Navarra: la lengua y la fractura
El Plan Estrat¨¦gico del Euskera en Navarra es profundamente injusto
Durante una conferencia dictada en Pamplona por invitaci¨®n de Sociedad Civil Navarra, Fernando Savater condens¨® la compleja cuesti¨®n de la euskaldunizaci¨®n en una frase: ¡°Un idioma no puede salir a buscar hablantes¡±. Contraviniendo este saludable principio, el Gobierno de Navarra ha salido a cazar hablantes para el euskera. El arma elegida es un ¡°Plan Estrat¨¦gico de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica¡±, cuya versi¨®n inicial est¨¢ disponible online.
La lectura del documento sugiere que el encaje del euskera en la realidad navarra es un problema que, m¨¢s que de resolverse, est¨¢ en v¨ªas de enconarse y afectar a toda la sociedad en mayor o menor grado. Tal es la vocaci¨®n totalizadora e intervencionista de la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica que se nos viene encima; tal es la pulsi¨®n discriminadora que respira el proyecto.
Que el euskera es parte de la cultura de los navarros est¨¢ fuera de dudas, aunque lo sea en grados diversos seg¨²n de qu¨¦ zona de Navarra se trate. En muchos casos, dicha presencia es apenas un barniz superficial, un peaje social que se paga sin problemas para lubricar el sentido de pertenencia al grupo. As¨ª, son muchos los que cuentan con un pu?ado de palabras en euskera con las que abren, cierran o sazonan conversaciones construidas enteramente en castellano. Son los ¡°agurparlantes¡±, una categor¨ªa de ¡°vasco-balbucientes¡±, v¨ªctimas de una correcci¨®n pol¨ªtico-ling¨¹¨ªstica que presupone que quien usa el euskera, as¨ª sea en dosis homeop¨¢ticas, obtiene un plus de integraci¨®n social.
Sin embargo, la penetraci¨®n real del euskera es muy limitada. Si consideramos los porcentajes de uso del euskera en el hogar (all¨¢ donde no alcanzan ni la larga mano de la Administraci¨®n ni la del ¡°qu¨¦ dir¨¢n los de la cuadrilla¡±), los hablantes de euskera apenas rondan el 5%, aunque el grado de conocimiento competente de la lengua es superior. Definitivamente, el euskera en Navarra es una lengua globalmente minoritaria, con pujanza en la zona denominada vasc¨®fona y testimonial en la zona no vasc¨®fona.
?Justifica lo expuesto la elaboraci¨®n del Plan Estrat¨¦gico en los t¨¦rminos en que plantea?. En la primera p¨¢gina del texto se califica al euskera como ¡°lengua minorizada¡±. Aunque as¨ª haya sido en ciertos periodos de la Historia Moderna, ?sigue siendo este enfoque v¨¢lido en 2016?. Quien hoy en Navarra no habla vasco ?no lo hace porque no le dejan, porque no quiere, o porque simplemente no le ve mayor utilidad?. Es cierto que, hasta hace poco, el centro-derecha navarro ha considerado al euskera como una realidad ajena. Por otra parte, en Euskadi y Navarra tambi¨¦n es la lengua ¡°compa?era del Imperio¡±. Por encima de su funci¨®n comunicativa el euskera opera, desde tiempos de Sabino Arana, como punta de lanza de un proyecto pol¨ªtico, y por tanto aparece como un elemento potencialmente hostil. Es imaginable el euskera sin Euskalherria, pero no una Euskalherria sin euskera. Los equilibrios, como vemos son muchos y complejos.
Sea como sea, el Plan que se nos presenta descansa sobre el apriorismo de que el euskera es acreedor de una deuda hist¨®rica, que hay que saldar a toda costa y a toda prisa; una deuda que no queda claro de d¨®nde viene, ni hasta donde se pretende que llegue. Conviene recordar que en esto de las minorizaciones hay un tinte de victimismo, y como explica Tzvetan Todorov, detr¨¢s del estatus de v¨ªctima puede venir una generosa financiaci¨®n.
Para que la supuesta deuda con el euskera se salde, el Plan Estrat¨¦gico extiende una panoplia de propuestas que pr¨¢cticamente abarcan todo el espectro de la vida social, econ¨®mica, administrativa, educativa y familiar. Bajo el tramposo ep¨ªgrafe de discriminaci¨®n positiva se convierte la Administraci¨®n en un semillero de empleos para euskaldunes, y se dificulta la obtenci¨®n de fondos p¨²blicos y subvenciones a todas aquellas entidades y organizaciones que no cumplan los criterios ling¨¹¨ªsticos introducidos en los pliegos de adjudicaci¨®n o en los condicionados. Se generar¨¢ as¨ª un sistema parad¨®jico en que la mediocridad en euskera puede quedar por delante de la excelencia en castellano. Previendo ciertas resistencias, el plan invita a garantizar la estabilidad de medios de comunicaci¨®n y centros educativos en euskera. Lo que tradicionalmente se ha llamado cubrir las p¨¦rdidas de los afines con el dinero de todos.
En el campo educativo, adem¨¢s de la evidente necesidad del euskera si se quiere llegar a la tierra prometida del funcionariado, el Plan Estrat¨¦gico convierte a la Administraci¨®n en propagandista de la educaci¨®n en euskera, contraviniendo el m¨ªnimo principio de neutralidad y de respeto a la libertad de elecci¨®n del ciudadano. Se pretende adem¨¢s impulsar el uso del euskera en el hogar. ?De qu¨¦ manera se va a evaluar el cumplimiento de dicho objetivo?.?Se va a interrogar a los ni?os sobre lo que ocurre en su casa?. ?No tiene todo esto un tufillo a comisariado y a tiempos ya pasados?. Por suerte, entre tantas sombras, el Plan no carece de golpes de humor, porque es de risa ver a la Administraci¨®n Foral meti¨¦ndose a promover el euskera en la wikipedia, los videojuegos y las redes sociales.
Este es, grosso modo, el panorama que Navarra tiene por delante. No hemos entrado en las consideraciones econ¨®micas y financieras de lo expuesto, entre otros motivos porque el Gobierno se ha cuidado de dar cifra alguna, limit¨¢ndose a decir que ¡°para el euskera, lo que haga falta¡±, como si esto fuera una boda de tron¨ªo. Pero, aun siendo importante, el dinero es lo de menos.
Lo verdaderamente grave es que la introducci¨®n de un elemento de discriminaci¨®n, como es el conocimiento de una lengua de no f¨¢cil aprendizaje, genera desigualdad de oportunidades en perjuicio de una parte mayoritaria de la sociedad navarra. Es esto, la profunda injusticia del Plan Estrat¨¦gico del Euskera, lo que ensombrece el futuro.
Alfredo Arizmendi Ubanell es miembro de Sociedad Civil Navarra
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