El holand¨¦s errante
Si Aznar quiere ver su tiempo reflejado en la ficci¨®n tendr¨¢ que esperar un rato
Mi marido ha venido a pasar las fiestas en Miami. Y le ha encantado mi arbolito de Navidad. ?Por fin una buena noticia! Los adornos incluyen unos Elvis Presley con distintos trajes, una princesa Disney y bolas de cristal de 99 c¨¦ntimos de d¨®lar comprados en esos bazares con farmacia que dominan Estados Unidos, como Wallgreens, CVS y WalMart, donde as¨ª como te compras estos adornitos tambi¨¦n puedes adquirir un jarabe o un rifle.
Es la primera vez que no celebramos las Navidades en Espa?a. Y con el turr¨®n ha llegado la noticia de que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar renuncia a la presidencia de honor del partido que lo llev¨® al gobierno. La verdad, me he quedado de piedra, tan duro como ese turr¨®n. Pero me lo tem¨ªa desde este verano, cuando las revistas del coraz¨®n no publicaron ninguna fotograf¨ªa suya en ba?ador. Me lo call¨¦ porque pens¨¦ que me hac¨ªa quedar nost¨¢lgico recordar esa ¨¦poca en la que Kyril de Bulgaria y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar compet¨ªan por qui¨¦n luc¨ªa m¨¢s pulseritas y abdominales.
La verdad es que Aznar ha estado enfurru?ado, quiz¨¢s porque las cosas no le sal¨ªan como ¨¦l quer¨ªa. Amigos en com¨²n me han dicho que cada vez que aparece una fotograf¨ªa de Francisco Correa saludando en la boda de su hija Ana, pierde masa muscular. Debe de ser duro que una boda que planeaste con tanto mimo y seguridad de Estado termine siendo el retrato de tu gesti¨®n presidencial. Y que sea una de las pocas bodas de ese nivelazo que culmin¨® con tantos invitados en la c¨¢rcel.
Por eso, a m¨ª lo que me ha ¡°movido¡±, como dir¨ªa Kate del Castillo, es que, unos d¨ªas antes de enviar su renuncia, Aznar acudi¨® a una representaci¨®n de El holand¨¦s errante en el Teatro Real. Se trata de una ¨®pera un poquito m¨¢s popular que otras de Wagner, concebida en una ¨¦poca de penurias del compositor y durante un tormentoso viaje en barco desde Riga a Londres. Es la historia de un capit¨¢n que vendi¨® su alma a Satan¨¢s y est¨¢ condenado a navegar errante hasta que un verdadero amor lo libere. Musicalmente es muy celebrada porque introduce el leitmotiv, ese tema central y recurrente que persigue y define a los protagonistas. Es posible que Aznar sienta que esta ¨®pera le toca o le acaricia. Que ¨¦l tambi¨¦n yerra y busca que una redenci¨®n lo salve y haga olvidar esas otras cosas que siempre le recordamos, como la guerra de Irak, Rodrigo Rato o el nombramiento de su sucesor como si estuvi¨¦ramos en los tiempos del Rey Arturo.
Mientras Jos¨¦ Mar¨ªa se aleja, Raphael y Raffaella regresan a televisi¨®n. Aznar podr¨ªa reunirse con ellos y preguntarles el secreto de su permanencia. A m¨ª me lo cont¨® el propio Raphael en una entrevista. ¡°Tienes que saber estar en la primera fila. Pero tambi¨¦n en la segunda. Y en la tercera. Pero no m¨¢s atr¨¢s¡±. Carr¨¤, por su parte, me ense?¨® su truco: ¡°Ensayarlo todo. D¨®nde me voy a sentar, c¨®mo me voy a levantar, cu¨¢ndo sujeto el micr¨®fono¡±. Parecen cosas balad¨ªes pero pueden explicar que Rafaeella Carr¨¤ anuncie su retiro sin nombrar sucesora.
Viendo el ¨²ltimo cap¨ªtulo de Velvet confirm¨¦ que otro secreto para el ¨¦xito de nuestra ficci¨®n es que suceda en el pasado. Por eso, sospecho que si Aznar quiere ver su tiempo reflejado en la ficci¨®n tendr¨¢ que esperar un rato. Aunque mucha de la ficci¨®n nos lleva hacia atr¨¢s, todo tiene su final y Velvet se acab¨® con una sensaci¨®n temible en el aire: ?Qui¨¦n podr¨¢ sucederle?
Suceder a alguien no es tan f¨¢cil. Hay gente insustituible, como Zsa Zsa Gabor, que era famosa por su fama, la precursora de Kim Kardashian. A su manera, tambi¨¦n err¨® buscando siempre que el amor la salvara y redimiera. Se cas¨® nueve veces, con el heredero de los hoteles Hilton (que tambi¨¦n se cas¨® con Elizabeth Taylor, que rivalizaba con Zsa Zsa en matrimonios) y tambi¨¦n con el inventor de la mu?eca Barbie, quien bromeaba con que la inspiradora de la c¨¦lebre mu?eca no fue Zsa Zsa, sino su hermana Eva. Zsa Zsa ten¨ªa un don irrepetible: disparaba titulares como nadie. ¡°Nunca he odiado a un hombre lo suficiente como para devolverle sus diamantes¡±. Zsa Zsa nunca habr¨ªa acreditado a Kardashian como su sucesora, intu¨ªa que en el momento en que lo haces comienzas a parecerte al holand¨¦s errante.
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