La prensa: estado de la cuesti¨®n
Nunca probablemente hab¨ªa reinado en el p¨²blico un volumen parecido de cr¨ªtica a los medios
?Ser¨¢n estos ¡ªcomo arranca Dickens su Historia de Dos Ciudades¡ª, los mejores o los peores tiempos que el mundo ha conocido, en este caso para la pr¨¢ctica y desarrollo del periodismo profesional? El parteaguas es la irrupci¨®n de Internet en nuestras vidas. Aunque algunos nos resistimos al bautismo f¨¢cil, a hablar de un nuevo periodismo digital, y sostenemos que el periodismo sigue siendo uno y nunca trino, ser¨ªa absurdo negar que vivimos un antes y un despu¨¦s.
Pero lo primero es lo primero. El planeta se siente mal consigo mismo. Como ha escrito en este peri¨®dico Francisco G. Basterra, hay "una globalizaci¨®n del descontento" que lo abarca todo: el yihadismo terrorista rampante en Europa y de forma mucho m¨¢s sangrienta ¡ªBoko Haram¡ª en ?frica; la deliberada impotencia de Occidente para combatirlo en tierra sirio-iraqu¨ª; el surgimiento de soluciones mir¨ªficas en forma de partidos de una extrema derecha antieuropea; la devastadora violencia ciudadana y corrupci¨®n en Am¨¦rica Latina; una extravagancia con interrogante a punto de tomar la Casa Blanca; los dolores de parto de una nueva geopol¨ªtica: China que intenta, siglos despu¨¦s, volver a ser "el imperio del centro", y Rusia que no se hab¨ªa ido nunca del todo.
Y el periodismo no pod¨ªa permanecer ajeno a semejantes convulsiones. Nunca probablemente hab¨ªa reinado en el p¨²blico un volumen parecido de cr¨ªtica a los medios de comunicaci¨®n, como puede apreciarse en el m¨¢s somero recorrido por las redes; nunca tantos ciudadanos hab¨ªan considerado a los periodistas, as¨ª en bloque, vendidos, la voz de su amo y siempre de un mal amo, tramposos, limosneros a costa de lo que ahora se llama "tr¨¢fico en las redes", para generar una publicidad que es hoy bien escas¨ªsimo.
Pero lo que ha ocurrido no es un misterio. La transmisi¨®n de la informaci¨®n, y mejor se dir¨ªa simplemente "comunicaci¨®n", por la v¨ªa digital, instant¨¢nea, global, en muchos casos gratuita o con grandes facilidades de pago, ha asestado un golpe de incalculables consecuencias a la prensa de papel, que ha reducido p¨¢ginas, redacciones, circunvalaciones del globo terr¨¢queo, en resumen, presencia social, sin que las webs, tanto de peri¨®dico cl¨¢sico como autoc¨¦falas o ¨²nicamente digitales, ocupen la totalidad de ese espacio hist¨®rico.
Y ante esta "gehenna de fuego", como dec¨ªan las Sagradas Escrituras, se delinean dos escuelas de pensamiento. La gran periodista centroamericana, Giannina Segnini, fuerte de su conocimiento de las inmensas posibilidades de desarrollo del universo digital, sostiene, imp¨¢vida, que este es el mejor momento de la historia para hacer periodismo, que esto es un empezar de nuevo pero con las mejores perspectivas posibles. La proliferaci¨®n de lo que se llama a s¨ª misma "prensa alternativa" o independiente, como una guerrilla de la profesi¨®n, dicen algunos que es el futuro. Y no solo en lo tocante a la digitalizaci¨®n, a la que se apuntan con atrevido neologismo los autodenominados "nativos digitales", sino para el periodismo de siempre. Si hemos de dar cr¨¦dito a Marty Baron, director del Washington Post, la reconquista, bien que tras recibir el peri¨®dico una formidable inyecci¨®n de capital, ha comenzado, como podr¨ªa probar el recent¨ªsimo anuncio de que va a contratar a 60 periodistas en los pr¨®ximos meses. Alabado sea el Se?or.
La segunda escuela, m¨¢s difusa, nada euforizante, pero no incompatible con la anterior, parte de la base de que el peri¨®dico a v¨¦cu, ha dejado de ser el veh¨ªculo fundamental del torrente informativo en el que se trata de seguir a flote. Y hace de las redes, escritas, multimedia, audiovisuales, las pistas de despegue de la informaci¨®n, con la idea de que las webs est¨¦n un d¨ªa en condiciones de sufragar la operaci¨®n papel, siquiera sea relativamente modesta. Un homenaje a un tiempo pasado que no volver¨¢. Y hasta aqu¨ª la doble visi¨®n de Dickens de los tiempos, juvenilmente supremos o cautamente catastr¨®ficos, de la Revoluci¨®n Francesa; la de un futuro que est¨¢ a¨²n por publicar.
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