Atender a las familias de los militares
El ministerio de Defensa debe entender que se trata de una prioridad que no puede estar sujeta a la improvisaci¨®n
El dictamen del Consejo de Estado sobre el accidente del Yak-42 ha puesto de relieve una situaci¨®n que, sin duda, ha de tener consecuencias pol¨ªticas ineludibles, que ser¨¢n valoradas y determinadas en sede parlamentaria en pr¨®ximas convocatorias. A la p¨¦sima gesti¨®n de la crisis y la m¨¢s lamentable gesti¨®n de los transportes de los militares que enviamos a misiones fuera de Espa?a, se a?ade la carencia de mecanismos solventes de atenci¨®n a las familias.
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El ministerio de Defensa y sus m¨¢ximos responsables, no han sabido o querido entender que la atenci¨®n a las familias de los militares ha de ser una prioridad. Como tal hay que abordarla y tratarla. Sin embargo, la relaci¨®n con las familias se ha limitado en el mejor de los casos, a un acercamiento puntual, siempre ligado a los momentos de mayor incidencia medi¨¢tica. Las familias eran atendidas, en muchas ocasiones en los primeros momentos, para trasladar una imagen conveniente, a la que no se segu¨ªa ninguna acci¨®n posterior de acompa?amiento, reconocimiento y apoyo o de esclarecimiento de los hechos. En algunos casos?¡ªy el del Yak-42 lo es¡ª incluso se demonizaba toda opini¨®n o actuaci¨®n de los familiares si era de car¨¢cter cr¨ªtico o discrepante de la explicaci¨®n oficial de lo sucedido. Recuerdo en este sentido, lo acontecido en relaci¨®n con el fallecimiento de 17 militares espa?oles en Afganist¨¢n, o el caso del fallecimiento de otros dos militares espa?oles y dos alemanes en Bosnia. El trato a las familias fue verdaderamente lamentable.
En los ¨²ltimos tiempos, tenemos el ejemplo del comportamiento del Ministerio de Defensa en relaci¨®n con la muerte del cabo Soria. El d¨ªa 28 de enero se cumplir¨¢n dos a?os, sin que la causa penal avance como consecuencia de la falta de informaci¨®n de Israel y la postura del Gobierno espa?ol, que consider¨® que satisfecha la indemnizaci¨®n, no hab¨ªa m¨¢s responsabilidades que exigir a los autores de ese grav¨ªsimo hecho que se llev¨® por delante la vida de un joven militar espa?ol.
Todos estos casos, como tambi¨¦n en el asunto del Yak-42, ponen de manifiesto que a los que gobiernan en cada momento, atender a las familias les incomoda y les complica su acci¨®n pol¨ªtica. Adem¨¢s, en muchas ocasiones los mandos militares tampoco est¨¢n a la altura. No han entendido que la atenci¨®n a las familias ha de ser cercana, personal, directa y personalizada. Adem¨¢s, ha de prolongarse en el tiempo todo lo que sea necesario.
Cospedal tiene una magn¨ªfica oportunidad para crear un ¨®rgano central, dotado de presupuesto y servido por profesionales especializados, centrado en este servicio
Algunos intentos de paliar estas situaciones han sido verdaderamente insuficientes y sobre todo ineficaces. Carme Chac¨®n cre¨® la Unidad de apoyo a heridos y familiares de fallecidos en acto de servicio de las Fuerzas Armadas, en el a?o 2010. Pero ni su nivel org¨¢nico ni las funciones que le fueron asignadas pueden colmar las necesidades de las familias de los militares heridos o fallecidos por circunstancias del servicio o en zona de operaciones. La orden ministerial, loable en su creaci¨®n, se convirti¨® en una declaraci¨®n de intenciones que no ten¨ªa en consideraci¨®n que muchos de los apoyos que precisan las familias inciden de forma directa en competencias de las comunidades aut¨®nomas, incluso en aspectos de gesti¨®n municipal. Por otra parte, la iniciativa naci¨® lastrada por el hecho que se difer¨ªan las acciones a los ¨®rganos designados por los ej¨¦rcitos, o lo que es lo mismo, no establec¨ªa mecanismos reales de seguimiento y de control de los procesos de toda ¨ªndole, derivados de este tipo de situaciones traum¨¢ticas para las familias.
Ya es una cuesti¨®n enquistada que los recursos de apoyo a las familias de los militares est¨¦n dispersos y se deriven a cada ej¨¦rcito.
Cospedal tiene una magn¨ªfica oportunidad para abordar, de una vez por todas, la creaci¨®n de un ¨®rgano central de suficiente nivel org¨¢nico, dotado de presupuesto y servido por profesionales especializados ¡ªcon o sin uniforme¡ª que aglutinen todas las medidas de apoyo a las familias de los militares. Un ¨®rgano que no dependa de los ej¨¦rcitos, un ¨®rgano que dote a las delegaciones y subdelegaciones de Defensa, de equipos de atenci¨®n directa a las familias, en perfecta coordinaci¨®n con el ministerio de Defensa, los ej¨¦rcitos y con los ¨®rganos auton¨®micos y locales, en los que puedan radicar las competencias espec¨ªficas y los servicios de empleo, vivienda, educaci¨®n, servicios sociales, familia y sanitarios.
Eso s¨ª, no se trata de crear una nueva unidad militar, ni de mantener la exigua atenci¨®n a las familias como si de una acci¨®n militar m¨¢s se tratase. De lo que se trata es de dignidad y de personas. Y en esto no hay atajos, no cabe equivocarse porque lo que est¨¢ en juego es la vida de las familias de los que han dado la suya por su pa¨ªs.
Mariano Casado es miembro del Observatorio de la Vida Militar, dependiente de las Cortes Generales, y adjunto a la secretar¨ªa general de AUME (Asociaci¨®n Unificada de Militares Espa?oles).
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