La inspiraci¨®n alemana
Alentar las denuncias an¨®nimas, como se promueve en Berl¨ªn, puede ser una buena estrategia para detectar abusos en los servicios financieros
Conseguir que las entidades bancarias devuelvan el dinero que, seg¨²n los tribunales europeos, han venido cobrando de m¨¢s a sus clientes durante a?os est¨¢ siendo una aut¨¦ntica odisea. No es que se nieguen a cumplir las sentencias, por supuesto, sino que utilizan mecanismos agotadores, estrategias dilatorias, y consiguen prolongar los procedimientos durante tanto tiempo que parecen diluirse en la nada. La idea es no devolver de oficio ni un euro, considerar cada caso ¨²nico y obligar a cada cliente que se considere perjudicado a acudir, uno a uno, a los tribunales espa?oles, aunque eso suponga enterrarlos en expedientes.
La capacidad de los organismos p¨²blicos encargados de controlar esas entidades, o incluso del Gobierno, para impedir esos mecanismos es min¨²scula, caso de existir. Los argumentos del sector bancario tendr¨¢n, es de suponer, base jur¨ªdica, pero, desde el punto de vista de la l¨®gica, son bastante peregrinos, como si alguien que hubiera obtenido un dinero ileg¨ªtimamente explicara a quien se lo quit¨® que lo siente, que comprende que actu¨® incorrectamente, pero que este no es el momento adecuado para devolv¨¦rselo. Me viene mal, compr¨¦ndalo. Vuelva dentro de unos a?os, a ver si puedo arreglarlo.
No es un problema exclusivamente espa?ol. En todo el mundo se aprecia que la desregulaci¨®n de los a?os 80 ha provocado peque?os agujeros por los que los derechos de los clientes de los servicios financieros se han ido escurriendo, al tiempo que se abr¨ªan ventanales por donde circulaban enormes cantidades de dinero opaco, de dudosa procedencia. ?C¨®mo saber qu¨¦ ocurre dentro de esas entidades, qu¨¦ pr¨¢cticas dudosas se est¨¢n poniendo de nuevo en marcha, dado que los controles formales no han sido capaces de detectarlas en el pasado?
La desregulaci¨®n de los a?os 80 ha provocado peque?os agujeros por los que los derechos de los clientes de los servicios financieros se han ido escurriendo
Parece que, finalmente, la mejor estrategia es alentar las denuncias internas. Alentar y proteger a los empleados de esas entidades para que denuncien an¨®nimamente aquello que les parezca incorrecto. En EE UU es una pr¨¢ctica habitual ofrecer protecci¨®n, anonimato, e incluso dinero, a cambio de informaci¨®n, pero en Europa ha estado muy mal visto. El whistleblower americano es un informante. El europeo, un delator o sopl¨®n. Hasta ahora, porque la Autoridad Federal de Supervisi¨®n Financiera (BaFin) de Alemania acaba de decidir que quiere denunciantes an¨®nimos y ha creado para ellos un portal en Internet donde se garantiza su anonimato. La BaFin conf¨ªa en que los trabajadores del sector se animen as¨ª a denunciar los casos de lavado de dinero, corrupci¨®n o malas pr¨¢cticas, y permitan a los supervisores atajar m¨¢s r¨¢pidamente el desmadre ochentero.
Seg¨²n informa la Deutsche Welle, es la primera vez que la palabra whistleblower aparece en los papeles del Gobierno alem¨¢n. Observar¨¢n que es muy importante decidir c¨®mo se traduce esa expresi¨®n inglesa, utilizada internacionalmente. Whistleblower puede convertirse, y de hecho se convierte en la mayor¨ªa de las veces, en algo repulsivo, ¡°delator¡±, ¡°sopl¨®n¡± o ¡°chivato¡±. Pero tambi¨¦n puede traducirse por ¡°denunciante¡±, algo mucho menos indigno; incluso, muy respetable, porque ¡°denunciar¡± significa dar parte a la autoridad de un da?o, declarar p¨²blicamente el estado ilegal o injusto de algo. As¨ª que la BaFin no pide soplones, sino buenos ciudadanos.
Parece que este primer paso de la BaFin tendr¨¢ que ser seguido de otros, porque seg¨²n la DW, las ONG especializadas creen que la protecci¨®n que se ofrece a esos trabajadores es a¨²n insuficiente y que lo mejor ser¨ªa copiar las normas estadounidenses. Son esas leyes federales norteamericanas las que han permitido, por ejemplo, averiguar las malas pr¨¢cticas financieras del Deutsche Bank y obligarle a desembolsar 6.900 millones de euros. O las que lograron echar mano a los documentos que demostraban el fraude de Volkswagen. Dado lo que nos fijamos en Alemania para tantas cosas, ?no ser¨ªa la BaFin una buena inspiraci¨®n?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.