?tica, econom¨ªa y empresa
La responsabilidad social empresarial puede ser una excelente herramienta de gesti¨®n y una buena medida de prudencia. Adem¨¢s responde a la ineludible exigencia de justicia, porque atender a los afectados es su raz¨®n de ser
En la nueva etapa en que se encuentra nuestro pa¨ªs es preciso abordar reformas pol¨ªticas, pero tambi¨¦n proponer actuaciones desde la sociedad civil en diversos campos, entre ellos, el econ¨®mico, atendiendo al marco global y local, sin caer en el autismo pol¨ªtico. Caracterizan nuestro tiempo una globalizaci¨®n asim¨¦trica, la crisis de refugiados pol¨ªticos e inmigrantes pobres, la financiarizaci¨®n de la econom¨ªa, la configuraci¨®n de un nuevo orden geopol¨ªtico multipolar, la persistencia de la pobreza y las desigualdades, el desaf¨ªo de las nuevas tecnolog¨ªas, la digitalizaci¨®n y el reto del desarrollo sostenible.
Ante este horizonte, cabe sugerir propuestas como las siguientes para articular una econom¨ªa ¨¦tica. Una econom¨ªa que, como dir¨ªa Sen, ayude a crear buenas sociedades.
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En primer lugar, erradicar la pobreza y reducir las desigualdades. Erradicar la pobreza es el primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y en esa tarea la contribuci¨®n de la econom¨ªa y las empresas es esencial. Si la econom¨ªa es la ciencia que trata de superar la escasez, tambi¨¦n tiene por meta eliminar la pobreza.
Afortunadamente, el pensamiento sobre la pobreza ha cambiado radicalmente, sobre todo en los dos ¨²ltimos siglos. Gr¨¢ficamente lo expone Ravallion mostrando el tr¨¢nsito de afirmaciones como la de Philippe Hecquet en 1740, ¡°Los pobres (¡) son como las sombras en un cuadro: proporcionan el contraste necesario¡±, al motto del Banco Mundial desde 1990, ¡°Nuestro sue?o es un mundo sin pobreza¡±.
Y ese mundo no es ut¨®pico porque sabemos que hoy la pobreza es evitable, pero tambi¨¦n porque eliminarla no es solo un modo de proteger a las sociedades frente a las externalidades negativas de la pobreza, sino sobre todo un derecho de las personas a una vida sin pobreza. Erradicar la pobreza no es s¨®lo una medida de protecci¨®n de los bien situados, sino de empoderamiento de los desfavorecidos. Es lo que exige la afirmaci¨®n kantiana, nuclear en la ¨¦tica c¨ªvica moderna, de que toda persona vale por s¨ª misma, tiene dignidad y no un simple precio.
Pero para empoderar a los pobres es necesario fomentar la igualdad de oportunidades. Por eso se ha dicho con raz¨®n que uno de los grandes retos, si no el mayor, consiste en reducir las desigualdades, porque son indeseables por s¨ª mismas y por la pobreza que generan. Seg¨²n los 700 expertos mundiales que participaron en la elaboraci¨®n del informe Global Risks 2014 en el Foro Econ¨®mico de Davos, la desigualdad es la cuesti¨®n que puede tener mayor impacto en la econom¨ªa mundial en la pr¨®xima d¨¦cada. Reducir la desigualdad importa tanto por su impacto en el crecimiento econ¨®mico como por equidad y justicia.
En segundo lugar, promover el pluralismo de modelos de empresa. Una econom¨ªa pluralista hace posible que act¨²en empresas convencionales, que buscan la rentabilidad como tarea prioritaria, pero tambi¨¦n entidades econ¨®micas que buscan satisfacer necesidades sociales y evitar la exclusi¨®n. Son, en palabras de Jos¨¦ ?ngel Moreno, ¡°semillas de econom¨ªa alternativa¡±, nuevos modelos de empresa, de consumo e inversi¨®n, en los que la actividad econ¨®mica es instrumental. Se proponen construir un mundo nuevo desde la actividad econ¨®mica.
