Mal uso de la tecnolog¨ªa

Yo, que he labrado la tierra con arado romano y segado a hoz y guada?a; yo, que he vivido mi ni?ez y adolescencia de forma rudimentaria y austera, tengo en alta estima el progreso que he ido experimentado en mi trayectoria vital. Nunca he dejado de sorprenderme y maravillarme ante los avances tecnol¨®gicos y cient¨ªficos de los que he sido testigo. Ahora bien, dicho lo anterior, no puedo evitar sentir una gran decepci¨®n por el mal uso que, en ocasiones, hacemos de esas posibilidades tecnol¨®gicas. Prescindiendo del puro y duro negocio que parece gobernar por entero nuestras vidas, me cuesta entender, por ejemplo, que ante la falta de precipitaciones, se intenten mantener abiertas varias pistas de esqu¨ª a base de producci¨®n de nieve artificial o mediante el transporte de nieve con camiones y helic¨®pteros. Me entristece pensar que, para satisfacer los caprichos de determinados clientes con posibles pecuniarios, se recurra a m¨¦todos tan artificiales y excesivos como contaminantes. Y, lamentablemente, este es solo un ejemplo m¨¢s de tantas y tantas acciones perjudiciales que estamos llevamos a cabo para satisfacer nuestros innumerables y veleidosos deseos.¡ª Pedro Serrano. Valladolid.