad gubernamentales. ANA MU?OZ (UNICEF) El proyecto en el espacio de Kamesa pretende envolver a los menores en un entorno de juego con el que no cuentan en este barrio, uno de los m¨¢s contestatarios el pasado a?o tras el anuncio del presidente Pierre Nkurunziza de que optar¨ªa a un tercer mandato presidencial. Los animadores dise?an juegos para que psic¨®logos analicen posteriormente con los menores sus respuestas. ANA MU?OZ (UNICEF) Desde el estallido de violencia en las calles de Bujumbura en abril de 2015, tras el anuncio del presidente Pierre Nkurunziza de que optar¨ªa a un tercer mandato, m¨¢s de 700 menores han sido detenidos y una treintena ha muerto por disparos o el impacto de granadas. En la foto un menor juega en Kamesa tras salir del colegio. ANA MU?OZ (UNICEF) Esta joven de 14 a?os es una de las ni?as del espacio de Kamesa a la que m¨¢s atenci¨®n prestan los psic¨®logos de PPSM que trabajan con Plan y Unicef. Fue testigo del brote violento de 2015. Escuch¨® disparos y vio cad¨¢veres en las calles. Es t¨ªmida pero ya sonr¨ªe y deja atr¨¢s las pesadillas en las que se encerr¨® hace unos meses. A¨²n se acuerda, eso s¨ª, de que su t¨ªo huy¨® a Congo aunque no sabe por qu¨¦. ANA MU?OZ (UNICEF) Muchos de los menores atendidos en el espacio de Kamesa recorren varios kil¨®metros desde sus hogares o escuelas para participar en el programa. El 58% de los menores de cinco a?os en Burundi, uno de los pa¨ªses a la cabeza en los rankings internacionales de hambre, sufre malnutrici¨®n cr¨®nica. ANA MU?OZ (UNICEF) Junto al peso y la altura del ni?o, el color de la piel es uno de los indicativos que siguen las religiosas del centro cl¨ªnico de Mutumba apoyado por Unicef para testar la malnutrici¨®n. Un color m¨¢s clarito de piel es un signo de malnutrici¨®n. De forma cr¨®nica la sufren el 58% de los ni?os menores de cinco a?os, mientras que algo m¨¢s del 20% lo hacen severamente. ANA MU?OZ (UNICEF) Un grupo de mujeres aguardan con sus beb¨¦s en el centro cl¨ªnico de Mutumba, en el ¨¢rea de VIH. La prevenci¨®n y sensibilizaci¨®n sobre el VIH es fundamental para evitar la transmisi¨®n de madre a ni?o. Burundi es un pa¨ªs de ni?os con unas tasas de fertilidad de m¨¢s de seis ni?os por mujer. ANA MU?OZ (UNICEF) La violencia contra las adolescentes y la explotaci¨®n sexual son dos de los lastres con los que carga la infancia en Burundi. Un programa en Bujumbura, en la capital del pa¨ªs, ense?a a las j¨®venes, muchas de ellas madres repudiadas, a cocinar a trav¨¦s de la teor¨ªa y la pr¨¢ctica. El objetivo: acercarlas al mercado laboral para romper con su estigma. ANA MU?OZ (UNICEF) Las manifestaciones de opositores al presidente Pierre Nkurunziza en abril de 2015 desataron una ola de represi¨®n en la que m¨¢s de 700 menores fueron detenidos. Muchos de ellos acabaron en c¨¢rceles para adultos. Tras las negociaciones con el Gobierno, se abrieron dos centros de reeducaci¨®n para esos ni?os que fueron encerrados en las prisiones del pa¨ªs. En la imagen, varios menores tocan los tambores en el centro de Rumonge, en el sur. Esta es una de las actividades dise?adas para ayudar a la reinserci¨®n de los j¨®venes tras su puesta en libertad. ANA MU?OZ (UNICEF) Una de las actividades que siguen los menores del centro de reeducaci¨®n de Rumonge es la educaci¨®n informal a trav¨¦s del proyecto Digital Drums. A trav¨¦s de juegos, los j¨®venes aprenden matem¨¢ticas y lengua y reorientan su formaci¨®n de cara a la reinserci¨®n posterior a su condena. En estas instalaciones hay 60 menores, el m¨¢s joven, de 15 a?os. ANA MU?OZ (UNICEF) Los menores del centro de reeducaci¨®n de