El pluralismo permite satisfacer necesidades sociales y evitar la exclusi¨®n
Cuentan entre ellas las empresas de econom¨ªa social, las de emprendedurismo social, la Econom¨ªa del Bien Com¨²n, la colaborativa, los sistemas de producci¨®n e intercambio de dinero social, y las finanzas alternativas, que apuestan por la inversi¨®n social. Con todos los interrogantes que plantean algunos de estos modelos de empresa, es cierto que la econom¨ªa social y solidaria est¨¢ generando empleos y riqueza material, y es un lugar de encuentro entre el sector social y el econ¨®mico.
En tercer lugar, unir el poder de la econom¨ªa a los ideales universales, aprovechar los recursos para dar cuerpo a los valores de una ¨¦tica c¨ªvica transnacional, que debe formar parte de la actividad econ¨®mica y traducirse en buenas pr¨¢cticas.
Es preciso aceptar ofertas como la del Pacto Mundial de Naciones Unidas, que propuso en 1999 Kofi Annan con las siguientes palabras: ¡°Elijamos unir el poder de los mercados con la autoridad de los ideales universales. Elijamos reconciliar las fuerzas creadoras de la empresa privada con las necesidades de los menos aventajados y con las exigencias de las generaciones futuras¡±. En este camino se sit¨²an los objetivos de desarrollo sostenible y los principios rectores ¡°proteger, respetar, remediar¡±, que propuso Ruggie, siendo Representante del Secretario General de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Atendiendo a estos principios, las empresas deben respetar los derechos humanos, remediar las intervenciones injustas, e incluso promover la reforma de legislaciones deficientes, vali¨¦ndose de su influencia y convirti¨¦ndose en agentes de justicia.
En cuarto lugar, asumir la responsabilidad social como una cuesti¨®n de justicia y de prudencia. A pesar de las cr¨ªticas muy justificadas que ha recibido la responsabilidad social empresarial (RSE) por convertirse demasiado a menudo en un producto cosm¨¦tico, puede ayudar a crear buenas empresas y buenas sociedades si se entiende como el intento de satisfacer las expectativas leg¨ªtimas de todos los afectados. Puede ser entonces una excelente herramienta de gesti¨®n, ¨®ptimamente orientada; una buena medida de prudencia, porque convierte a los afectados en aliados en juegos de suma positiva; y es una ineludible exigencia de justicia, porque atender a los afectados es su raz¨®n de ser.
Considerar el inter¨¦s propio como ¨²nico motor del mundo econ¨®mico es suicida
Y por ¨²ltimo, cultivar las distintas motivaciones de la racionalidad econ¨®mica. Suele entenderse que el propio inter¨¦s es el motor del mundo econ¨®mico, atendiendo al c¨¦lebre texto de Smith sobre la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero. Pero actuar s¨®lo por el autointer¨¦s es suicida, son tambi¨¦n esenciales la reciprocidad y la cooperaci¨®n, la capacidad de sellar contratos y cumplirlos, generando instituciones s¨®lidas. Cuentan, pues, tambi¨¦n la capacidad de reciprocar, la simpat¨ªa (la capacidad de sufrir con otros poni¨¦ndose en su lugar) y el compromiso c¨ªvico dentro del marco de un Estado justo.
Promover el pluralismo de las motivaciones en la actividad econ¨®mica supone fortalecer la econom¨ªa desde sus propios principios. Pero si desea ser realmente innovadora, puede recurrir tambi¨¦n a esas razones del coraz¨®n que la raz¨®n geom¨¦trica no conoce, a la raz¨®n compasiva, capaz de aunar inter¨¦s propio, simpat¨ªa y compromiso. Capaz de asumir la perspectiva de los que sufren y de comprometerse con ellos.
Adela Cortina es catedr¨¢tica de ?tica y Filosof¨ªa Pol¨ªtica de la Universidad de Valencia, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Pol¨ªticas, y Directora de la Fundaci¨®n ?TNOR.
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