Rumonge, en el sur de Burundi, tambi¨¦n siguen cursos de teatro para practicar una nueva disciplina y romper ciertos estigmas. Aunque en estas instalaciones hay menores encerrados por violaciones o huertos, muchos de los residentes est¨¢n acusados de pertenencia a grupos armados durante los enfrentamientos de 2015. ANA MU?OZ (UNICEF) La Escuela Fundamental de Busebwa que dirige Jean Claude Nduwayo cumple a rajatabla con el est¨¢ndar de colegio tipo de Burundi. Clases abarrotadas, carentes de material para los alumnos, no acondicionadas y deficitarias en n¨²mero de profesores. En Busebwa estudian o tratan de hacerlo 1.283 menores, con un promedio de alrededor de 70 alumnos por clase (la media nacional es de 72 ni?os por aula). ANA MU?OZ (UNICEF) El deterioro de los materiales, como en el caso de la pizarra que aparece en la fotograf¨ªa, es uno de los obst¨¢culos pr¨¢cticamente insalvables para la educaci¨®n de los ni?os en Burundi. Como reconoce el director de la Escuela Fundamental de Busebwa Jean Claude Nduwayo, el cansancio de los profesores y los ni?os, que vienen de lejos y tienen una alimentaci¨®n insuficiente, hace de igual modo muy dif¨ªcil mantener la motivaci¨®n y concentraci¨®n de unos y otros. ANA MU?OZ (UNICEF) Unicef ha puesto en marcha a pocos metros de la deprimida Escuela Fundamental de Busebwa un proyecto piloto de colegio amable con los alumnos y el medio ambiente. La escuela piloto, que ha visitado ya el propio presidente Pierre Nkurunziza, dispone de 11 clases para 520 alumnos, un laboratorio inform¨¢tico, otro de Qu¨ªmica y F¨ªsica y una sala para las reuniones del profesorado. En la imagen, empleados del colegio muestran c¨®mo se elaboran los ladrillos para construir las aulas, una mezcla de dos tipos de tierra y cemento, f¨¢cil y r¨¢pida de hacer. ANA MU?OZ (UNICEF) La escuela piloto de Busebwa tiene un m¨¢ximo de 50 ni?os por clase, aunque muchas aulas no llegan a esa cifra. Uno de los retos y objetivos de este colegio es la reinserci¨®n en el sistema educativo de los menores retornados de campos de refugiados en Tanzania, pa¨ªs vecino hacia el que huyeron miles de burunduses durante la guerra civil (1993-2006), y donde no se habla la misma lengua. Samuel Bukuru (en la imagen), de 18 a?os, regres¨® en 2009. Quiere ser m¨¦dico. ANA MU?OZ (UNICEF) La localidad de Ruvumvu, en la provincia de Bururi, es una de las elegidas por Unicef para desarrollar el Proyecto Lumiere, un programa para llevar algo de luz a los menores que viven lejos del apretado tramado el¨¦ctrico de Burundi. El proyecto est¨¢ basado en la distribuci¨®n de lamparas frontales recargables a trav¨¦s de bicicletas. ANA MU?OZ (UNICEF) Cada recarga de los frontales del Proyecto Lumiere cuesta en torno a los 15 c¨¦ntimos de euros. El servicio est¨¢ gestionado por ONG y grupos de solidaridad locales. Entre los objetivos est¨¢ permitir a las mujeres salir a la calle por la noche, para ir al ba?o por ejemplo, o facilitar el estudio de los menores cuando cae la noche. Las zonas sin electricidad dependen de las l¨¢mparas de aceite o petr¨®leo, m¨¢s caras y contaminantes. ANA MU?OZ (UNICEF) Diane Kanyamuneza, de 18 a?os, es un ejemplo de superaci¨®n en Ruvumvu. Perdi¨® a su padre en 2011; su madre desapareci¨®, y desde entonces cuida de sus tres hermanos. Estudia cuando ya no hay luz en la peque?a aldea monta?osa al sur de Burundi. Ahora es beneficiaria del Proyecto Lumiere y cuenta con una l¨¢mpara que recarga de forma gratuita. La botella de petr¨®leo de la que depend¨ªa antes, admite Diane, le dejaba dolores de cabeza y no le permit¨ªa concentrarse. ANA MU?OZ (UNICEF)